No pudo dejar de pensar en ese asunto durante los siguientes días. No volvió a tocar el tema con Seungmin, pero eso no le quitaba el nerviosismo cada vez que la veía conversar con Changbin. No entendía lo que Changbin tenía de bueno. Era un chico aplicado, aunque coqueto por naturaleza, divertido según las chicas y muy romántico según la experiencia de Félix. Pero de todos modos, ¿por qué a Seungmin tendría que gustarle alguien como él? Le molestaba. Eso estaba decidido. A él le molestaba demasiado que Kim Seungmin estuviera enamorado de quien fuera.
Cuándo llegó el día de la fiesta, como sea, Hyunjin esperaba que Seungmin y él pudieran divertirse. Sin embargo, el castaño dijo algo sobre llegar después. Por lo cuál, Hyunjin se encontraba sentado en un banco alto cerca de la barra, solo observando a todos divertirse mientras él aguardaba a que Seungmin llegase. Sonrió al ver a Félix bastante desesperado. Aunque había permanecido cerca de Jisung desde que llegaron, él parecía tener intención de todo, menos de invitarlo a bailar. Miró la hora en el reloj cuando pasaban de las once de la noche. Para ese momento se preguntaba si Seungmin llegaría o no. Por enésima vez le envió un mensaje de texto para preguntar si ya llegaba. Sin respuesta una vez más. Decidió guardar el teléfono en su bolsillo, dedicándose a echar ojo en la pista.
Félix y Christopher ya bailaban cada uno por su cuenta. Sonrió al verlos divertirse, más allá estaban otros chicos y chicas que conocía. Y por el fondo, pudo ver a cierto chico de gafas, coqueteando un jovencito más bajito que él, sorpresivamente, de cabellos rosas. Frunció el ceño. Seungmin estaba enamorado de Changbin, pero este ya tenía novio o si no lo tenía al menos estaba seguro de que terminaría acostándose con el de cabellos rosas, lo cual era demasiado fastidioso. Si Seungmin se enteraba de eso iba a tener el corazón roto. ¿Por qué al castaño tenía que gustarle alguien como Changbin? Nuevamente, era agradable, sí. Además era un chico popular y amigo de todos... pero viéndolo bien, Hyunjin acababa de decidir que ni siquiera era tan guapo.
Tomó el restante de bebida que quedaba en su vaso, molesto por la situación. Lo único que deseaba en ese momento era poder decirle a Seungmin que estaba enamorado de un tonto.— Hey, Hyunjin —le llamó la voz tranquila de Seungmin, mientras su puño golpeaba suavemente su hombro. El aludido se volvió para encontrarlo. Era él. Había llegado por fin, deshaciendo toda la molestia anterior.
— Ya llegaste.
— Sí, hace como diez minutos, pero no te encontraba —le hizo saber, seleccionando un vaso al azar de la barra—. Creí que estarías bailando.
— Solo con Félix, hace un rato.
Seungmin asintió, sirviendo hielo en su vaso para comenzar a beber con rapidez hasta terminarla, posteriormente, rellenar el vaso y hacerlo de nuevo. Hyunjin se impresionó por su manera de beber alcohol. Había imaginado todo, menos que fuera tan rápido y no mostrara molestia. Bebía como si fuera agua.
Seungmin miraba por sus alrededores, Hyunjin se preguntaba si a caso estaba buscando a alguien... o a Changbin. Decidió tomar la delantera, tomando su mano sin aviso para llevarlo a la pista de baile. El vaso que él sostenía terminó cayendo al suelo, pero no le importó a nadie.
— Changbin es un idiota —le susurró al oído, acercándose para bailar juntos. Seungmin frunció el ceño, decidiendo ignorar su comentario para poder disfrutar su cercanía.
Tener a Hyunjin tan cerca suyo era algo a lo que podía acostumbrarse, pero en realidad no quería hacerlo. Sabía que era efímero, tal vez algo tonto. Si se enamoraba aún más de ese chico, al final solamente obtendría corazón roto, no estaba dispuesto a eso.
— ¿Por qué llegaste hasta ahora? —Le preguntó Hyunjin, tomándolo por la cintura, sus movimientos eran suaves, pero con ritmo, a Seungmin le encantaba eso.
— Unos deberes que aclarar —respondió—. Pero el caso es que ya estoy aquí.
— Había estado aburrido.
-—¿En serio? —Preguntó, alejándose un momento para verlo a los ojos. El pelinegro asintió— ¿Aún lo estás?
— Para nada. Ya estás aquí.
Él dejó de bailar, Hyunjin lo hizo apenas un par de segundos después. Su mirada viajó hasta los labios del castaño; tal vez por el alcohol, quizás la adrenalina o algo inexplicable, pero no pudo evitar sentir la necesidad de tocarlos. Negó suavemente, alejándose un par de pasos. Seungmin le miró confundido.
— Hyunjin...
— Ahora vuelvo —le anunció, antes de abrirse paso entre la gente para volver al mostrador.
Seungmin decidió salir también de la pista, siguiéndolo a un paso más tranquilo. Al llegar a la zona del bar, Hyunjin pudo tomar otro trago para calmar su nerviosismo, sin embargo, al dejar el vaso vacío notó qué cierta castaña estaba presente, como si hubiera estado esperando por él. Dudó por un momento, preguntándose si estaba imaginándola, a caso.
— ¿Que haces aquí? —Le preguntó, esperando que no le respondiera y así comprobar que era una especie de visión. Pero no lo era, ella habló.
— Jisung es un gran amigo mío —respondió con obviedad—. Fue quien me recibió cuando llegué al instituto, ¿ya no te acuerdas? —Preguntó decepcionada— Me parece que alguien a estado muy ocupado últimamente, que se olvida de mí.
— Nada de eso.
— ¿Seguimos siendo mejores amigos?
— Claro que sí, tontita, siempre seremos mejores amigos.
Sunghae sonrió encantada, tomando su mano para llevarlo consigo hasta la pista. En el camino Hyunjin notó que Seungmin los había estado observando. La canción que sonaba era sensual, un baile perfecto para parejas hormonales, Sunghae no tardó en tomar el ritmo. Hyunjin intentó seguirle el paso, nervioso ante el contacto de su cuerpo con el de ella.
Sabía que Seungmin estaba obsevando y, aunque no quería hacerlo, levantó la mirada, encontrándose con la de él. Quería decirle que no tenía opción, que no quería hacerlo, pero se preguntaba el por qué debería darle explicaciones a Seungmin, al final de cuentas. Se encontraba entre la espada y la pared. Necesitaba elegir a cuál de los dos tener contento y no sabía por quién irse.— Hyunjin... —le llamó Sunghae, pasando los brazos por su cuello, el aludido la sostuvo cuidadosamente—, eres tan lindo y tan mío, ¿no es así?
— Sí...
Ella dejó escapar una risita divertida, acercándose con rapidez para besar su mejilla. Hyunjin frunció el ceño, intentando apartarla suavemente, pero esta vez, ella se dirigió a sus labios. Eran tan solo sus labios sobre los de él, pero un beso, al fin de cuentas. Hyunjin dudó un momento, no había ninguna clase de movimiento, pero se sentía totalmente incorrecto. No era algo que estuviera en sus planes con Sunghae, jamás. Cuando ella se apartó parecía contenta. Hyunjin inmediatamente buscó a Seungmin con la mirada. Tal como había supuesto él estaba ahí, presenciando todo lo que acababa de suceder. El malestar en la boca del estómago del azabache lo hizo apartarse de Sunghae un momento, aunque ella se negara a soltarlo.
Cuándo vio a Seungmin dar la vuelta para irse, comprendió que lo que decidiera en ese momento iba a ser de suma importancia. Si se iba y lastimaba a Sunghae no se lo perdonaría jamás, pero si perdía todo el avance que llevaba con Seungmin, bueno, eso definitivamente iba a molestarle. No podía detenerse, no podía alejar a Sunghae y mucho menos controlarla. Jamás la había visto de esa manera, ella era por lo regular muy sensata y no tomaba en las fiestas, pero en ese momento lo había hecho. Estaba alcoholizada y no razonaba. No podía dejarla. Menos en esas circunstancias.
Seungmin se alejó de la pista, perdiéndose entre el gentío. Seguir mirando era insano para su salud mental, así que optó por divertirse por cuenta propia o, tal vez, incluso ir a casa. Era obvio, Hyunjin jamás iba a darle prioridad, ¿y por qué debería hacerlo, además? Él no era más que una obligación con un objetivo.
Llevó la mano al bolsillo de su pantalón, extrayendo la cadena. De habérsela dado un poco antes lo que acababa de ver no le hubiera sorprendido.
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Quiereme como a ella (HyunMin)
FanfictionHyunjin consideraba a su mejor amiga, Sunghae, la chica más especial en su vida. Sin saber que todo cambiaría luego de descubrir que ella tenía un peculiar hermano gemelo con muy mala reputación