Cap. 56 // HISTORIA

102 10 0
                                    

- Sólo recuerdo que me obligué a mí mismo a existir, sin desfallecer. Me establecí en un lugar alejado, en un bosque, y esperé... Sin duda, alguno de mis fieles mortífagos trataría de encontrarme... alguno de ellos vendría y practicaría la magia que yo no podía, para devolverme a un cuerpo. Pero esperé en vano- un estremecimiento recorrió de nuevo el círculo de los mortífagos. Voldemort dejó que aquel estremecimiento creciera horriblemente antes de continuar:

»Luego... hace cuatro años... encontré algo que parecía asegurarme el retorno. Un mago joven y confiado vagaba por el camino del bosque que había convertido en mi hogar. Era la oportunidad con la que había estado soñando, pues se trataba de un profesor del colegio de Dumbledore. Fue fácil doblegarlo a mi voluntad... Me trajo de vuelta a este país, y después de un tiempo ocupé su cuerpo para vigilarlo de cerca mientras cumplía mis órdenes. Pero el plan falló: no logré robar la piedra filosofal. Perdí la oportunidad de asegurarme la vida inmortal. Una vez más, Harry Potter frustró mi intento y tuve que volver a aquellos oscuros bosques...

Volvió a hacerse el silencio. Nada se movía, ni siquiera las hojas del tejo. Los mortífagos estaban completamente inmóviles, y en las máscaras les brillaban los ojos, fijos en Voldemort y en Harry. 

»Eso hasta que encontré una preciosa mansión en los bosques de Albania con estatuas de oro y  jardines impecables, no parecía que hubiera una sola persona viviendo en el lugar, aunque el cuidado de esta decía todo lo contrario, decidí vivir en el lugar hasta que noté que en el calabozo Corvus torturaba a algunos enemigos míos, con el tiempo me fui acercando cada vez más a el hasta que me conoció. No podía creer que me tenía enfrente suyo, pero le expliqué lo necesario.

»El me ayudó a tener poder, pero este no lo podía tener por mucho tiempo, buscó muchas formas para regresarme lo que había perdido hasta que abrió la cámara de los secretos en Hogwarts donde lo enviaron a Azkaban, escapó y me comentó de la única forma que encontró mientras pensaba cuando lo habían encerrado, pero para eso se necesitaba al chico.

»De alguna forma se enteró mucho antes de que se haría el torneo de los tres magos, planeó todo y después llegó Colagusano con un regalo espectacular: Bertha Jorkins quien me confirmó que el torneo de los tres magos se haría en Hogwarts en este curso y también me habló de un fiel mortífago que estaría deseando ayudarme, si conseguía ponerme en contacto con él. Me dijo muchas cosas... pero los medios que utilicé a fin de romper el encantamiento que le habían echado para borrarle la memoria fueron demasiado fuertes, y, cuando le hube sacado toda la información útil, tenía la mente y el cuerpo en tan mal estado que no había arreglo posible. Ya me había servido. No podía hacer nada más con ella, así que me deshice de ella.

Voldemort sonrió con su horrenda sonrisa. Sus rojos ojos tenían una mirada cruel y extraviada.

- Para mi renacimiento se necesitaba otro cuerpo diferente al que poseía y el cuerpo de Colagusano, por supuesto, era poco adecuado para mi encarnación, puesto que todos lo creían muerto y, de ser visto, atraería demasiado la atención. Sin embargo, él fue el vasallo que yo necesitaba, dotado de un cuerpo que puso a mi servicio. Corvus creó hechizos y pociones para ir cambiando cada parte de mi sin hacer una gran repercusión, sin embargo, el único día que dejaron la poción a cargo de Colagusano, este la hizo mal dejándome en un peor estado del que estaba convirtiéndome en un feto apenas vivo, estaba casi igual que al principio. Entonces todo se extendió y Corvus tuvo que hacer demasiados cambios en lo que ingería y los hechizos que necesitaba para un cuerpo que podía habitar mientras aguardaba los ingredientes esenciales para el verdadero renacimiento... Uno o dos encantamientos de mi invención, un poco de ayuda de mi querida Nagini...- los ojos de Voldemort se dirigieron a la serpiente, que no dejaba de dar vueltas-, una poción elaborada con sangre de unicornio, y el veneno de reptil que Nagini nos proporcionó... y retomé enseguida una forma casi humana, y me encontré lo bastante fuerte para salir de aquella mansión.

»Ya no había esperanza de robar la piedra filosofal, porque sabía que Dumbledore se habría ocupado de destruirla. Pero estaba deseando abrazar de nuevo la vida mortal, antes de buscar la inmortal. Así que me propuse expectativas más modestas: me conformaría con retornar a mi antiguo cuerpo, y a mi antigua fuerza.

»Sabía que para lograrlo (la poción que me ha revivido esta noche es una vieja joya de la magia oscura) necesitaría tres ingredientes muy poderosos. Bueno, uno de ellos ya estaba a mano, ¿verdad, Colagusano? Carne ofrecida por un vasallo...

»El hueso de mi padre, naturalmente, nos obligaba a desplazarnos a este lugar, donde está enterrado. Pero la sangre de un enemigo... Si por Colagusano hubiera sido, habría utilizado la de cualquier mago, ¿verdad? Cualquier mago que me odiara... ¡y hay tantos que todavía lo hacen! Pero yo sabía a quién tenía que usar si quería ser aún más fuerte de lo que había sido antes de mi caída: quería la sangre de Harry Potter, quería la sangre del que me había desprovisto de fuerza trece años antes, para que la persistente protección que una vez le dio su madre residiera también en mis venas.

»Pero ¿Cómo atrapar a Harry Potter? Porque ha estado mejor protegido de lo que incluso él imagina, protegido por medios ingeniados hace tiempo por Dumbledore, cuando se ocupó del futuro del muchacho. Dumbledore invocó magia muy antigua para asegurarse de que el niño no sufría daño mientras se hallaba al cuidado de sus parientes. Ni siquiera yo podía tocarlo allí... Luego, naturalmente, estaban los Mundiales de quidditch. Pensé que su protección se debilitaría en el estadio, lejos de sus parientes y de Dumbledore, pero yo todavía no me encontraba lo bastante fuerte para intentar secuestrarlo en medio de una horda de magos del Ministerio. Y después el muchacho volvería a Hogwarts, donde desde la mañana a la noche estaría bajo la nariz aguileña de ese loco amigo de los muggles. Así que ¿Cómo podía atraparlo?

»Pues, por supuesto, aprovechándome de la información de Bertha: usando a mi único mortífago fiel, establecido en Hogwarts, para asegurarme de que el nombre del muchacho entraba en el cáliz de fuego, usándolo para asegurarme de que el muchacho ganaba el Torneo... de que era el primero en tocar la copa, la Copa que mi mortífago habría convertido en un traslador que lo traería aquí, lejos de la protección de Dumbledore, a mis brazos expectantes. Y aquí está... el muchacho que todos ustedes creían que había sido «mi caída».

Voldemort avanzó lentamente, y volvió su rostro a Harry. Levantó su varita.

- ¡Crucio! 

𝕷𝖚𝖓𝖆 𝖉𝖊 𝕾𝖆𝖓𝖌𝖗𝖊 // 𝕾𝖊𝖛𝖊𝖗𝖚𝖘 𝕾𝖓𝖆𝖕𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora