Capítulo 10

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Podrás engañar a quien tú quieras, pero jamás a ti mismo》

Al ingresar a su hogar, Hyunjin pudo sentirse un completo mentiroso. Por suerte había logrado convencer a Seungmin de volver. Mientras que el temblaba de miedo a medida que pasaban las horas, Seungmin estaba de lo más tranquilo. Le había enseñado muy bien sobre cómo mentir, tanto que incluso le dijo que se pusiera el uniforme escolar para fingir que habían asistido a clases.

— ¿Qué tal tu día en el colegio? — Preguntó Krystal al percibir su presencia, sin levantar la mirada, y sin detener sus movimientos sobre la tabla de cortar.

— Estuvo bien. Tranquilo, lo de siempre —respondió Hyunjin, ocultando totalmente su nerviosismo—. Voy a mi habitación, estoy algo estresado por las tareas.

— De acuerdo, cariño.

Hyunjin no pudo evitar sentir culpabilidad al dar por sentado que ella le había creído. Como si fuera un criminal decidió castigarse a sí mismo sin permiso de abandonar la habitación hasta el día siguiente. La red de mentiras continuó para cuando volvió a clases. Sus amigos no tardaron en cuestionar sin parar el motivo de su ausencia y mientras Krystal pensaba que estuvieron en un pijamada ellos creerían que lo pasó con dolor de estómago siendo cuidado por su nana.

Por otra parte, ni él ni Seungmin habían cruzado palabra durante la jornada. Aunque compartían mesa no hicieron más que trabajar en silencio y eso ponía a Hyunjin de muy malhumor. Mientras para él todo lo ocurrido el día anterior había sido muy bueno, Seungmin parecía ni siquiera recordarlo. Hyunjin temía que si seguían a ese ritmo, pronto estaría en universidad, sin amigos y sin collar. Al final de las clases, decidió esperarlo y tal vez intentar apaciguar las cosas con un bocadillo de la cafetería, pero nuevamente, su objetivo no mostraba interés.

Cuando se detuvo, al igual que él, con mochila al hombro, Hyunjin trastabilló. No sabía que decirle o como sugerir la idea de un aperitivo, por lo que lo único que consiguió fue sonreírle. Seungmin le observó con detenimiento, prestando esencial atención a su gesto. Presionó sus labios un segundo, para luego dejarlos libres. Hyunjin sentía que su vida se iría si él no respondía su sonrisa o al menos decía algo frío y cruel. Pero lo que sus ojos presenciaron lo dejó un poco clavado; Seungmin curvó sus labios y sus comisuras se presionaron demostrando asi una sonrisa con hoyuelos. Sin embargo, sus ojos no lo miraban a él. Cuando Hyunjin volteó para descubrir quién era el causante de la sonrisa de su objetivo, se llevó la amarga decepción por ver, en el umbral de la puerta a Seo Changbin.

Seungmin ni siquiera le dio tiempo para volver la vista a él, se encaminó a paso rápido al encuentro del nerd, quien le saludó contento, revolviendo sus cabellos antes de ayudarle con su mochila. Hyunjin observó todo con un tic nervioso haciéndole temblar la ceja izquierda. Si Seungmin se creía que al desplazarlo de esa manera conseguía molestarlo... estaba en lo cierto.

Hyunjin no comprendía cuál era el objetivo del castaño, si jugaba cruelmente con él o si de casualidad era algo sin dobles intenciones, pero de todos modos no le agradaba. Quería progresar, pero sin ayuda no podía hacerlo. Eso lo dejó inquieto durante gran parte de la tarde. No pudo pensar en nada que no fuera un intento por averiguar de qué se trataba todo eso. Incluso se saltó el almuerzo y la cena justificándose con alguna otra de sus muchas mentiras.

Se levantó, sin embargo, cuando cayó la noche. Tenía que solucionarlo, quizá hablar con Sunghae, contarle todo y pedirle perdón. Eso era más fácil que continuar atrapado en ese embrollo. Dijo a Krystal que iría a buscar material que había olvidado comprar y se subió a su bicicleta para llegar lo más pronto posible a la casa de su mejor amiga. Observó la puerta desde la acera y avanzó a paso lento, repasando en su mente lo que le diría. Sin embargo, antes de poder llamar a la puerta el estruendo romper de un cristal le hizo sobresaltar. En el interior del lugar podían escucharse golpes pesados, movimientos bruscos y los quejidos de una voz femenina. No era Sunghae, estaba seguro.

No conocía los problemas familiares que la madre de los gemelos Kim pudiera tener, ni siquiera conocía a la mujer en persona, pero el simple hecho de saber que estaba pasando un mal rato le tenía la mente vuelta loca.

— ¡Déjala! ¡No toques a mi mamá! —Exclamó una voz conocida. Hyunjin podía imaginar la expresión de Seungmin y se preguntaba si Sunghae estaba presente también.

Su corazón temblaba al intentar decidir si marcharse y dejar la situación familiar como un asunto en el cual no inmiscuirse, o si a caso debería intentar ayudar. ¿Qué podía lograr él, a fin de cuentas? Quiso irse. Pero cuando, quien sea que fuera, golpeó a otra persona, Hyunjin pudo especular que había sido a Seungmin.

— Ve aprendiendo de una buena vez cuál es tu lugar en esta familia.

La adrenalina motivó a Hyunjin a llevar la mano al pomo de la puerta, giró el mismo contando con suerte al lograr abrir. Todos dentro voltearon a verlo. Había una mujer con el rostro escondido entre sus manos, lloraba. En las escaleras se encontraban Seungmin y un hombre algo mayor que se parecía a él. Este último lo tenía tomado con fuerza por los brazos.

— ¡¿ Y tú quien eres?! —Exclamó el hombre, soltando al chico con brusquedad, haciéndole caer sentado sobre uno de los escalones.

Mientras el señor se acercaba, Hyunjin decidió ser más ágil y se acercó hasta tomar la mano de Seungmin y tirar de él para llevárselo consigo. El castaño estaba en shock y no se resistió. Fue con él hasta su bicicleta, la cual subió con rapidez. Hyunjin se encargó de pedalear sin parar llevándolo lo más lejos posible, a toda prisa como si creyera que los estaban siguiendo.

Al ingresar a su distrito, decidió reducir la velocidad, tenía las piernas cansadas por la rapidez. Al escuchar un sollozo de Seungmin recordó que venía con él y detuvo su transporte. Cuidando de no hacerlos caer descendió de la bicicleta, él lo imitó.
Al verlo tan asustado, no supo si debía abrazarlo, quizás hablar o simplemente mirar, pero Seungmin tomó la iniciativa y se abrazó a su cintura, permitiéndose llorar sin disimulo. Hyunjin tardó un momento antes de corresponder con lentitud. No sabía cómo sentirse respecto al asunto, pero palmeó la espalda ajena con suavidad.

— Vamos a mi casa —le invitó, murmurando con suavidad. Seungmin asintió decidiendo apartarse y limpiar su rostro con enojo.

Quiereme como a ella (HyunMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora