Capítulo 13

510 105 1
                                    

— Aquí tienes, desubicado —declaró Seungmin fríamente, mientras dejaba en la mesa una bolsa con la ropa que le había prestado. Hyunjin se tomó un momento para contemplar la ropa cubierta en plástico, lavada, planchada y doblada perfectamente. Después levantó la mirada, admirando el perfil de Seungmin, quien ya se encontraba sentado a su lado.

— ¿Estás molesto? —Preguntó, tomándole por sorpresa. Era una cuestión que ninguno entendía de dónde había salido.

— ¿Debería? —Indagó con tranquilidad, pero Hyunjin negó inmediatamente.

— Eh... no, supongo que no.

La primer parte de la jordana escolar fue demasiado aburrida para Hyunjin. Entre tomar apuntes, pasar hojas y cerciorarse de resaltar lo importante para los exámenes. Estaba yendo todo como una rutina larga y cansada. La mano le dolía de tanto escribir, tenía jaqueca causada por las tareas y el desayuno ya no estaba proporcionándole energías. Por lo tanto, cuando la hora del descanso finalmente llegó, se dio prisa en buscar el almuerzo que Krystal había empacado para ellos.

— Krystal te envió almuerzo —le hizo saber, mostrándole el empaque extra. Seungmin soslayó una sonrisa, observando atentamente por unos segundos antes de tomarlo.

— Gracias —murmuró.

— Entonces vamos, que el sauce nos espera.

— Hoy no iremos ahí —le dijo, tomándolo desprevenido. Hyunjin frunció el ceño, intentando averiguar a qué se refería—. Félix y Chris dijeron que podemos almorzar juntos.

El asunto fue algo caótico mientras avanzaban hasta la cafetería. Seungmin se mostraba de lo más tranquilo, pero Hyunjin no podía dejar de pensar en como es que a sus amigos, sobre todo a Félix, Seungmin les había agradado tan rápido. Incluso cuando a él lo conocieron les tomó un tiempo, pero aparentemente todo se estaba dando muy natural. En la cafetería sus amigos y Seungmin charlaban como si se conocieran de toda la vida.

— Lo he olvidado —murmuró Seungmin logrando obtener la atención de Hyunjin cuando posó sus pupilas en él— ¿Podrías ir tú por el jugo de naranja? ¿Sí? ¿Hyung?

Hyunjin pudo sentir una gran corriente eléctrica subir por sus brazos, generando un pequeño sobresalto en sus hombros. Hyung se repetía una y otra vez en su mente con el tono de voz que Seungmin había empleado para decirlo. En su imaginación todo se había vuelto en cámara lenta, incluso el batir de las pestañas del castaño y el brillo de sus ojos. Como si su cuerpo se mandara solo, se puso de pie y sin poder formular palabra alguna se dirigió a buscar el jugo que Seungmin le había pedido. Podía sentir su corazón latiendo, sus manos temblando mientras intentaba no derramar la bebida.

Mil por qué se plantean en su mente. ¿Por qué Seungmin era amable con otros? ¿Por qué con él no? ¿Por qué era la primera vez que le llamaba "hyung"?

— Muchas gracias, hyung —repitió Seungmin al recibir su jugo. Hyunjin pasó un trago amargo por su garganta, sentándose junto a él. Sus manos no dejaban de temblar mientras intentaba, inútilmente, equilibrar sus cubiertos para comer.

La pared que Seungmin había construido entre ellos se caía únicamente cuando estaban en compañía. Mas al verse solos seguía actuando con frialdad e indiferencia.
Avanzando por la acera, ingresando al distrito del chico, Hyunjin se permitió contemplar su perfil por segunda vez en el día; las delgadas manos ajenas jugaban con las tiras de su mochila mientras el viento mecía sus cabellos castaños. Tal vez iba cantando algo en su mente porque lo notaba mover la cabeza de vez en cuando. Si tan sólo pudiese saber en que tanto pensaba sería feliz. Seungmin era una pieza geométrica llena de un matiz que su vista no conseguía entender.

Al llegar a la esquina de su calle lo notó tensar, tanto que incluso había dejado de jugar con las tiras y guardado las manos en los bolsillos de sus pantalones. Se detuvieron frente a la cerca, Seungmin se giró para verlo

— Hasta mañana... —comentó Hyunjin.

— Mañana no iré al instituto... —le hizo saber en respuesta. Hyunjin acomodó la mochila en sus hombros.

— ¿Por qué?

— ¿Acaso eso te importa? —Contestó con ceño fruncido, intentando girarse de nuevo para escapar de la situación, sin embargo, Hyunjin fue más ágil en esa ocasión, tomándolo por el brazo para retenerlo— Suelta.

— Sí me importa —al decirlo, los ojos de Seungmin se abrieron con impresión, dedicándose a observarle un segundo—. Quiero saber porqué no vas a ir al Instituto. Soy tu hyung, debes decirme.

La actitud dominante que Hyunjin decidió adoptar hizo temblar a Seungmin. Podía jurar que sus mejillas se habían teñido de carmesí. Recordar que era la forma en que lo había llamado solo aumentó la vergüenza.

— Eso... fue sólo porque los chicos estaban ahí, y creen que somos amigos.

— ¿Y no lo somos?

Una vez más Seungmin se mostró demasiado nervioso con el tema. Se soltó del agarre de Hyunjin y aclaró su garganta, intentando no perder el mando que solía llevar en la situación.

— Eso no depende de mí —susurró, mirándole por fin a los ojos—. Tengo una cita médica, Sunghae y yo, de hecho, ambos.

— Ah... entonces ¿si yo quiero, somos amigos? —Quiso saber Hyunjin, decidiendo centrarse únicamente en la parte inicial de su respuesta. Seungmin frunció el ceño, señalándolo con el índice.

— No te pases de listo. ¿Querías saber solo para ignorarlo?

La situación era demasiado conveniente para él, podía tomarle ventaja si quería. Seungmin se estaba mostrando vulnerable ante él y, descubrir que tenía el control, a Hyunjin le llenaba los pulmones de soberbia adolescente.

— Somos amigos, aunque no quieras aceptarlo —el aura egocéntrica con la que dijo eso provocó nuevamente que Seungmin se sonrojara. Nunca hubiera imaginado que llegar a admitir algo como eso resultaría tan vergonzoso.

— Si tú lo dices —señaló, logrando recuperar la compostura.

Hyunjin le dedicó una sonrisa, esta vez una tranquila, y llevó las manos a sus cabellos para despeinarlos un poco. Seungmin era más bajito que él, más bonito y más, aunque fuera gruñón, adorable.

— A partir de ahora, debes llamarme con confianza.

— Sigue soñando con eso, desubicado —concluyó con una risotada maliciosa, comenzando a caminar hasta la puerta de su hogar, diciéndole adiós con la mano en alto.

Hyunjin sabía, aunque no pudiera verlo, que Seungmin estaba sonriendo también.

Quiereme como a ella (HyunMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora