Parte 29

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Se que es corto pero espero les guste

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Salir de la bahía protegida siempre fue mucho más complicado que entrar, después de todas las olas de alguna extraña manera te ayudaban a entrar a la bahía de forma natural, el salir era otro asunto muy diferente, ibas en contra del oleaje lo cual dificultaba el avance del barco creando una corriente de aire en la caverna y para colmo siempre se terminaba mojado hasta los huesos, con mucha sincronización lograron salir casi perdiendo a un par de idiotas que se acercaron mucho a la orilla y una ola se los llevó al agua, aunque recuperarlos fue incluso más complicado que salir ya que las olas se los llevaban rápidamente, Levi observo como la nave de Keni se adelantó por la abertura de la caverna y siguió su rumbo sin siquiera mirar atrás, dejando a su hombre en el agua con peligro de morir ahogado, el muy malnacido simplemente se largó sin impórtale nada, confiaba en que se encantaría de recoger al casi ahogado o simplemente no le importaba lo que le pasara.

Con la situación más calmada ya fuera de la entrada y casi cuatro horas después que dejaron tierra y tres horas y media desde que se fue adelante Keny lograron poner rumbo, Levi estaba aún enojado por la interrupción de su padre y nadie de la tripulación quería acercarse al capitán por su obvio estado de humor, el hombre bajo hasta su camarote para encontrar a su ahora esposo ya completamente vestido, lo cual solo lo frustro un poco más tendría que esperar a la noche, no entendía la diferencia antes ahora que está casado pero no quería salir de la cama mientras este en compañía de ese candente doncel.

- ¿ya estamos en mar abierto?

- Si, por fin salimos de la cueva – cometo sentándose en su escritorio – ¿porque te has vestido?

- Estuve desnudo la primera hora después de subir al barco – comento como de que quiere la cosa.

- Estúpido Keny que se me adelanto - murmuro malhumorado.

- ¿Dijiste algo? – pregunto sin haber escuchado bien lo dicho

- Nada importante, vamos camino a la mesa del diablo

- Algo más que acotar – pregunto abrazando al mayor por la espalda.

- No hagas nada que deje avergonzado al resto de la tripulación

- A la orden capitán – dijo dándole un beso en la mejilla para después salir del camarote.

Levi volvió con a los documentos frente a él, tenía que calcular cuánto era la paga de su nueva tripulación, volteo su vista a la biblioteca para buscar el reglamento de la piratería que para su micro infarto NO SE ENCONTRA EN SU LUGAR, miro alrededor de todo el camarote hasta que encontró una carta sujetada con un cuchillo en una de las patas del doncel de la cama, justo en la frente de la sirena decorativa con enojo arranco el papel para leer lo escrito.

Espero no te importe que me llevara el libro

Creo que estarás muy ocupado para prestarle atención

Diviértete con tu esposo

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Marco miraba con diversión el nuevo castigo al que se enfrentaba Jean, desde que se embarcaron a la mesa del diablo y que el capitán Pixis se montara abordo del hipocampo y sistemáticamente adueñó del barco para suplantar a Jean a pesar de sus continuas quejas para diversión y burla de toda la tripulación, expulsado de la cabina del capitán y sin ninguna autoridad ya que Pixis había llevado a su segundo al barco, ahora no le quedaba otra opción que ir a dormir con los demás marineros del barco.

La única excusa que el mayor dio fue que Jean debía estar al más pendiente de lo que ocurría a su alrededor, porque de haber sido su enemigo ahora estaría muerto y su mujer siendo violada por que era inconcebible que un capitán no allá notado el amotinamiento de sus subordinados, ahora todo había cambiado abordo.

Se había instalado una segunda cama en la cabina del capitán, ya que él mismo como "mujer del capitán" seguía durmiendo ahí más por protocolo pirata que implica que las mujeres eran del capitán actual del barco por consiguiente le pertenecía a Pixis, todo esto para gran frustración y gran enojo de Jean que parecía echar chispas del enojo y los celos todo debido a su nutrida imaginación cosa que solo lo hacía reír de algunas escenas que pensaba y no conforme con mantenerlos separado, el capitán los vigilaba a ambos como un halcón cada movimiento que realiza especialmente Jean solo para evitar que se quedaran solos en cualquier parte del barco.

Y en las contadas ocasiones en que el cabello bicolor logro acorralado en algún rincón oscuro del barco, en donde rápidamente lo besaba con desesperación he intentaba apresurar la situación e antes de ser interrumpidos, pero siempre terminaban siendo encontrados por el capitán o algún otro miembro de la tripulación y Jean terminaba siendo castigado, mientras él era encerrado en el camarote. Es en este punto donde se encontraban mirando a Jean fregar la cubierta como un simple grumete, antes de ser llevado a pasar un anche en la prisión.

Ya en la noche cuando la mayor parte del barco estaba dormida el capitán Pixis con muy mala cara lo despertó y lo lleco hasta las prisiones del barco, su enojo aumento cuando sus ojos se enfocaron en su hijo.

- ¿en qué mierda estas pensado? – le regaño a Jean - ¿es qué no puede ponerte bien los pantalones?, sabes muy bien lo que se le hace cuando alguien toca a la mujer del capitán.

- Marco es mío, no voy a permitir que...

- Deja de ser tan imprudente - gruño molesto – deja ya de comportarte como un niño, por eso es que no has heredado mi posición en la mesa... termina de madurar de una maldita vez.

- Pero no es justo, no quiero que tu...

- Por amor de Dios, Jean – dijo con exasperación – el niño es lindo, pero no le estoy quitando la mujer a mi hijo, piensa un poco a mi edad... que esperas que le haga.

- No estás tan viejo – murmuro molesto

- Por los mares – se quejó el hombre mayor – habla tú con él, a ver si tienes más suerte.

- Jean – comenzó Marco - ¿quieres verme muerto?

- ¿Qué? NO

- Entonces por qué sigues con esta actitud – le regaño - si bien tu padre no nos quiere hacer daño pero ahora es el capitán y debe tener un frente fuerte, en especial tú como capitán debería saber que me ocurriría si me acuesto con otro... Me mataran.

- Si tienes razón... yo se que... me he comportado como un idiota... yo.

- Escucha – intervino Pixis – esta es tu ultima oportunidad para heredar mi puesto, si veo que no cumples con mis expectativas le daré el puesto a tu mujer.

- NO PUEDES...

- MIRAME

Con eso sujeto a Marco del brazo, con más fuerza de la necesaria para arrástralo fuera de las celdas.

En el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora