41.- Cosas de mujeres

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—Viejo hediondo, yo claramente merecía esa licencia, ni siquiera Killua pudo quitarle ese balón. —me seguía quejando al dirigirme por un pasillo hasta donde se reunían los demás aspirantes. —Al menos la vista es un deleite.

Fuera de las ventanas, un hermoso y extenso bosque frondoso gobernaba la mayor parte del paisaje. A lo lejos pude ver nuestro próximo destino. La prueba de la torre.

¿Cuán inmenso es este maravilloso mundo? ¿hasta dónde seré capaz de llegar a conocer?

—Aspirante número 1. —nombró la voz femenina a unos pasos de distancia. —Acompáñame.

¿La examinadora Menchi? ¿qué quiere conmigo? es extraño que los personajes secundarios interactuen por su cuenta. Debería dejar de subestimarlos, al final también son personas como yo.

La seguí hasta su habitación. Donde me entregó una cajita de cartón pequeña con algo dentro.

—¿Qué es esto? —Cuestioné aún desconfiada al ser citada a puerta cerrada. Su respuesta me dejó atónita.

—Tienes una mancha roja detrás, es poco perceptible, pero será un problema vergonzoso si otros aspirantes te miran, la mayoría son hombres, así que...

—¡¡Aah!! ¡qué pena! —me incliné ligeramente a modo de disculpa por las molestias— ¡estaba buscando alguna compresa y no encontraba por ningún lado! ¡gracias, examinadora!

—No es nada. —sonrió enternecida con mi disculpa— y sobre tu evaluación... quiero pedirte perdón. Debí probar tu platillo antes de juzgarte, se veía delicioso, es sólo que estaba molesta por los comentarios negativos.

—Está bien. Me habría sentido mal si fuera la única que pasara. Muchas gracias por las compresas.

En todo caso, también le debo una disculpa ya que el sushi ni siquiera lo hice yo.

—No son compresas. —corrigió. —Son tampones.

—¿Qué?

No puede ser, nunca he usado esas cosas.

—El examen requiere de mucha energía y libertad de movimiento, una compresa sería muy incómoda. Puedes cambiarte de ropa si algo de mi closet te sirve.

—¡¿De verdad?!

—Claro, es un gusto poder ayudar a otra chica, la mayoría de los aspirantes suelen ser hombres, este tipo de charlas me hacen recordar lo valioso que ha sido el tiempo y las aventuras que viví desde que decidí convertirme en cazadora. —Dió un respiro profundo con nostalgia en sus ojos, observando mi rostro. —Te pareces a alguien que conocí hace muchos años, era una chica talentosa. Desapareció de repente una vez que consiguió su licencia y no la volví a ver.

¿Porqué Menchi me cuenta esto? estoy segura de que no hay una extensión sobre su vida en la historia original. ¿Será que tengo la oportunidad de conocer a los personajes más allá de lo que el autor ha contado?

—¡Oh! es tarde, por favor, ve a cambiarte, no te quitaré más tu tiempo. —dijo Menchi señalando su armario para que me dirigiera ahí. —Conviertete en cazadora... y no desaparezcas.

Parece que extraña a esa vieja amiga suya. ¿Que yo sepa esto me hace responsable de ayudarla? ¿qué pasaría con esa chica?

Escogí un nuevo atuendo y tomé una ducha rápida. Más adelante podría presumir que cambiaba mi ropa con mayor frecuencia que Killua.

—¿Cómo se supone que va esto? —me pregunté al abrir la cajita con los suaves cilindros de plástico.

Adelanto que eché a perder dos al abrirlos y colocarlos mal, pero al final lo logré. El resto se los dí a guardar a Leorio.

—Nunca había cargado artículos íntimos de mujeres en mi maletín. — Se puso bastante nervioso.

—Promete que no le dirás a los chicos. —le pedí igual de apenada.

—¿No decirnos qué cosa? —preguntó Killua al lado mío. Este no conoce la plática ajena.

—Hueles a sangre. —olió Gon desde lejos y se apresuró a acercarse. ¿Acaso es un perro? —¿Te cortaste?

—No se trata de una herida, creo que es momento de que lo sepan. —sugirió Kurapika como el intelectual que era. Avergonzándome más aún. —Ella está pasando por un proceso natural que sólo le ocurre a las mujeres en etapa de madurez sexual.

—¿¿Sexual?? —Killua siempre pensando en la biblia.

Gon se ha sentado en el suelo como un niño de Kinder, escuchando la plática atentamente.

Killua hace preguntas indecentes cada 3 segundos, evidentemente a propósito y aún así le responden.

Leorio ya sabe todo eso pero imitó a Gon y se sentó en el suelo.

Y todo porque Kurapika lleva 10 minutos hablando de porqué mi vagina sangra.

—Ojalá que nadie más los oiga... —pensé cubriéndome la cara con las manos. Entre mis dedos pude notar a Hisoka e Illumi mirando hacia nosotros con suma atención.

¡¿No tienen nada que hacer?!

DIVINA FAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora