40.- Pariston Hill

2.4K 356 76
                                    

Hemos pasado la segunda prueba. Ya puedo verme llegando hasta la fase final, sé que lo lograré, no me pienso quedar estancada en el primer arco.

Si no tuviera estos poderes, diría que soy incluso más débil que Leorio.

Tengo muchísima suerte de estar aquí.

—Ya vuelvo, ¡tengo que ir al baño! —avisé a Gon y Killua, alejándome con temor. No quería dejarlos ni un segundo, sin embargo, mis necesidades biológicas han viajado desde el otro mundo para fastidiarme. —No me jodas, ¡¿porqué justo en este momento?!

Hablando de necesidades biológicas, me llegó el periodo.

Escuché a otra chica entrando al baño. No me importaba quien fuera, necesitaba ayuda.

—Hola, disculpa, ¿tienes alguna toalla femenina? —rogué agitando mi mano debajo de la puerta.

—Eh... no... lo siento. —se disculpó Ponzu. Le reconocí la voz rápido, no es que hubiera muchas mujeres en el examen.

—¡¿Acaso las personajes 2D nunca menstruan?! —me quejé agachando la cabeza, dándome un golpe con la puerta.

—¿Cómo dices? —preguntó curiosa por mi extraña expresión.

—¡Nada! ¡nada! —me apresuré a buscar papel higiénico y pensé en ir a alguna tienda. Abrí la puerta del baño y Poznu ya no estaba.

Y miré a mi alrededor. El baño también había cambiado. Era más pequeño y afuera escuchaba la voz alegre de un hombre que al parecer atendía una llamada telefónica.

—¡Claro que sí! yo mismo me encargaré de eso, el presidente está de acuerdo. Enviaré los recursos necesarios para que ejecuten su cometido a la perfección. Confío en su destreza para resolver el asunto, mantenganme informado. Hasta luego. —Una vez acabada su charla, colgó el teléfono y cerró sus ojos, apenas manteniendo la sonrisa. —¿Te puedo ayudar en algo? —miró hacia el baño.

Dios mío, ese es... Pariston Hill. Se supone que no debo verlo hasta el arco de las elecciones o las hormigas ya que no es reelevante aún. ¿Qué se supone que hago aquí?

—Ocultarse en el baño del vicepresidente es un acto travieso, ¿acaso sigues siendo una niña? —interrogó al verme abrir un poco la puerta, me sentía insegura ante su presencia por alguna extraña razón. Nunca logré entender a Pariston, para mí era todo, menos lo que aparentaba. —Ah, eres tú. La novia de Ging.

¡¡¿Perdón?!!

¿Cómo que la novia de Ging? ¿De qué forma se enteró que ví a Ging antes? ¿O será que el padre de Gon esparció ese rumor con algún propósito?

—Me equivoqué de sitio, cómo lo siento, tengo que irme. —Me era imposible buscar una excusa cuando alguien me provocaba tantos nervios, sólo quería salir de ahí y seguir con lo mío.

—Todavía me sigue pareciendo egoísta que te quisiera sólo para él. —dijo de manera espontánea, como si ya me conociera. —No te merece, yo te habría dado mucho más. Tendrías tu lugar asegurado como lo que eres. La perfección hecha mujer. ¿Sabes por cuánto tiempo te he buscado? llegué a pensar que no eras real, que tu imágen sólo había sido producto de mi mente, de una leyenda que se dispersó tanto, al punto de confundirme. Y aquí estás.

Después de eso, escuché mi nombre salir de sus labios. Mi cuerpo se congeló de miedo. Se supone que la diosa soy yo, la que sabe todo sobre ellos y lo que va a pasar.

Entonces, ¿porqué Pariston me conoce?

—¿Qué sucede? ¿no saludarás a un viejo amigo? —insistió extendiendo su brazo hacia mí y por inercia estreché su mano. —Te ves tan dulce como la última vez que nos vimos.

—¿Qué? ¿cuándo fué eso? —pregunté incrédula.

—Esa vez me quedé con algo tuyo, antes de que te fueras con Ging. Seguro has venido a visitarlo, lamentablemente no está aquí.

—No contestaste mi pregunta.

—Lo olvidaste, ¿no es así? —se burló expresando una mirada sombría.

—¿Olvidar qué? 

Pero no he tenido interacción con él, ¡esto es tan confuso! ¿o estuve a su lado cuando salté en el tiempo y no puedo recordar? ¿qué pasa?

—¡Ja, ja, ja! sí que te asusté, —se rió cruzando las piernas y ocultando un ligero sonrojo en sus mejillas— qué fácil es confundir a una chica tan inocente. Será mejor que te vayas, no querrás fallar en tu examen. —señaló la placa en mi pecho, haciendo evidente que me había alejado del lugar de prueba.

Desaparecí de su oficina con la sangre helada. Un personaje inesperado me conocía, aún cuando apenas llevaba un tiempo en ese mundo.

Mientras me angustiaba por eso, no me percaté de que llevaba un objeto redondo en la mano. Hasta que escuché a Gon gritar eufórico, saltando de gusto.

—¡Lo lograste! ¡le quitaste la pelota al presidente!

—Tengo la pelota... —observé de reojo la palma de mi mano y luego ví a Killua con una expresión atónita. —¡¡Ganééé!!

—Esa habilidad... —Netero se agarró la barba pensando— ¿de dónde la conozco? últimamente me falla mucho la memoria. —De nuevo lo dejó pasar y no le dió importancia— jóvenes, ya pueden irse.

—¡¿Eh?! pero usted perdió. —defendió Killua.

—Cierto, le quité la pelota, ¿dónde está mi licencia? —reclamé.

—Contigo no fué el trato. —justificó el viejo cruzándose de brazos— Confórmate con haber ganado.

—¡Oiga! ¡no se vale!

Killua me tuvo que sacar arrastrando porque me puse a llorar y hacer un drama para que me dieran mi licencia sin hacer nada.

Una vez que salimos, el presidente recibió una llamada.

—¡Hola, señor Netero! adivine a quien acabo de ver en mi oficina.

—A la aspirante número 1, ¿verdad?

—Ay, me arruinó la sorpresa, ¿cómo lo sabe?

—Porque puedo sentir su aura a través de tu llamada. —dijo mostrándose preocupado, notando que el balón también estaba impregnado de la misma oscuridad— Ella no debería estar en este examen.

DIVINA FAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora