Capítulo 9

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Toma el alma de una persona y brindale sinceridad. Verás como se encienden las farolas en su oscuridad》

Hyunjin abrió los ojos exaltado. Durante los primeros segundos tuvo que recordar en donde estaba y el por qué. Al tenerlo presente pudo fruncir el ceño, intentando removerse para salir de la cama, sin embargo, el peso sobre su brazo izquierdo se lo impidió.

Terminó de despertar al notar a Seungmin durmiendo junto a él. Se había acurrucado contra su pecho, sus manos empuñaban la tela de su playera y dormía muy tranquilamente. Hyunjin pasó un trago grueso por su garganta mientras percibía la respiración parsimoniosa de su compañero. Sus ojos cerrados y su boca entreabierta le otorgaban una imagen curiosa, sobre todo por su pijama. Con timidez, dirigió su mano libre hasta la frente de Seungmin para despejarla de los cabellos que se habían impregnado en ella durante la noche. De paso notó que a pesar del aire acondicionado había una ligera capa de sudor en el rostro ajeno. Probablemente se debía al gorro de la pijama. Sonrió enternecido. Dormido, Seungmin era vulnerable, inocente y aparentaba tranquilidad y gentileza. Como si un demonio se disfrazara de angel.

Intentó volver a sus cabales cuando decidió salir de la cama. Con cuidado logró recuperar la movilidad de su brazo, Seungmin apenas y se removió, esta vez abrazando una almohada.
Era en verdad como un bebé malcriado. Le dedicó una última mirada antes de dirigirse al balcón. Aún era muy temprano, el sol apenas se asomaba, y quedaba un residuo de oscuridad. Serían tal vez las seis, casi siete de la mañana. El clima era bueno, no había calor pero ningún rastro de frío, algo templado y estable.

Cruzó los brazos sobre el barandal que limitaba el balcón y se dispuso a admirar el paisaje por un momento. Tenía un panorama muy grato de la playa, el oleaje llegando de manera tenue a ella, las palmeras y unas rocas donde se rompían las olas. Muy relajante. Demasiado tranquilizador. Eran como tener vacaciones clandestinas, sin permiso, sin que nadie supiera en donde estaban. Ese tipo de situaciones eran justo las que Krystal siempre había dicho que debía evitar. ¿Qué ocurriría si les pasaba algo? ¿Cómo iban a saber los demás dónde encontrarlos o dónde comenzar a buscar? Negó. No podía alterarse ni convertir la situación en un tema de estrés. Se suponía que estaban ahí con un objetivo; Seungmin conocía el mar y él obtendría su cadena pronto.

Era tan ilógico. Estaba haciendo eso por Sunghae, pero así mismo, si ella se enteraba estaría muy decepcionada. Era una espada de doble filo. Perdía o perdía. Si renunciaba, perdería algo de valor sentimental, pero si continuaba, probablemente podría terminar perdiendo a Sunghae. Se preguntaba qué intentaba decir ella cuando le dijo que Seungmin solía alejar a sus amigos. Quería saber si de casualidad era eso un ejemplo de la situación: alejarlos, física y emocionalmente.

Pero, ¿con qué propósito? Iba más allá de un simple capricho, él lo sabía y aún así no encontraba algo válido para justificar a ninguno. Todo estaba yendo demasiado extraño; desde el simple hecho de que Seungmin llegase a ese lado de la ciudad, a que fueran gemelos que se odiaban, hasta llegar al punto en el que Hyunjin terminaba enredado en todo este embrollo de problemas entre mellizos. Y todo por ser amigo de uno de ellos. Era, como decía Seungmin, muy desubicado. Ni siquiera sé había dado cuenta del momento en el que llegó tan lejos con ese tema.

Hacía unos años era un niño muy relajado, que corría riesgos sin importar las consecuencias. Con tal de divertirse nunca se arrepentía. Pero las veces en que se vio envuelto en problemas más grandes, como castigos severos, la expulsión en un colegio, e incluso heridas de mayor nivel fueron las que lo habían llevaron a ser un poco más 'serio' y 'centrado' y fue en ese punto de su vida cuando se reencontró con Sunghae. Ella era de esa misma forma. Siempre centrada, correcta y perfecta. La base de su amistad era un fundamento sólido y maduro. Sunghae pintaba su mundo de una tonalidad que él definiría como un rosa serio, pero suave. No obstante con Seungmin...Él era... como Hyunjin cuando niño; arriesgado, desinteresado y osado. No le importaban las consecuencias, porque lo único importante en su mente era la diversión. Con Seungmin, Hyunjin volvía a ser como un niño. Con él todo era totalmente natural en cuanto a locuras. Para esos momentos, ya no sabía si era bueno o malo ser de ese modo. Pero como Seungmin había dicho eran adolescentes, se suponía que debían ser así. Porque, sin darse cuenta, los mellizos eran polos totalmente opuestos y ambos eran los dos extremos de su personalidad.

¿Qué se suponía que debía ocurrir cuando la personalidad actual y la personalidad del pasado se encontrasen cara a cara para iniciar un duelo? Era demasiado para su capacidad mental. Acabaría enloqueciendo si intentaba llevar esa doble vida. Y si debía elegir a uno, obviamente elegiría a Sunghae, sin pensarlo, puesto que con ella tenía trayectoria. Sin embargo, para contradecir lo que acababa de pensar y darse cuenta de que su yo interior y su cerebro aún no se ponían de acuerdo, volvía al hecho de que... estaba ahí, en unas vacaciones clandestinas, con Seungmin.

Suspiró, decidiendo volver a la habitación. Al poner un pie ahí se encontró con Seungmin ya despierto. Se había quitado la pijama para poder ponerse ropa de playa, aún no despertaba del todo, tenía los ojos entre cerrados y su cabello era un total desastre, pero estaba muy decidido buscando su toalla.

— ¿Irás a la playa? —Preguntó Hyunjin, decidiendo ir en busca de su propia ropa para lo mismo. Seungmin asintió, somnoliento— Iré contigo.

— Como quieras —dijo, ignorandolo para poder adelantarse.

Lejos de molestarse Hyunjin sonrió. El carácter de Seungmin era una oleada de altibajos. Para esas alturas, era suficientemente aceptable.

Quiereme como a ella (HyunMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora