Dark "I See You": Levi X T/N Fanfic

16

La sala estaba llena de gente que no conocía, y aunque lo hiciera, estaba tan poco consciente que probablemente mi vista me mentía.
Luego de ser arrastrada por los calabozos mientras sollozaba y reprimía gritos de dolor, fui esposada a una especie de poste al centro del lugar.
Apenas podía permanecer sobre mis rodillas, todo daba vueltas y todo dolía. Me había mordido tanto el labio para no gritar, que sabía estaba sangrando.
Intenté controlar el escalofrío que recorría mi cuerpo y aclarar mi mente, pero era demasiado.
-____ Amren- dijo el hombre en lo alto del podio- Estás siendo juzgada por crímenes cometidos por quién sabemos fue tu madre, Leia Amren.
-Apenas pude abrir los ojos, mi cabeza daba vueltas y mis oídos se sentían huecos. -¿Esta consiente de dichos crímenes?
Negué.
-No se mucho sobre mi madre, o su pasado.- logré decir.
-Bien- dijo el hombre- Procederé a leer el reporte:
Leia Amren, ex general de las fuerzas de este país sería juzgada por traición, deserción, asesinato en defensa propia y principalmente por negarse a compartir información que solo ella poseia considerada secreto de estado. Estos crímenes fueron cometidos y jamás pagados por su madre. Y ya que se niega a compartir información sobre dichos secretos de estado, será usted la que cumpla la sentencia por ella. ¿Tiene alguna objeción?
-No tengo idea de que secretos habla, señor. Pero si mi madre los escondió de ustedes confío en que tenía sus razones, y me alegro de que se lo llevará a la tumba.
Alguien a mi izquierda se movió como en un reflejó, me giré y ví a Levi casi saltar de su asiento.
Hange a su lado lo detuvo.
Nuestras miradas se encontraron y pude ver en sus ojos la desesperación, giraba la cabeza con sutileza en un gesto para que dejará de hablar.
No tenía idea de lo que el hombre decía, no sabía que mi madre había sido general y tampoco sabía que había sido una criminal. Pero confiaba en ella, confiaba en sus principios y en su juicio. Y si me tocaba pagar por sus crímenes, yo estaría feliz de hacerlo.
-La sentencia por estos crimenes es la muerte, señorita. Pero ya que no fue usted la que cometió los crimenes, hemos decidido darle solamente 10 años de cárcel.
10 años.
Tendría 31 al cumplir la sentencia, era la mitad de mi vida.
-O hay una opción más- dijo el hombre, Levi a mi lado se relajo.- Sabemos de buena fuente que ha sido entrenada por su madre, y que su técnica es impecable. La nación pasa por momentos difíciles y no podemos darnos el lujo de enviar a la cárcel a los pocos soldados que tenemos. Y ya que es cercana al Capitán Levi, con quién la nación está en deuda, hemos llegado a un acuerdo con el escuadrón 104.
Miré a Levi de reojo, pero él estaba serio concentrado en el juez frente a mi.
Cercana al Capitán... No era cercana a Levi, solamente me tenía lástima y lo hacía para que su consiencia estuviera limpia.
-Si accede a pelear con los Survey Corps por el resto de sus días y nos da el paradero del lugar donde creció, entonces no tiene que pasar 10 años en la cárcel.

Mi madre había sido asesinada.
Un día se había despedido de mi, para ir a la ciudad por provisiones y no había regresado.
Tres días después una mujer de cabellos dorados había aparecido pidiéndome que huyera, llevaba en su mano el anillo de bodas que mi madre usó toda su vida. Aunque nunca hablo de mi padre, le tenía cariño a ese anillo.
La mujer me dijo que la habían matado, y venían por mi.
Huí de esa casa llevándome lo necesario, no sabía si habría cosas que comprometierán más mi posición pero no lo creía posible.
Mi madre era inteligente, no habría dejado sus secretos escritos por ahí.
-¿Y si muero en el campo?¿Moriré como criminal o como heroína? - pregunté, las náuseas subiendo por mi garganta.
-Eso dependerá de usted.- dijo el juez.
Tragué saliva. Y miré a Levi una vez más, me había salvado de nuevo.
- Pelearé con los Survey Corps- contesté- Y los llevaré a mi hogar, pero no prometo que encuentren nada ahí.
-Tenemos un acuerdo entonces- dijo el juez y luego hizo sonar aquel artefacto de madera sobre su escritorio.
Cuando el guardia abrió mis esposas, intenté ponerme de pie sin éxito y caí al frío suelo de mármol golpeando mi cabeza una vez más. Lo último que ví fueron un par de botas caminar hacia mi, y después solo oscuridad.