Capítulo 22

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Hay una mujer desnuda parada en medio de la sala. Mi cuerpo empieza a temblar al comprender que esta mujer está aquí por Jeremy.

—Jeremy, cariño —su voz es temblorosa—, ¿me puedes explicar quién es esta mujer? —Señala en mi dirección.

Su pregunta lo aclara todo. Volteo hacia Jeremy y lo veo con sus ojos cerrados y una profunda preocupación en su rostro.

—¿Qué haces aquí, Camila? —El nombre de esa mujer en su boca me sabe a hiel.

—Vine a por ti, Jeremy, tú me lo pediste —le dice con la voz quebrada.

—Pero te pedí que esperaras a que enviara por ti. —Arrastra una mano por su cara—. Y ahora te apareces aquí sin avisarme —le dice claramente contrariado.

La confusa situación comienza a sobrepasarme. Siento un dolor en mi corazón y mis pulmones están a punto de colapsar. ¿Jeremy me engañó? ¿Es por esta razón que no me daba más?

Siento como la rabia comienza a subir como una enredadera por mi garganta, apretándola con sus delgadas ramas, comenzándome a asfixiar.

—Quería darte una sorpresa, cariño. —No se inmuta por su desnudez—. Llamé a Jackson, él me dio la ubicación del hotel y quise sorprenderte. Vine a ti, para solucionarlo todo y poder estar juntos de nuevo.

No entiendo lo que está pasando y tampoco quiero saber nada más, me largo de esta maldita habitación antes de que pierda la razón y diga cosas que van a lastimarnos. Pero mis pies no se atreven a moverse.

—Sabes que te amé, Jeremy, y aún lo sigo haciendo. Siempre fui tu amor y estuvimos a punto de casarnos. Es hora de que lo arreglemos todo y continuemos nuestra historia. Porque fuiste tú quien me alejó de ti y me lo debes, se lo debes a nuestra relación. ¿Cierto, Jeremy? —Él no responde—. Porque me sigues amando tanto como yo te amo. —Ella se acerca a él y toma su rostro entre sus manos, él no se lo impide—. Porque juntos tenemos un futuro que construir. —Lo besa en los labios—. Porque yo soy tuya y tú eres mío.

Mis lágrimas comienzan a derramarse por mi rostro, algo muy dentro de mí se rompe en mil pedazos y el alma me cae a los pies. Me voy de allí sin pronunciar una sola palabra. Trato de abrir la puerta, pero mis manos tiemblan tanto que me cuesta hacerlo. Lo siento gritar mi nombre y volteo para ver qué maldita excusa puede decir que logre librarlo de una situación tan evidente.

—Cassidy, no es lo que estás pensando —me dice nervioso acercándose a mí. Retrocedo y choco mi espalda contra la puerta.

—¡Entonces dime qué es lo que significa toda esta maldita mierda, Jeremy! —grito furiosa mientras lloro—. ¡Porque hay una mujer desnuda en medio de tu sala y está diciendo que te ama, y que fuiste a por ella para arreglar las cosas entre ustedes! —Mi cuerpo tiembla sin control.

—No, las cosas no son como las dices, Cassy, lo estás confundiendo todo... Por favor, déjame explicarte.

—No me vuelvas a llamar así. —Mi rabia comienza a revelarse y quiere una víctima a la cual atacar—. Maldito mentiroso. —Su cara palidece—. ¿Qué quieres que piense cuando todo está más claro que el agua? Me follabas y me tenías como a tu repuesto mientras esperabas a tu mujer para arreglar las cosas con ella. —Él no responde a mis acusaciones—. ¿Fue una buena caza para ti, Jeremy? —Mi mirada es fría y llena de odio—. Encontrar a una puta e ilusa virgen, hacerla caer con tus malditas mentiras para conseguir follarla cada vez que quisieras y, luego de que te cansaras y te burlaras de ella, botarla como a un maldito pañuelo sucio y sustituirla finalmente con tu mujer. ¿Esa era tu astuta jugada? —Mi pecho sube y baja, estoy a punto de desmayarme, pero consigo sostenerme.

Pasaje a la pasionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora