Capítulo 23

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Seungmin suspiró acomplejado cuándo ingresó a su hogar, se despidió de Hyunjin con un movimiento de manos y cerró la puerta. Habían pasado ya algunos días desde que el incidente en la fiesta. Las cosas, por suerte, no habían salido peor; Changbin y Seungmin aclararon las cosas, mientras que el novio del primero comprendió la situación. También Hyunjin fue capaz de comprenderlo, aunque su recelo para con Changbin era algo implícito.
Félix, bueno, Seungmin se había enterado que el tal Jisung era quien ayudó a Sunghae con su idea, por lo que el rubio ya no lo idolatraba, sino todo lo contrario, parecía aborrecerlo.
En cuanto a Sunghae, no la habían visto, no estaba cada vez que llegaba a casa y por las noches él solo la escuchaba moverse por su habitación, pero ella estaba evitándolo a toda costa.

Las últimas semanas de clases pasaron rápidamente. El semestre se estaba terminando y, a partir de ese momento, Seungmin era consciente de que lo suyo con Hyunjin debía estar establecido.

— Si han acordado mantener lo de ustedes de esa forma, no veo el por qué de la preocupación —señaló Félix, tomando la mano de Seungmin mientras caminaban por el jardín, a espera de que los demás regresaran de los tocadores. Su amigo suspiró, inquieto.

— Le estoy dando muchas vueltas al asunto —reconoció con malestar—. Estoy consciente de que el mismo Hyunjin se lo está tomando con tranquilidad, pero hay algo... diferente. No sé que es, solo es distinto.

— ¿Dudas del cariño que Jin y tú se tienen?

— No es eso —reparó, pensando en que palabras utilizar para aclararlo al rubio—. Lo que siento por Hyunjin es como un disparo lento. Siento que él tiene, de manera muy literal, mi corazón en sus manos. Yo... le he entregado a Hyunjin cada detalle de mí, tal vez somos una apuesta arriesgada, pero... soy feliz con él.

Félix le miró enamorado, sonrió contento al escucharlo decir eso de su mejor amigo. Lo atrajo en un abrazo cariñoso, despeinando su cabello un instante. La idea del amor sonaba maravillosa desde el punto de vista de Seungmin y Hyunjin.

— Ustedes estarán bien, nosotros los apoyaremos para que funcionen.

Funcionaba. Las dudas se despejaban por momentos, se sentía cómodo con su novio, entre visitas y planes, entre besos y abrazos tiernos. Se había convertido en un costal de emociones. Disfrutaba de la compañía de Hyunjin, lo extrañaba por las noches y se preguntaba, una y otra vez, si lo de ellos era apto para convertirse en algo eterno.

— Eterno y perfecto —declaró Hyunjin, tomando su mano mientras observaban la noche nublada, ambos en las escaleras del recibidor de su casa—. Siempre me quedaré contigo, te elijo por sobre todas las cosas.

Por sobre todas las cosas.









Seungmin despertó una mañana, a mitad de vacaciones, sintiendo un peso opresivo sobre la boca del estómago. Hacía frío y quería seguir durmiendo, pero el malestar se volvió insoportable, forzandolo a levantarse de la cama con rapidez en dirección al tocador.

Funció el ceño, inclinándose sobre el retrete una vez más. El dolor de estómago le estaba matando, pero no era algo por lo que sintiera que debía preocuparse, no podía devolver nada más que jugo gástrico.

Llevaban dos semanas de vacaciones, significaba que en quince días más, estaría haciendo las maletas para ir con su padre. Esperaba estar bien para entonces, planeaba aprovechar esa ocasión para que Hyunjin y su padre se conocieran. Si iban a mantener una relación a pesar de la distancia, lo mejor era que se llevasen bien. Lo bueno de todo era qué, a pesar de ser un pésimo hombre de familia, el señor Kim era una persona carismática y liberal, así no que le supondría mayor problema.

Quiereme como a ella (HyunMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora