Capítulo 7

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'Mover las cosas es como mover el alma'

El fin de semana fue horrible. No solo bastó que la profesora de música los saturara con tarea, o que Krystal le pidiera que reacomodara su habitación.

— Quita lo que ya no te sirva, añade lo que crees que necesitas ahora. Los niños crecen y por eso mismo sus gustos y necesidades cambian. Es así con todo, Hyunjin.

Con las sabias palabras que Krystal solía recitarle, Hyunjin sabía que no estaba solamente refiriéndose a los artículos de su habitación.
A veces Krystal decía cosas que no lograba entender y le dejaban pensando. Era como si hablaran un idioma diferente. Pero eso no había sido todo. Su domingo solo fue la conclusión perfecta de su ajetreo mental. Había amanecido lloviendo y por tanto Krystal no le permitió salir a la calle con sus amigos. Hyunjin ni siquiera insistió. Se quedó tranquilamente mirando series en su computadora. Una escena del programa atrapó su atención: El chico universitario, como cliché era un bravucón, estaba gritando y peleando contra su compañera de clase. Esta no hacía más que intentar tranquilizarlo, haciéndole saber sus sinceros sentimientos.  Sinceridad. Algo que tal vez Changbin poseía y él no.

— Hyun... —la voz de Krystal lo sacó de su ensimismamiento, él levantó la mirada, encontrando a la mujer presente en la puerta— Vino tu amigo, dice que irían a la pista de patinetas hoy, te está esperando — concluyó, retirándose.

Hyunjin frunció el ceño. Horas antes Krystal le había negado el permiso para salir con sus amigos, por lo que no entendía como había cambiado de opinión. Miró por la ventana, corroborando que ya no llovía. Si es que ellos habían ido a su casa para insistir en el permiso, no dudaba.
Con ánimos se levantó, tomando su propia patineta para ir a vagar un rato. Cualquiera de sus amigos que estuviera abajo, le bastaba. Al llegar al primer piso, sin embargo, supo que no era ninguno de los que pensaba; Krystal reía con encanto, acomodando el cabello semi húmedo de Seungmin, este se encontraba sentado en un banco alto de la cocina.
Hyunjin los observó sin hacer ruido alguno. A su vista la relación que Seungmin había forjado tan rápidamente con Krystal le dejaba demasiado en que pensar. Seungmin era antipático, pero Krystal lograba obtener de él una sonrisa especial.
La dama levantó la mirada, su sonrisa ensanchándose aún más al ver a Hyunjin. Seungmin volteó a verlo, sonriéndole apenas.

— Vámonos... —acotó el castaño, bajando de un brinco del banco.

Krystal los escoltó hasta la puerta, recordándoles que si comenzaba a llover de nuevo debían volver.

El camino fue silencioso hasta el módulo. En cuanto llegaron a Seungmin pareció no importarle los charcos ni el concreto húmedo.

— Esta muy mojado, podrías caer —le advirtió él, pero fue ignorado.

— ¿Eso importaría? —Preguntó, indiferente, sin detenerse hasta la pista más empinada de todas.

— No es que seamos buenos amigos, pero eres humano y te dolerá si caes—reflexionó, yendo detrás de él hasta las escalerillas que dirigían a lo alto del deslizador—. Yo te recomiendo que lo pienses mejor —dijo, sentándose en el borde, sin dar atención a si humedecía o no sus pantalones.

Seungmin se encogió de hombros y se lanzó sin importarle las sugerencias. El traqueteo de las ruedas sobre la pista invitaron a Hyunjin prestar atención hasta que el castaño llegó al otro lado, solo para mirarle con arrogancia.

— No caí, desubicado.

— Te gusta ponerte en peligro, ¿verdad?

Seungmin dejó escapar una suave risa que detonaba travesura. Tal vez lo más cercano a un gesto humano que había mostrado hacia Hyunjin.

— Eres muy lento, Hyunjin —respondió mientras llegaba a su lado y volvía a posicionarse—. Demasiado lento y torpe.

— No puedo entenderte —suspiró él con cierta frustración.

— No lo hagas... sólo cumple tu parte del trato.

— ¿Y como se supone que lo hago? —La pregunta salió de sus labios tan desesperada como su mirada.

Seungmin volvió a sonreír, lanzándose una vez mas, antes de acabar la curva saltó y la patineta giró en el aire, él la impulsó con un toque y cayó sobre ella. De acuerdo, Hyunjin aceptaba que Seungmin fuera muy bueno en patinaje, ¿pero eso qué? No respondía a nada de lo ambiguo que seguía resultando todo el asunto. De nuevo se dejó ir, repitiendo el truco, pero en esa ocasión no midió muy bien sus movimientos y cayó directamente en el concreto, sus piernas temblaron un poco, terminando por caer de rodillas.

Seungmin se sentó en el suelo, echando un vistazo a la tela de sus pantalones para verificar que no hubieran sufrido alguna rasgadura. Acto seguido, miró a Hyunjin. El más alto supo que significaba algo, debía descubrir que era y no podía.

— Te caíste —anunció de manera tonta, obteniendo una mirada molesta.

— ¿Solo dirás eso...? —murmuró, acomplejado.

— ¿Te lastimaste?

Seungmin agachó la mirada, observando el concreto húmedo por un ratito antes de volver a levantarse y enfrentar a Hyunjin, adoptando esa mirada fría.

— No parece ser algo que te importe, desubicado.

Hyunjin también se puso de pie, tomando su patineta para bajar hasta donde se encontraba su acompañante.

— ¿Por que me odias tanto?

— Deberías saberlo —le retó con los puños apretados—. Eres demasiado lento y torpe. A veces quien menos esperas es el verdadero problema.

—  No me hables con acertijos. Esto pasa porque conviviste mucho con Krystal —lo señaló con el índice, pero él solo soslayo una sonrisa, como si haberla mencionado fuera realmente importante.

— Krystal es muy agradable.

— No la llames así, con tanta confianza.

— Ella me dio permiso. Me quiere —encogió levemente su hombro derecho—. Es una mujer amable.

— Te detesto —espetó, cansado—. Vienes, robas mi collar y ahora quieres robar a mi niñera.

— Alto ahí, niño mimado. Para empezar la cadena se te cayó y yo la encontré, y segundo, Krystal me quiere por su propia voluntad —le hizo saber—. Ambas cosas las conseguí yo solo, no a costa de nadie. Son cosas que necesito y permito entrar a mi vida.

Hyunjin trastabilló en sus palabras, dejando todas sus respuestas ahogadas en el interior.

— ¿Qué tratas de decir?

— Solo piensa que cosas dejas entrar a tu vida y que cosas ya no necesitas. A veces tenemos el punto de vista equivocado. Si lo que tú necesitas se choca con lo que yo no necesito, es la razón por la cual hay una especie de odio entre nosotros. ¿Me entiendes mejor?

Lo entendía y, al mismo tiempo no lo entendía. Hyunjin sabía que había algo encerrado en ello, pero no era capaz de entender exactamente qué.  Sus palabras le sonaban ligeramente similares a lo que Krystal había dicho.

— Podrías explicármelo.

— Soy bueno en la patineta —le aclaró, logrando confundirlo mientras se disponía a caminar para regresar a su hogar. Hyunjin lo siguió. Había sido una visita realmente corta—. Pero puedo perfectamente fingir una caída y convencerte de que fue real. Ahora, Hwang, piensa ¿qué tan difícil puede ser fingir que me quieres y convencerme de eso? Ya te di la primer lección, te toca el resto.

Quiereme como a ella (HyunMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora