46.- Así no era

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—Lo hice... gané una pelea usando mi habilidad. ¡Me salió muy bien! ¡Ya no soy tan inútil! ¡Toma eso, guionista! —No sé porqué hablo tratando de salir a la cuarta dimensión como si alguien pudiera oírme.

—¡Bien hecho! ¡Ganaste! ¡Te felicito! —Gon me abrazó apenas me vió aparecer junto a ellos. No había podido tenerlo tan cerca, pesaba más de lo que creí, talvez por esa mochila donde carga su caña de pescar. Y su aroma era como a manzanilla, ¿o hierbabuena? No sé de plantas.

—Sabía que harías algo así. Aunque te excediste, dudo que ese hombre haya sobrevivido. —Dijo Kurapika con cierta preocupación.

—¿Y qué? Ella es grandiosa. —Defendió Killua saltando sobre mí igual que Gon, pero no pude con el peso de ambos y caímos al suelo.

—Ven, déjame ayudarte. Esos chiquillos no saben cómo tratar a una dama. —Leorio estiró su mano para incorporarme. Luego me dejó caer otra vez cuando escuchó la seductora voz de la siguiente criminal.

¡Es la chica de las coletas rosas! Lo siento, no recuerdo los nombres de estos personajes.

¿Pero no seguía el tipo de las velas? eso quiere decir que... ¿estoy cambiando el orden por haber peleado primero?

—Yo iré. —Se ofreció Gon avanzando muy seguro de sí mismo.

—Eso es inesperado. Gon tomó la iniciativa contra la mujer en lugar de Leorio. —Pensé buscando la reacción del mayor. Kurapika le estaba jalando la oreja.

—Con esa cara de pervertido no te dejaré ir. ¿Qué pretendes? —lo regañó.

—¡Por favor, Kurapika! Tengo necesidades biológicas, déjame en paz.

—Calma tu instinto animal, sucio atrevido.

Me intriga mucho saber cómo logrará Gon arreglárselas para ganarle a ella.

Como era de esperarse, jugaron apuestas de horas con piedra, papel y tijeras. Gon más adelante desarrollaría un hatsu basado en este juego, por lo que debería haber sido pan comido para él.

—Hijo de su padre... ¿Cómo no se dió cuenta? ¡Claramente le dijo que pondría papel! —Me desesperé. No daba crédito a lo que acababa de pasar. Gon estuvo cerca de ganar hasta que esa mujer abrió la boca y venció a su puro corazón.

La gran desventaja de Gon es que es un libro abierto, directo y sencillo. Por lo tanto, no es difícil engañarlo.

—Yo también le dije que pondría papel y luego ella puso tijeras, ¡¿porqué no puso papel?! —Se quejó Gon después de perder 30 horas. Al menos no apostó tanto.

—Gon, eres muy ingenuo. Era obvio que te estaba manipulando. —Killua le dió un pequeño coscorrón.

—Qué mal. No esperaba que Gon perdiera. —admití dando un suspiro— Debemos esperar a que pase el siguiente oponente antes de que... ¡¿Leorio, a dónde vas?!

—Pues a pelear, ¿tú qué crees? —dijo Leorio cargando su maletín y una navaja en la mano derecha.

—¡Eso es muy imprudente! ¡No sabes con quién te enfrentarás! —exclamé nerviosa.

Tengo miedo, ¿qué tal si le toca el pitufo mutante o el carnicero asesino?

Era difícil identificarlos mientras se ocultaban en las sombras. Cuando el criminal se acercó y reveló su identidad, sentí alivio, era el tipo de las velas.

—Oigan, ¿qué pasa si logramos ganar? —preguntó Killua— Nosotros somos 6 y ellos son 5. Si logramos 3 victorias podremos avanzar, ¿no? Y ya llevamos una.

—Eso creo. Después de todo, sería la mayoría. —Respondió Kurapika.

—Entonces uno de nosotros no tendrá que pelear. —reflexionó Killua.

¡Es verdad! Ya oíste, Tompa. Ni te atrevas a participar. Si Killua, Leorio y Kurapika pueden ganar al menos dos victorias, estaremos un paso adelante.

—Maldito, puerco. Hiciste trampa, ¿no es así? —Leorio estaba furioso y golpeó a su oponente. La vela que escogió era la más larga, pero aún así perdió, no pudo reaccionar de la misma forma en que Gon lo hubiera hecho y la cera se derritió rápidamente sobre sus manos. Causándole quemaduras.

Estamos fritos...
Vamos a perder...

DIVINA FAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora