Epílogo

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El sonar de las campanas lo hacia poner más nervioso de lo que estaba, se encontraba demasiado neurótico, más de una vez caía con todo a la acera, corría casi a los saltos en un intento de llegar antes y de no ensuciar su ropa, iba vestido todo blanco, y su cabello, este ya ni arreglado estaba, había regresado a estar a como lo tenía usualmente, pero no podían culparlo a él,  a quien deberían culpar era a Becky quien se negó a dejarlo irse con el sacó rasgado, y en cuanto ella terminó no le dio tiempo de decir algo que ya había salido corriendo desesperado hacia la capilla, ¡¿Porque tiene que estar tan alejada la capilla de la mansión?! Pensaba al correr, ya iba llegando tarde, demasiado, por suerte ya había llegado al pueblo, pero se había perdido y jura por Dios que ya había pasado por lo menos tres veces por el Sexshop. Cayó al suelo al chocar con una persona, cayendo en un pequeño charco de agua, y ahora si, todo iba de mal para peor, este día se suponía que debía de ser el día más feliz de su vida y está comenzando a ser el más caótico.

Se levantó con pesar, sacudiendo su ropa en un intento de quitar lo sucio, pero esa acción no hizo más que empeorar todo. Estaba al borde de la histeria, enojado pateo una piedra, y se sentó rendido en el suelo-Me cagó en todo, ¿y ahora como llegó? Estoy perdido y hecho un asco, Brahmsy me va a matar-murmuro horrizado, no era nada lindo ver la pelinegro enojado, o si no pregúntenle a Cole- ¡Es mi fin!

Se fijo en sus prendas, que antes eran blancas ahora estaban manchadas de lodo y húmedas, en su cabello desordenado, parecía un nido de ratas. Estaba hecho un desastre.

- ¡Ay, Noah! -escucho aquella voz tan chillona y familiar, al levantar la mirada se tipo con Becky quien estaba igual de desastrosa que él, tal vez un poco menos-Levanta el culo de ahí y vamos a la capilla que está aquí cerca.

De nuevo las esperanzas regresaron al pecoso, quien de un salto de levantó y estando a lado de la chica, salieron ambos corriendo hasta la capilla, en la cual, el novio se encontraba muriéndose de los nervios, ya le había preguntado un millar de veces al pobre de Wade en donde estaba el pecoso, pero sin exito, nadie sabía en donde se encontraba aquel chico, algunos incluso decían que se había fugado, aunque eso no fuera muy posible que sucediera, pero de pronto sucedió el milagro, bueno, no apareció el novio, más bien la dama de honor quien llamo a Leonore y ella llamo a Ramona, yendo ambas a ver que quería la de habla hispana, la siguieron, dejando en duda al resto de invitados. Del otro lado de la puerta, en el pasillo se hallaba Noah, intentando arreglar su cabello, ambas mujeres ahogaron un grito al verlo en tan deprobable estado, rápido ambas se acercaron y lo sujetaron, y en un intento de hacerlo ver presentable, se deshicieron del sacó el cual ya estaba desecho.

Pronto, incluso el padre del chico había salido a socorrerlo, intentado que se viera lo más presentable posible, le cambiaron su corbata por otra, una color rojo vivo, que no hacia más resaltar lo sucio que estaba su camisa. Ya harto de todo eso, se alejó de ellos, cogió un pequeño ramo de flores que había en un florero y entró, siendo centro de atención al instante.

El Heelshire al principio se molestó por ver el estado en el que aparecía su chico, pero rápidamente borró aquel enojo de sus sistema al ver como el menor llevaba puesta la mejor de las sonrisas, y eso lo llenaba de dicha, no importaba si estaba hecho todo un desastre, si esa sonrisa permanecía era feliz, sea o no un desastre, era su desastre ya lo había dicho antes.

Lo tomo de la mano al momento en el que llegó a su lado, y una sonrisa ladina surgió en sus labios al sentir el tacto suave y frío del chico en sus manos; el cura sin más remedio, comenzó con la ceremonia, pero Brahms no escuchaba nada de lo que decía, su atención estaba en el chico a su lado, estaba demasiado feliz, hace un año no se hubiera imaginado que se casaría, pero verlo ahora, estando casándose con la persona que le hizo un cambio a su vida, la persona más maravillosa que había conocido, ese era su Noah, y cuando aquella noche hacia dos meses le propuso matrimonio, jamás dudo que le diría que no, tenía la esperanza de que su chico aceptará, de no ser así no se imagina lo que pudiera haber hecho, tal vez, algo de lo que se arrepentiriá toda su vida.

-... La pareja me insistió que ellos mismos dirían sus votos, así que, señor Heelshire-la voz profunda del cura lo sacó de sus pensamientos-Sus votos.

Una mueca de disgusto se dibujó en los labios del menor que pudo apreciar a la perfección la cara de desentendido que poseía el Heelshire, y ahora su cabeza era un completo caos, no lograba recordar sus votos, aquella mañana se los sabía al derecho y al revés, y ahora parecía que ni se acordaba como iniciaban.

Y entonces cruzó miradas con su chico, y al igual que aquella noche, las palabras sólo fluyeron de su boca.

-Mi lindo y pequeño Noah-murmuro con dulcedad, repitiendo las mismas palabras de la noche en la que todo cambio-Siendo sincero no hay palabras que describan como me siento en este instante; desde el momento en el que te vi, supe que ya nada sería como antes, tu cambiaste mi mundo... Tu eres mi mundo, y ahora estoy aquí parado junto a ti y te pido que seas mi esposo.

-Brahms, a mi-dijo interrumpiendo su hablar-, no me importaría comprometerme contigo en todas mis vidas pasadas y futuras, porque te amo.

-Y yo a ti.

Los anillos fueron colocados en el dedo correspondiente, y sin dar tiempo para que el cura los declarada una pareja oficial, ambos se unieron en un beso profundo. Porque eso era lo que importaba, no si ambos eran un desastre, junto eran uno más grande, pero aún así siempre el amor estuvo presente aunque al principio ninguno se dio cuenta, en el fondo lo sabían y siempre ambos estuvieron destinados a esta unión.


























































































































































































Fin






















































































































































































































































































¿O no?

¿Niñero? ᴮʳᵃʰᵐˢ ᴴᵉᵉˡˢʰⁱʳᵉ Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora