DIVINA FAN [+18]

18.- Maldición o bendición

Lo acepto, tenía miles de fanarts tuyos en la galería de mi celular en mi vida pasada pero esto es otro nivel.

—Puedo escuchar tus latidos claramente a esta distancia. —susurró Illumi a la altura de mi cuello, acercando su mano a uno de mis pechos y colocando la palma encima para sentir mi corazón. —¿Estás asustada?

—Eso depende... ¿qué vas a hacerme?

Idiota, date cuenta, ¡¿me estás agarrando un seno y todavía preguntas?!

—Oh, es cierto, las mujeres se excitan cuando sus pezones se endurecen. —dijo echando un vistazo dentro de mi blusa.

—¡No estoy excitada! —regañé quitando su mano y cubriéndome para que no supiera que estaba mintiendo.

¿Porqué Illumi tenía que ser una persona tan invasora? ¿no conoce el espacio personal?

—Toma. —me dió un pañuelo— Limpiate, estás cubierta de sangre, debo llevarme estos cuerpos antes de que salga la gente del estadio. Después continuamos en donde nos quedamos.

—¿Vas a seguir tocando mi cuerpo? —dije sarcásticamente al único personaje que se toma en serio cualquier comentario.

—Sí. —respondió de forma no irónica, cargando los cadáveres para luego alejarse en la oscuridad del pasillo.

Por aquél accidente, necesitaba ropa nueva y una ducha.

—Poderes inútiles, funcionan cuando les da la gana. —renegué al aparecer en un almacén de ropa para chica. —No entiendo porqué puedo llevar prendas conmigo pero no personas, si al menos pudiera viajar con alguien, me siento algo sola, ¿así se siente ser una diosa?

Como siempre, yo hablando sola mientras robo en tiendas departamentales.

—No eres una diosa, estás maldita.

Una voz provocó que me estremeciera al saber que no estaba sola. Al parecer, en ese almacén había otra chica.

Asomé mi cabeza por encima de algunas cajas para verla, se trataba de Neón Nostrade. Más jóven, una adolescente, me daba desconfíanza ya que sabía lo peligrosa que era y sus gustos raros.

—¿Cómo sabes eso si no te he dicho nada sobre mí? —interrogué dudando si se me había pasado algo por alto que no leí en el manga.

—¿Me hablas a mí? —preguntó ella como si acabara de salir de un trance.

Tenía cierto sentido, parecía que Neón acababa de adquirir su habilidad y tenía poco control sobre ella.

—Perdón, no quiero quitarte mucho tiempo, ¿podrías hacerme un favor? —le entregué a Neón una hoja en blanco de una impresora y una pluma que tomé de una caja de objetos perdidos.

Ella sin saber bien lo que yo pedía, trató de seguirme el juego, anoté mi nombre, cumpleaños y tipo de sangre en la hoja.

A continuación, mi predicción.

Sólo tres versos y con tan pocas palabras que apenas creía lo que estaba leyendo.

La reencarnación de un legendario fénix lo ha traído de las cenizas, más fuerte y hermoso como nunca se le había visto.

A los ojos de quien lo vea, obtendrán la perfección de sus sueños y descarnarán sus plumas hasta que surjan nuevas, pues ningún daño recibirá y el dolor no sentirá.

Más no ha de ser dichoso su andar si sus secretos revela por cambiar el final, cuanto más alto vuela el ave...

—Disculpa, no está completo. —además de asustada por lo certeros que eran los versos, tuve que evitar que Neón mirara el escrito, pues si ella lo leía, la predicción no se cumplía.

Por suerte, me distraje tanto leyendo la hoja que cuando levanté la vista e hice aquella pregunta, ya me encontraba en un lugar diferente.

Menos mal que ya me había cambiado de ropa.