Capítulo 23

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—Cassidy, por favor... no te vayas con él. —Necesito aire, mi pecho está presionando a mis pulmones dolorosamente—. Te lo suplico, quédate conmigo y escúchame.

Finalmente, las puertas del ascensor se abren y él entra con ella en sus brazos. Ella escucha mis súplicas, pero las ignora, puedo ver en sus ojos lo rota que está, el daño que le he causado. Mi voz es una súplica para que me escuche..., pero no sé qué mierda voy a decir, solo no quiero que se vaya con él.

Las puertas se cierran y siento un fuerte dolor en mi pecho. Me desvanezco y caigo de rodillas en el piso. ¿Qué he hecho? ¡Por Dios! ¿Qué mierda he hecho?

—Jeremy, mi amor... ¿Qué te pasa? —apenas escucho las palabras de Camila como un susurro.

Comienzo a respirar aceleradamente. Desato mi corbata para buscar aire, porque me estoy quedando sin él. Camila aparta mis manos y se encarga de quitármela y soltar los primeros botones de mi camisa.

—¡Ayuda, por favor! ¡Que alguien me ayude!

Quiero cerrar los ojos y dormir, quiero despertar y saber que todo lo que ha pasado es solo una maldita pesadilla. Las puertas del ascensor se abren nuevamente y abro los ojos, pensando que es ella, que ha vuelto a mí, pero solo es Jackson. Ella se fue y tal vez la perdí para siempre.

—Pero... ¿Qué diablos está pasando aquí? ¿Qué haces tirado en el piso, Jeremy?

—¡Se ha desmayado y no puede respirar, Jackson! —escucho gritar a Camila, llorando desesperada.

Él se acuclilla frente a mí y, como puede, mete su brazo detrás de mí para rodear mi cuerpo y levantarme del piso. Yo rodeo su cuello con uno de mis brazos para sostenerme de él y procede a levantarme. Inmediatamente, Camila se coloca de igual forma del lado contrario y, entre los dos, me llevan al penthouse.

La puerta está abierta de par en par, por lo que accedemos rápidamente al piso. Me llevan al cuarto y me acuestan sobre la cama. Enseguida Camila comienza a desvestirme —sus manos no se sienten como las de ella—, mientras que Jackson se aleja de mí y sale de la habitación.

Me siento entumecido y un leve cosquilleo se extiende por todo mi cuerpo. ¿Acaso me estoy volviendo loco? ¿Esto está realmente pasando o es solo una pesadilla?

—Jeremy... háblame, por favor..., me estás asustando.

Escucho voces, pero no sé lo que dicen. ¡Maldición! Este dolor en el corazón es tan intenso que quiero que se vaya... y quiero que ella vuelva a mí. Hay más voces a mi alrededor y me levanto de un salto de la cama.

—Cass... has vuelto, Cass... has vuelto a por mí, te necesito, cariño... Por favor, ven conmigo.

—¡Jackson! ¡Por favor, ayúdame!

Los gritos me aturden y me causan terribles mareos. ¿Dónde estás, Cass? ¿Por qué no vienes conmigo?

Varios brazos me sujetan y comienzo a forcejear con ellos.

—¡Suéltenme... maldición! Déjenme en paz... Cass...

—Jeremy, hermano, cálmate, solo tratamos de ayudarte.

Un pinchazo en el brazo me hace voltear la cara hacia el lugar del pequeño dolor y comienzo a sentir sueño. Mi cuerpo empieza a relajarse, el aire vuelve lentamente a mis pulmones. Me llevan de vuelta a la cama, sintiendo como mi cuerpo se va relajando lentamente.

—¿Doctor, qué le pasa a mi hermano? —apenas logro oír cuando Jackson, muy preocupado, le pregunta al doctor.

—Por los síntomas que presenta y lo que me han contado de lo que pasó, se trata de un ataque de ansiedad. Le he colocado un ansiolítico, eso lo calmará por ahora. Le reducirá los síntomas de ansiedad en cuestión de minutos y disminuirá, en caso de que vuelvan a producirse, la intensidad y la frecuencia de los episodios de angustia.

Pasaje a la pasionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora