Capítulo 30

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Tomarla de la manera en la que lo acabo de hacer ha sido, para mí, el paso definitivo para encadenar mi vida a la vida de esta mujer que significa todo para mí. A partir de hoy estoy para siempre en su vida y nada va a poder separarme de ella.

Le he dado más de lo que alguna vez le di a mujer alguna y estoy dispuesto a darle mucho más, inclusive si me pide a cambio mi propia vida.

Hoy mismo nos iremos de aquí, la llevaré de vuelta a Brasil y luego le pediré lo que he estado pensando desde el momento en que la perdí y que juré que haría si lograba recuperarla. Le pediré que viva conmigo y la llevaré a vivir a Londres.

La observo dormir y me maravillo de su belleza natural. Es tan joven e inexperta... Quiero ser su maestro, enseñarle todo sobre la vida y que juntos descubramos todo sobre el amor.

Ella me llena por completo y ha abierto dentro de mí puertas que permanecían cerradas y ocultas. Sé que aún hay secretos que debo contarle, pero esperaré el momento oportuno para hacerlo, no quiero que nada perturbe nuestra relación, sobre todo ahora que acabo de recuperarla.

La dejo dormir mientras voy al baño a tomar una ducha rápida, para luego ir a preparar el equipaje y marcharnos de aquí. Deseaba llevarla a conocer el lugar y disfrutar de un paseo con ella, pero aún no está en condiciones para hacerlo. Lo haré en Brasil, durante el tiempo que nos quedemos allí, una vez que se recupere. La llevaré a conocer todos los lugares sorprendentes de ese país, luego haré que conozca Londres y, finalmente, la llevaré a cualquier parte del mundo que desee conocer.

Coloco la navaja y la crema de afeitar sobre el lavamanos. Dejé de rasurarme desde que ella se alejó de mí; ahora mi barba está larga y descuidada. Así que voy a aprovechar la oportunidad para rebajarla. Siento ruidos en la habitación que me advierten que Cassy ha despertado. Detengo lo que estoy haciendo porque sé que ella vendrá hasta mí. Sus muletas resuenan sobre el piso. Se detiene en la entrada del baño, desnuda, preciosa y toda mía.

—Hola —me saluda con su hermosa sonrisa y su cara con un ligero tono rojo.

—Hola, preciosa —le devuelvo la sonrisa.

—Te estaba extrañando —me dice mientras apoya su cuerpo al marco de la puerta.

—Ven aquí, nena. —Me acerco a ella para tomar su rostro y colocar suaves y cortos besos sobre su boca y su cara—. Solo vine a rasurarme y tomar un baño, no pienso alejarme de ti, preciosa —le expreso mientras mantengo mi mirada sobre ella.

La observo maravillado de lo hermosa que está esta mañana. Sus ojos brillan y la sonrisa impregnada en su rostro es absolutamente radiante. No me canso de mirarla, la amo tanto y estoy tan feliz de tenerla de vuelta conmigo...

—Déjame hacerlo. —Suspira.

—¿Rasurarme? —Sonrío divertido.

—Sí, nunca antes lo he hecho. —Sonríe con picardía—. Así que tendrás que explicarme cómo hacerlo.

Sus ocurrencias siempre me toman por sorpresa. Me encanta su forma de ser y la naturalidad con que asume cada cosa que hace.

—¿Y puedo confiar en tus habilidades? —La incordio, me encanta cuando se enoja y hace esos pequeños gestos con su cara.

—Yo que tú no lo haría, pero en este caso tendrás que hacerlo, porque no pienso retractarme. —Sus cejas se alzaron y su boca se torció en una pequeña sonrisa.

—Ahhh, preciosa mujer. —Quito las muletas de sus brazos y la alzo ente mis brazos. Ella me rodea con sus piernas—. No puedo negarte nada de lo que me pidas.

Pasaje a la pasionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora