Capítulo # 21

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Emilio:

Ella está aquí en la misma casa, la veré siempre, ella pensara que me importa, pero fue solo sexo, otra es la que llena mi cabeza y mi corazón aún.

¡Dante! por tu culpa estoy en este lío.

Tengo un receso y me voy a la habitación donde está encerrada Alessandra, me ve y empieza a gritar frenéticamente, pero la mordaza que tiene hace que sea imposible que alguien la oiga.

-¿Te vas a portar bien esta vez?- ella asiente con desesperación.

-¡Está bien! necesito que hagas algo por mi, estoy algo tenso, si no gritas, seré más bueno contigo, si gritas te golpearé y no te daré de comer hasta mañana ¿va bene?- ella se estremece y eso me gusta, estoy excitado y enojado en partes iguales, a veces creo que sí acabo con ella mi problema al fin desaparecerá.

Le quitó las esposas de los tobillos pero dejo la de las manos, en la mañana la obligue a tomar una ducha, así que bastará por ahora eso, quitó la mordaza de su boca.

Luego me quito mi chaqueta y mi camisa de vestir, no necesito sacarme nada más para lo que quiero de todos modos.

Tengo a mano un pañuelo de seda, pongo de pie a Alessandra y la giro para que esté de espaldas a mi.

-¡Emilio por favor déjame ir! juro que no tomaré venganza, amore mío, te lo juro- solloza pero la conozco tan bien, es una mentirosa de primera, ella solo sabe hacer bien dos cosas, mentir y follar.

-¡Cállate y haz lo que mejor sabes! follar vamos, necesito estar relajado- empiezo a tocar su cuerpo y morder sus muslos, luego voy subiendo de a poco, hago que levante una pierna en el colchón así me da más facilidad de poder succionar y jugar con los dedos, ella al principio se resiste, pero es algo que siempre a hecho así que no puedo resistirse mucho, cuando se pone muy ruidosa, palmeo algo fuerte uno de sus glúteos eso la hace callar un poco, ahora sí no necesito más, ya mismo se acaba mi receso, saco un condón de mi bolsillo, abro mi pantalón y quitó del camino mi ropa interior, me lo coloco bien para meterme de golpe en ella, ella se queja pero no me importa, se que estoy siendo cruel e infantil, pero es lo único que me se ocurre, hasta que tenga la fuerza de poder deshacerme de ella, tomo el pañuelo y lo paso por su cuello tomando ambos extremos, y tirando de el para apretar un poco sin asfixiar, por lo menos aún no, ella gime y me mueve con fuerza conmigo igualando mis estocadas, joder estoy cerca, aunque estoy tentado a dejarla insatisfecha hoy, no lo haré.

-¡Te quedan unos segundos Alessandra! si no alcanzas tu orgasmo, te dejaré así hasta cuando me de la gana de venir otra vez- halo más fuerte el pañuelo y ella jadea por aire, pero la muy zorra hace lo que le dije se frota más y más rápido hasta que la se tensa, jadeando más y más fuerte, aprovecho ese momento para tirar del pañuelo y dejarme llevar descargando toda mi tensión en ella, hasta que finalmente logro lo que quería, salgo de ella y ella cae en el colchón respirando con dificultad.

-¿Amore mío? no quiero estar más aquí, por favor, no volveré a jugar contigo, te lo prometo, si quieres nos casamos, vivamos juntos, no me lastimes más - derrama una o dos lágrimas más y eso me enoja mucho, tomo la mordaza y la pongo en su lugar, la llevo al baño para que se ayudarla a lavarse, después de haberse cambiado la ropa interior por una bata reveladora sin nada debajo, la vuelvo a esposar en la cama.

Estoy saliendo de la habitación y cierro con llave, ahora sí estoy listo para poder cruzarme con Isabella .




Isabella:

¿Será que mi vida está destinada a cruzarse solo con hombres locos, rotos y raros?

Estamos en la cafetería el chico mudo y yo, él solo mira su celular y de vez en cuando a su alrededor, cansada de esperar a que me diga gracias o algo por el estilo rompo el silencio.

-¿Me vas a decir algo o solo vamos a estar aquí viendo a la gente pasar?- espero su respuesta mientras bebo algo de jugo de mi bandeja del almuerzo.

Levanta la vista y pone una cara algo desdeñosa, ¿Espera qué? Yo lo salvó y me mira como si fuera una molesta mosca, ¿Es enserio?

-No te pedí que me salvarás, yo ya sé cómo lidiar con ellos, siempre hacen lo mismo así que se cansarán- idiota si piensa que se van a cansar, hay cosas que no entiendo pero como mi fuerte nunca ha Sido ser delicada a la mierda voy con todo.

-¿Entonces te volviste experto chupando sus pollas? eso es lo que me quieres decir, porque estoy segura que es lo que ese cobarde iba hacer contigo- me mira indignado y abre la boca varias veces pero no sabe cómo responder, su cuello está rojo, es algo chistoso de ver, pero estoy aburrida y no hay nada bueno que hacer por aquí, así que seguiré con mi nuevo amigo.

-¡Qué grosera eres! ¿Acaso tus padres no te enseñaron modales?- meto en mi boca una papa frita y mastico muy despacio, como si de verdad estuviera pensando en lo que me acaba de decir.

-Están muertos, supongo que ahí tienes tu respuesta amigo- veo un poco de arrepentimiento y vergüenza en su cara, pero no me importa mis padres no se merecen nada de eso, ni siquiera que les dedique un segundo de mi tiempo.


Ya que gracias a Giulia todos piensan que soy una zorra de nacimiento, por los amoríos que tuvo y su vida de fiesta en fiesta dieron mucho de que hablar.

-Supongo que Lo siento, pero eso no te da derecho a ser grosera- es más divertido que molestar a Emilio, me cae bien este chico.

- Bien dime ¿cómo la tienen? ¿te logra entrar toda en la boca?, anda dime no seas así, soy Isabella por cierto, ¿y tú cómo te llamas? o debo llamarte Roy- al principio su cara es una de confusión hasta que la comprensión llega a él, su rubor es más fuerte y avanza hasta parte de su rostro.

-¡Vuelve a llamarme así y te juro que te arrepentirás! italiana vulgar- no puedo evitar reírme en su cara, eso lo deja sin palabras.

-¡Me gustas sabes! eres algo tierno Roy, si algún día quieres explorar las V en lugar de las P que se que haz probado me lo haces saber no estás nada mal, ahora ¿Qué le hiciste a esa pandilla de bobos para que te hagan eso?- él me mira con odio antes de girar su rostro lejos y respirar varias veces para tratar de calmarse.

-¡Te aseguro que me gustan las mujeres, tonta! pero tú no, me harías quedar en vergüenza así que no necesito lo que ofreces, las tengo de sobra y ellos no son nadie solo unos imbéciles que quieren mi atención pero nada más- ¿espera qué? no es gay, yo juraba que si, mierda o quizás es bi y aún no lo explora.

-Si tu lo dices pues así ha de ser ¿verdad?- bebo más jugo y veo en el fondo de la cafetería como entran los chicos que amedrentaron a Roy, me ven que los observó y les doy una gran sonrisa para luego soplar un beso en dirección de ellos, miran hacia otro lado con vergüenza y culpa, menos el líder cobarde, se queda mirándome con tanto enojo que eso me provoca reír más .

¿Les dije que amo Londres?, me siento en casa al fin.

Me Engañaste y lo vas a Lamentar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora