Capítulo 20

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La siguiente ocasión en que pudieron verse, Seungmin se mostraba suficientemente apenado como para sostenerle la mirada, pero Hyunjin no estaba dispuesto a perderlo por algo como eso. Apenas unos días atrás habían estado de maravilla y, de repente, la situación intentaba arruinarlo. No podía dejar que eso sucediera. Sencillo. Se acercó a la mesa que compartía con Seungmin, aprovechando que el profesor no había llegado, tomó su mano con cariño, atrayéndolo suavemente para besar su frente. El castaño se sonrojó, avergonzado y tímido.

— Ya lo sé todo, Min, y está bien. No voy a hacerte daño.

— ¿Todo, todo? —Cuestionó el más bajo, angustiado con la respuesta que implicaba su cuestión. Hyunjin, sin embargo, asintió de lo más tranquilo.

— Todo, todo —le aseguró—. Y está bien, yo lo entiendo.

— Lamento haberte ocultado las cosas, Jin, de verdad. Es solo que no quería arruinar nada.

Hyunjin tomó su rostro con delicadeza, acercándose para besarlo con lentitud. No le importaba si los demás los veían o incluso si era extraño. Los besos de Seungmin le gustaban, eran como una forma sencilla de decir cuanto sentía.

— Te quiero demasiado, Minie —le dijo al apartarse. El aludido abrió los ojos lentamente, sus pupilas se encontraron unas con las otras. Hyunjin sonrió.

Era la primera vez que le decía, con palabras, que lo quería. Y aunque esperaba que Seungmin correspondiera no lo culpaba por no hacerlo. Comprendía que para el castaño el tema de sus sentimientos era algo difícil y lo último que deseaba era presionarlo. Dejó un beso en el cabello de Seungmin, haciéndole saber que no necesitaba responder con las mismas palabras.

Los siguientes días intentaron llevar las cosas bien. Decidieron que no dirían a sus amigos sobre la familiaridad entre Krystal y Seungmin. Suponer que sencillamente el plan de Sunghae no había funcionado era suficiente. Aunque Hyunjin sabía que no era así. Sunghae había sido su mejor amiga antes, la chica de sus ojos, en quien más confiaba, y de repente sentía que todo lo que conocía de ella era una tremenda farsa.

Una tarde, mientras Seungmin estaba de visita en el distrito de su padre, él decidió ir a visitar la casa de Sunghae. Antes solía ser uno de los lugares en los que más pasaba el tiempo, pero en los últimos meses verla había sido un deporte abandonado. Tocó el timbre, verificando la hora para estar seguro de que no estuviera en la universidad, por suerte ella atendió a la puerta. Al verlo se cruzó de brazos, mirándolo con seriedad.

— Tu novio no está aquí  —le hizo saber, intentando cerrar la puerta, pero él se lo impidió, tomando su muñeca para atraerla hasta afuera— ¿Que quieres, Hwang Hyunjin? —Preguntó ofuscada, intentando liberarse, pero él no la dejó, obligándola a sentarse a su lado en las escaleras. Sunghae suspiró rindiéndose.

— Sé que se ve mal y suena peor... pero te juro que no estaba en mis planes. Sin embargo, lo conocí y nos enamoramos.

— Así, de repente, sin contexto —masculló, molesta—. Seungmin es mi hermano, te advertí que él intentaría alejarte de mí y eso fue precisamente lo que hizo.

— Él no hizo eso, Sunghae, Seungmin solo quería protegerte y en el transcurso, nuestros sentimientos salieron a relucir.

— Tú sabías que he estado enamorada de ti desde que te conocí —le dijo—. Y aún así, lo elegiste a él.

— No estás enamorada de mí, Sung —aseguró, tomando su mano con delicadeza—. Somos mejores amigos, es normal que en algún momento sintieras que algo más estaba sucediendo, pero no era así.

— De cualquier modo, lo único que te pedí fue que tuvieras cuidado y no lo hiciste. Al final permitiste que Seungmin te separara de mí.

Hyunjin la soltó lentamente. Sabía que Sunghae no iba a razonar, ni siquiera entendía si haber intentado hablar con ella tenía sentido, en primer lugar. Suspiró.

— Quiero a Seungmin y voy a estar con él, así que solo quiero que intentes entender eso.

— ¿Y Seungmin lo entiende? —Le preguntó con amargura— Seungmin no sabe cuidar a quienes lo aman. ¿Tan siquiera ya te dijo que el semestre que viene irá a vivir con nuestro padre de nuevo? —Hyunjin la observó, dubitativo. Ella supo inmediatamente que, una vez más, lo tenía en sus manos. Se acomodó en su lugar, asintiendo lentamente— Estamos hablando de una distancia de una hora y catorce minutos en auto. Dos horas en metro. Se cambiará de colegio.

— Siempre puedo visitarlo.

— Por supuesto que puedes hacerlo, pero ¿una relación a distancia durante el último semestre? Pronto la distancia, el colegio y los deberes podrán más que ustedes dos —explicó con fingido interés—. Ambos son inmaduros y caprichosos, lo de ustedes está... destinado a fracasar. Puedo verlo claramente; tú lo darás todo por él, y él no dará absolutamente nada por ti.

— Te equivocas, Seungmin no es así. Si nosotros lo intentamos, y será así, va a funcionar.

— ¿Lo dices tú? —Sonrió con diversión— Seungmin ni siquiera es capaz de decirte un te quiero, mientras que a Changbin se lo pasa abrazando y mostrando sus emociones. Y eso es enfrente de ti, podrás, por lo tanto, imaginar lo que sucederá cuando no estén en el mismo colegio.

— No tienes derecho a hablar así de él —le detuvo, poniéndose de pie. Ella hizo lo mismo con lentitud—. Está bien si sientes celos porque somos amigos, pero no tienes porqué acusar a Seungmin.

— Conozco a Seungmin mucho más de lo que tú lo haces. Hemos estado juntos toda la vida, no serías el primer chico con el que termina enredándose y dejando después.

Hyunjin decidió ignorarla, alejándose de ella sin decirle más. Sabía que Sunghae era mentirosa, o algo así, por lo que no debía ni quería hacer caso a sus palabras.

El tema de Changbin era algo que ya estaba superado, el chico era incluso alguien que actualmente le agradaba, así que confiaba en él. No tenía sentido preocuparse, ni mucho menos. Decidió sepultar esa conversación, mentalizándose a fingir que no había sucedido y simplemente continuar como estaban.









Jisung detuvo sus pasos al llegar con Félix. El rubio comía con sus amigos de siempre y él sabía que en cuanto le pidiera hablar, Félix dejaría a todos para ir con él, cosa qué, de paso, aumentaba su ego. Sonrió con tranquilidad, en la mesa Christopher, Hyunjin y Seungmin le devolvieron el gesto.

— Eh, Félix, ¿podemos charlar?

Tal como imaginó el rubio se puso de pie inmediatamente, dejando a sus amigos. Jisung lo dirigió fuera del comedor. Mientras caminaban, notaba que Félix estaba nervioso. Eso era principalmente adorable. Se detuvo a una distancia considerable. Había pocas personas por alrededor, suficiente para no tener que ser visto con el rubio y dar explicaciones. Ser el enamorado de Félix lo ponía en una situación incómoda, sobre todo si no quería que otros pensaran que él correspondía su coqueteo.

— Habrá una fiesta en mi casa —le dijo, notando el brillo en los ojos ajenos—. Para la fiesta de Halloween no pude invitarte, pero ahora es diciembre y el tema es invierno. Ven a la fiesta con tus amigos, será bueno verlos allí.

— Muchas gracias, Jisung, iremos.

— Es el viernes, como sabrás. Estará cool, asegúrate de que todos asistan.

— Claro, gracias.

Se despidió con una sonrisa, seguro de que había dañado otro poco la estabilidad de Félix. Inspiró al alejarse lo suficiente, llevando la diestra hasta su nuca para despeinarse un poco y pasar la tensión. Buscó su teléfono en el bolsillo cuándo comenzó a sonar, el nombre de Sunghae resaltaba. Tomó una bocanada de aire antes de atender;

— ¿Lo hiciste?

— Lo hice. Dijo que vendrán todos.

— Gracias, Jisung, eres el mejor.

— Sí, pero... —murmuró, verificando que nadie estuviera cerca— Solo estás intentando proteger a Hyunjin y los chicos ¿verdad? No estás tramando nada raro, dime que no.

— Por supuesto que no, yo nunca le haría daño a mis amigos, pero si no hago algo para que se den cuenta de todo, nos arrepentiremos luego.

— Bien. Confío en ti.

Quiereme como a ella (HyunMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora