Capítulo 22

467 94 15
                                    

— Te juro que no sé lo que pasó. Él me besó y ya —intentaba explicarle Seungmin, siguiéndolo por el pasillo. Hyunjin no quería escucharlo y no lo culpaba—. Fue Sunghae, Hyunjin, ella le dio algo... no sé, alteró su bebida o esas cosas y...

— Ya detente —le pidió Hyunjin, tomándolo por los hombros—  ¿No deberías estar con ese idiota teniendo sexo? Era demasiado evidente, siempre lo fue.

— Hyunjin, basta, por favor. Haz tomado demasiado y...

— Sabes que Changbin tiene novio ¿cómo pudiste hacer eso? ¿Y yo qué? ¿Significo algo para ti, al menos?

— Jin, por favor, no estás razonando —suplicó, sollozando. Hyunjin lo sostenía por los costados de la cabeza, lo había aprisionado contra la pared. Él buscaba alguna ayuda, pero en ese lugar de la casa no había absolutamente nadie. Hyunjin estaba realmente enojado, aunado eso había tomado sin parar. No podía creer que en cuestión de minutos todo se había estado convirtiendo un episodio de terror—. Por favor, escúchame...

— Ni siquiera me dijiste que te irías a vivir con tu padre —reclamó con frustración, mirándolo fijamente a los ojos. Seungmin, inmóvil y asustado, le observaba— ¿No confías en mí?

— Confío en ti, Jin...—murmuró—pero no es momento para eso.

— Seungmin, si tú estás jugando ahora solo tienes que decirlo. Ocultas cosas todo el tiempo. ¿Luego será algo diferente? ¿Hay algo que aún no sepa?

— No... no lo sé, Hyunjin, todo es tan... difícil justo en este momento. No estas usando tu sentido común, el alcohol no te deja pensar, tienes que soltarme... me duele y no quiero que lo nuestro acabe mal, por favor.

Sus palabras se quedaron cortadas cuando Hyunjin lo besó. Lo hizo de una manera brusca, como nunca lo había hecho. El beso era doloroso y violento, pero tentador. Las manos de Hyunjin viajaban por su cintura, subían y bajaban hasta su espalda. Seungmin dejó escapar un suspiro cuando él se apartó un momento solo para mirarlo a los ojos. Era una situación demasiado complicada. Estaban solos en algún lugar de esa gran casa, no había ruido ni gente y apenas un par de minutos atrás estaban discutiendo. Antes de eso, Seungmin incluso había sido besado por Changbin, pero de alguna forma, cuando Hyunjin volvió a besarlo con violencia... le gustó.

— Tú solamente eres mío, Seungmin —declaró él mirándolo a los ojos por un momento. Su determinación era tal que además de ser tenebroso era como una invitación sugerente de violencia y posesión—. Mío y de nadie más.

Seungmin sabía que ambos habían bebido mucho. Ni siquiera deberían, en primer lugar, estar haciendo eso. Pero no podían parar, de alguna manera el dulce y amable Hyunjin había sido reemplazado por una versión agresiva, pero extrañamente deseabe.

Hyunjin se encargó de impulsarlo para que pudiera enredar las piernas en su cintura. Sin dejar de besarlo descendiendo a su cuello de vez en cuando, lo guio en busca de alguna puerta. Abrió la primera que encontró sin seguro. Ni siquiera era una habitación, sino una biblioteca, pero tenía un sofá y Hyunjin lo dirigió hasta ese lugar. Seungmin sentía sus labios arder, en penumbras, apenas y podía ser consciente de lo que estaban haciendo, pero cuando Hyunjin se posicionó entre sus piernas no pudo evitar sentir qué, definitivamente, quería que ocurriera. Sería suyo, literalmente.

Era la primera vez que se encontraba en una situación así, pero no quiso decírselo, su mente se bloqueaba cuando Hyunjin lo besaba, sentía cierta adrenalina liberadora mientras la ropa se hacía menos. Se suponía que esas cosas eran normales, saber que estaba sucediendo con su novio le quitaba el peso de la culpa. Un pequeño quejido escapó de sus labios al sentir, por primera vez, a Hyunjin en su cuerpo. Ante los primeros movimientos definitivamente dejó de razonar.



Salta al vacío y nunca vas a aterrizar. Solo... prolongar lo inevitable.


Cuándo Hyunjin abrió los ojos, todavía era de madrugada. Le dolía la cabeza, estaba en una habitación a oscuras, seguro de que dormía en una posición incómoda. Se levantó con dificultad, le dolía el cuello, y las piernas.

Al ponerse de pie fue capaz de darse cuenta de que estaba desnudo. Abrió los ojos impresionado. La luz que se colaba por la ventana le permitió darse cuenta de que no era el único. Seungmin dormía en el sofá, en su misma situación. Golpeó su frente un par de veces, presionando los ojos. Los recuerdos de lo que había sucedido eran confusos, pero estaba seguro de que acababa de encontrar una solución estupida a un problema aún más estúpido. Buscó su ropa con rapidez dispuesto a encontrar una solución real. Encendió la luz a tono medio una vez que estuvo listo. El reloj de la pared apuntaba las cinco de la mañana. Se acercó a Seungmin, recolectando su ropa para ponérsela, cuidando de no perturbar su sueño. Sabía que al despertar el castaño estaría mucho más asustado que él.



Seungmin abrió los ojos cuándo Hyunjin le ajustaba el cinturón de su pantalón. Se sentó con un sobresalto, sintiendo que algo en él era diferente, una sensación peculiar entre vacío e incomodidad, como si necesitara una ducha. Frunció el ceño, mirando a sus alrededores, su novio le miraba con ojos bien abiertos, a él le tomó varios segundos ser capaz de razonar y recordar lo sucedido. Al hacerlo,
abrió los ojos de manera exagerada.

— Dime que fue un sueño y no lo hicimos —suplicó, tomando a Hyunjin por la camisa, el pelinegro negó.

— Lo siento. Fue mi culpa.

— ¿Qué diablos pasó?

El mayor decidió que era momento de tomar al toro por los cuernos. Se sentó en el sofá atrayéndolo en un abrazo, Seungmin se acomodó junto a él con incomodidad.

— Solo recuerdo que Sunghae dijo algo sobre Changbin y tú. Luego ustedes estaban besándose. Discutimos y... bueno, fui impulsivo contigo. Algo en mí solo quería... Que supieras que me perteneces.

— Lo recuerdo  —murmuró Seungmin, frunciendo el ceño—. Chang estaba borracho, podría jurar que drogado.

— ¿Qué pretendía Sunghae? ¿Separarnos?

— No lo sé, a lo mejor —suspiró ofuscado. Ese no era el tema, en realidad.

El asunto era obvio, no necesitaban ser demasiado inteligentes para saber que habían caído en el juego de la chica una vez más, pero a pesar de que en vez de terminar habían avanzado, Seungmin se preguntaba sobre lo que iba a ocurrir a partir de ese momento. Suspiró.

— No voy a dejarte —murmuró Hyunjin, como si leyera su mente—. Tal vez hicimos esto en un momento inoportuno, en un lugar inoportuno  —masculló, notando por fin que estaban en una biblioteca—, pero no significa que haya sido un error. No me arrepiento porque fue contigo y eres mi novio. Yo te quiero, Min. Te quiero en serio.

Seungmin levantó la mirada, observándole por algunos segundos antes de asentir.

— También te quiero, Jin.

El pelinegro sonrió. Por primera vez, Seungmin lo decía abiertamente. Besó su cabello, casi con alivio. Si Sunghae había intentando que eso terminara con su relación le había salido al revés.

— Por cierto... —volvió a hablar Seungmin, buscando su mano— Es verdad eso que dijiste, de que iré a vivir con mi padre el siguiente semestre.

— ¿Y qué pasará con nosotros? —Le miró dubitativo, Seungmin le dedicó una sonrisa taciturna— ¿Estás dispuesto a intentar una relación a distancia?

— No veo porque no. Aún faltan dos semanas de clases y cuatro de vacaciones. Es poco más de un mes, en ese tiempo podemos buscar la manera de mantener lo que tenemos.

— Buena idea. Entonces, no hay nada de que preocuparse.

— No sucederá malo, vamos a estar bien.

Quiereme como a ella (HyunMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora