Capítulo 6

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Por fin la deuda ha quedado saldada. El maldito hijo de puta nunca lo vio venir. Ver su cara incrédula y aterrorizada fue la mejor sensación de victoria que jamás pude disfrutar. Hace treinta años que ese malnacido estafó y robó a mi padre, dejándolo a él y a nuestra familia casi en la ruina. Pero pudo recuperarse del golpe gracias a la ayuda de buenos hombres; uno de ellos, Anderson Sutton, un viejo y fiel amigo de mi padre, al cual no tenemos cómo pagarle por haberlo ayudado en aquel momento, cuando más lo necesitó.

—Jeremy Blackwood, qué sorpresa recibir una llamada tuya... ¿Cómo están las cosas por allí? —pregunta—. ¿Cómo está tu padre?

—Anderson Sutton... es un grato placer para mí hablar con un viejo amigo de mi padre, sobre todo uno que fue su salvación cuando más lo necesitó.

—Tu padre no tiene nada que agradecerme, él es mi amigo y sé que, si me encontrara en similares circunstancias, también lo hubiera hecho por mí. —Eso sin duda.

—No lo dudes Sutton, así como somos grandes adversarios, también somos amigos incondicionales y no dudes que cuentas con nuestra familia para lo que sea; cuando nos necesites, nos tendrás allí sin condiciones.

—Lo sé, hijo, estoy completamente seguro de ello.

—Y dime... ¿A qué se debe tu llamada?, dime en qué puedo ayudarte.

—¿Recuerdas aquel problema que tuvo mi padre con el Paladium Resort?

—Cómo olvidarlo... Si precisamente ese hotel fue el motivo por el cual le tendí la mano a tu padre en aquella lamentable oportunidad.

—Precisamente esa es la causa de mi llamada —digo sin más demora.

—¿A qué te refieres, hijo? ¿Acaso tienen un nuevo problema relacionado con ese hotel? —expresa con preocupación.

—No, para nada, Sutton... el asunto es otro.

—Explícate, hijo, me tienes expectante.

—Acabo de recuperar el hotel que fue de mi padre. —Se queda en silencio esperando más información—. Me he enterado de que estaba siendo subastado por falta de pago e hice una llamada a un viejo amigo del banco, le propuse una oferta que no podría rechazar bajo ninguna circunstancia... y ahora es mío.

—Me dejas sin palabras, Jeremy... no sé qué decir, pero obviamente es una buena noticia.

—Por supuesto que lo es, sobre todo para mi padre —digo con orgullo.

—Sé que así lo es. El más que nadie amaba ese hotel, fue el primero que lo compró. Todos sus esfuerzos y esperanzas fueron invertidos en ese hotel para que luego el maldito bastardo, que se hizo llamar su amigo, casi le destruyera la vida robándoselo miserablemente.

—Así es, Sutton, pero eso ya es historia. Ahora el hotel está de vuelta a donde pertenecía y esa es la razón de mi llamada, claro, —sonrío—. Además de saludar a un viejo amigo. —Ríe de vuelta.

—Está bien, hijo, cuéntame, ¿de qué manera puedo ayudarte?

—Necesito realizar una extensa modificación a todas las instalaciones del hotel, pero quiero hacerlo progresivamente y por área, para no detener el funcionamiento normal del hotel y no molestar a nuestros clientes durante las obras.

—Sabes que puedes contar con ello, Jeremy, puedo enviar al mejor equipo del que dispongo para que te asesoren y te presenten la mejor propuesta. ¿Dime cuándo quieres que estén allí?

—Quiero iniciar cuanto antes el proyecto, así que... ¿es posible que tu equipo se reúna mañana, sábado, conmigo aquí en el restaurante del hotel? Yo me encargaría del alojamiento y todos los demás gastos concernientes al traslado. Pero necesito que tu equipo este aquí, sin falta, en horas de la mañana.

Pasaje a la pasionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora