Capítulo 20

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¿Su mujer? Fueron las palabras que gritó el hombre con furia cuando me oyó responder el teléfono de Cass.

No paso desapercibido el tono posesivo con el que lo ha mencionado y eso me tiene intrigado. Tengo que averiguar qué es lo que está pasando entre ellos cuanto antes. Voy a ir a su casa con el pretexto de devolver su celular y averiguaré todo sobre la vida de esa encantadora mujer. Porque ella me interesa y, si tengo la más mínima oportunidad de tener algo con ella, no voy a escatimar ningún esfuerzo para lograrlo y voy a poner todo en el juego para lograr mi objetivo.

Tomo las llaves de mi moto y mi chaqueta de cuero negra, y luego me dirijo al estacionamiento privado que está ubicado cerca del muelle.

Al llegar, activo el control remoto que abre la puerta de la cochera y de inmediato se devela mi maravillosa colección de cinco motocicletas. Heredé de mi padre su pasión por las motos. Subí por primera vez a una moto cuando tenía tan solo tres años, era un regalo para mis hermanos mayores. Así que decidí cambiar la bici por una moto para no tener que dar pedales. Fue así, como bajo la figura de grandes corredores como Alex Barro, me convertí en piloto de MotoGP.

Me decido por una Harley negra, que es mi favorita, y subo a ella para dirigirme de inmediato en busca de Cassidy.

Quince minutos después estoy estacionando frente a su casa. Tengo grandes expectativas de este día. Voy a convencerla de que suba a mi moto para pasar el mayor tiempo a su lado y llevarla a dar un paseo por la costa.

Toco la puerta y me recibe una chica pelirroja de unos intensos ojos verdes y de profunda mirada inquisitiva.

—Buenos días... ¿Se encuentra Cassidy?

—Tal vez... ¿Puedo saber quién eres tú? —¡Vaya! Es una chica protectora.

—Soy, Bruno Carvalho —extiendo mi mano—, un amigo de Cassidy. —Me observa durante unos segundos con intensidad e intriga, hasta que finalmente extiende su mano.

—Hola, mucho gusto, soy la compañera de Cassidy, Samantha Thompson. Encantado de conocerte. Por favor, pasa y siéntate, voy por ella.

La chica se retira para ir en su búsqueda, cuando de repente una muy soñolienta Cassidy sale de una habitación, que supongo que es la cocina, sorbiendo de una gran taza alguna bebida caliente.

No puedo evitar que mis ojos recorran atrevidamente a la hermosa mujer que aún no se ha percatado de mi presencia. Lleva puesta una bata corta que apenas llega a la mitad de sus formidables muslos, casi transparente, a través de la cual puedo vislumbrar unas hermosas y sugerentes curvas bajo un seductor juego de lencería negra. ¡Joder! Siento mi pene endurecer. Se me escapa una especie de gruñido involuntario, por lo que ella mira en mi dirección, percatándose de inmediato de mi presencia. Grita y deja caer la taza de la impresión, haciéndose esta añicos al impactar contra el piso.

Reacciono en fracciones de segundo, arrodillándome frente a ella para recoger los trozos de vidrio y evitar que así se pueda lastimar sus pies descalzos. Siento la proximidad de su cuerpo —ella permanece sin moverse, en el mismo lugar—, deseo extender mi mano y tocar sus largas y contorneadas piernas con la punta de mis dedos. Recorrerlas despacio y subir hasta meterlas bajo su bata, llegar a sus nalgas y acariciarlas suavemente.

Salgo de mi ensoñación cuando alguien a mi espalda aclara su garganta sutilmente.

—Te estaba buscando, Cass, pero ya veo que tu amigo te encontró primero —dice en tono perspicaz—. Ya nos vamos, no nos esperes despierta, Jean y yo vamos al otro lado de la costa.

Instantes después, un chico sale de una de las habitaciones y se acerca a la pelirroja.

—Nena... ¿nos podemos ir? Vamos a llegar tarde y perderemos la embarcación —le dice con apuro.

Pasaje a la pasionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora