Seamos Amigos

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Domingo -09:00 AM-

Otro nuevo día se hacía presente para nuestro protagonista, quien lentamente se levantaba después de haber tenido una placentera noche de sueño, y cómo no tenerla si en su mente se encontraba el vívido recuerdo de Octavia abrazándolo mientras dormía. Con una boba sonrisa en su rostro se deshizo de las lagañas y se dirigió en boxers hacia la ducha.

El agua fría siempre lograba despertarlo, pero pareciera que su cuerpo se resistía a despertar por completo, como si éste quisiera que Mineta continuara con su letargo para estar con la princesa dentro de su mente. El chico sentía la fatiga en su cuerpo, por lo que siguió un rato más en la ducha para despertarse por completo.

Se aseguró de que el agua le cayera en la cara para no quedarse dormido, una vez finalizada la ducha salió y empezó a pasarse la toalla para limpiarse el cuerpo. En ese tiempo, se puso a examinar su demoníaco ser el cual muchas veces ignoraba.

Realmente había cambiado mucho, siendo humano con suerte tenía algo de musculatura en su diminuto cuerpo, por no hablar del crimen que era su "pequeño Mineta". Pero ahora... ahora podía ver como sus bíceps y abdominales empezaban a ser notables, dando una buena impresión junto a las cicatrices. Pero lo que más lo hacía emocionarse era que el amigo entre sus piernas ya no tenía el tamaño de un pulgar, para él, eso era lo más importante en ese momento.

Cuando terminó de secarse el cuerpo y el cuero cabelludo, fue a buscar unas prendas de ropa más cómodas. Una remera manga corta de color amarillo y unos shorts blancos eran el conjunto adecuado para salir de su cuarto.

Ya eran las 9:15 cuando empezó a prepararse un buen café en su cocina, colocó en un tazón un puñado de galletas de coco y esperó a que la bebida estuviera caliente.

Reposó su cuerpo en la nevera, colocando su espalda sobre la puerta de ésta. El silencio del ambiente le parecía aburrido, golpeteaba sus brazos con sus dedos mientras estos se encontraban cruzados. Daba pequeños golpes al piso con sus pies y de vez en cuando relinchaba cansado de esperar. Más mientras esperaba, un sonido de disgusto sobre una de las repisas de su sala le llamó la atención.

Mineta: Si no tienes algo importante que decir, entonces no molestes. -argumentó el muchacho-

Hachimaru: Eres patético. -contestó la espada, reposando sobre un kake*-

Mineta: ¿Soy patético por no querer conquistar Japón o el Infierno como tú querías? -cuestionó el demonio-

Hachimaru: ¡No! ¡Por estar ahí perdiendo el tiempo! -comentó la katana-

Mineta: Estoy preparándome mi desayuno, maldita sea. -mencionó tranquilo-

Hachimaru: Mientras tú comes tu desayuno, podrías estar volviéndote fuerte. -declaró viendo como el demonio tomaba el café mientras lo intercalaba con mordisco a las galletas- Solo imagínalo, bajo mi tutela, serías imparable.

El chico lo meditó en silencio, ser más rápido, más fuerte, más resistente... ser imparable. Todo eso empezaba a sonarle agradable y tentador mientras se colocaba su calzado. ¿Quién sabe? Tal vez las enseñanzas del ronin condenado podrían servirle de algo.

Hachimaru: ¿Qué dices muchacho? ¿Te apetece estar en la cima? -preguntó el espíritu esperando con ansias la respuesta-

Mineta: Lo pensaré. -finalizó azotando la puerta del departamento-

Hachimaru: Baboso insolente.

Así es, el chico había dejado a solas al espíritu, faltándole el respeto de manera garrafal antes de irse, permitiéndole así que este meditara su funesto destino mientras su actual poseedor se preocupaba sobre sus propios asuntos. Éstos eran ver qué haría el día de hoy para entretenerse, esta vez no tenía nada preparado, así que simplemente decidió que caminaría por Ciudad Imp para luego dejarse llevar por la corriente.

Un Pervertido en el Infierno (Mineta x HH y HB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora