43.- Sol ardiente

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—Parece que te acabas de tragar tus palabras. —dijo el enemigo, habiendo completado su venganza contra los miembros de la araña.

Aún con ambas piernas rotas, múltiples golpes en el rostro y el estómago, brazos fracturados y la boca sangrante. Feitan continuaba sonriendo con el rostro dirigido al suelo, observando el grado de daño recibido.

Shalnark se mordió la lengua y no tuvo más opción que transferir el dinero para evitar que su compañero muriera.

Mi cuerpo temblaba y fuí soltada por el secuaz que me mantenía inmóvil. Entonces el líder de la mafia se inclinó lo suficiente para levantar mi rostro bañado en llanto, al ser incapaz de defenderlos o defenderme.

—Me apena tener que desperdiciar a una mujer tan hermosa. ¿Qué tal si hacemos algo antes de que veas a tus amantes morir? te concederé un pequeño deseo, el que quieras y pueda cumplirte en este momento. A cambio, tendrás que desnudarte y hacerlo conmigo delante de tus futuros ex compañeros.

¿Qué?

No quiero hacer eso... no quiero ser humillada así, pero si me voy ahora, ¿cómo podré salvarlos? ¿Alguien más vendrá a su rescate? No pueden morir, ¿cierto? Tienen mucha historia por delante.

¿Dónde está el maldito guión que ayuda a todos cuando el momento lo amerita? ¡¿porqué a pesar de mis beneficios soy tan inútil?! !¿yo también creo en el poder de la amistad, saben?! ayuda, por favor...

Tranquila, piensa en algo. Cualquier deseo, algo que pueda aprovechar, algo que yo sepa y ellos no.

¡El arco de las hormigas quimera! Feitan usó una habilidad que le permitía usar el daño recibido en contra de su enemigo.

En estado de zetzu no puede usar esa habilidad. Si tan sólo pudiera convencerlos...

—Por favor, libéralo por un momento... —supliqué arrodillándome para dar más lástima, eso se me da muy bien.— Necesito... abrazarlo una última vez.

—¿Liberarlo? Está loca. —se quejó un miembro del grupo— Podría escapar, señor.

Shalnark ocultó la expresión de su rostro, permanecía sombrío y con la piel erizada como si experimentara un gran estrés.

—Calmados. No hay nada que temer. —sonrió el sujeto de forma segura y maliciosa. —Este tipo tiene rotas todas las extremidades, aún si intenta escapar o atacar, lo detendré, ¿qué puede hacer un parásito moribundo?

Las cuerdas de nen que bloqueaban el aura de Feitan fueron desatadas. Tragué saliva y de nuevo me invadió el miedo gracias a la reacción de Shalnark.

¿Y qué tal si Feitan aún no desarrolla esa técnica? ¿Qué tal si lo que hago es en vano?

—Apresurate y despídete, después me aseguraré de que miren cómo te conviertes en nuestro objeto de placer antes de mandarlos al infierno.

Feitan, he gastado mi única oportunidad, por favor, no me defraudes.

No se movía, su cuerpo apenas se sostenía sobre la silla, tuve que ayudarlo a mantener su torso erguido.

Me he equivocado, realmente no puede continuar más. ¿En qué estaba pensando? ya no lucha.

—Do... dolor...—titubeó a duras penas. Los hombres se burlaban de su patético intento por armar una sola palabra.

Pero cuando logró decir aquella frase. Entendí porque Shalnark estaba asustado.

Una pesada aura me lanzó contra la pared cual ráfaga de viento, al igual que a los otros tipos y de inmediato una armadura lo protegió.

Este es... Pain packer. El previo aviso a la muerte del enemigo más dolorosa.

Morir exterminado. No, fulminado por el fuego de un sol extremo.

—¡Mierda! ¡estamos demasiado cerca! —gritó Shalnark tratando de arrastrarse por el suelo aún atado a su asiento. —¡Nos quemará vivos!

Al oírlo, la mafia huyó lo más rápido posible, dejándonos atrapados y atrancando la puerta. Era imposible detener un aura semejante a punto de estallar.

En una situación de muerte, hasta una milésima de segundo es vital para sobrevivir.

Shalnark aprendió esa lección al verse liberado tan sólo un segundo antes de ser alcanzado por las llamas. Colocándose una antena en el cuello y saltando al vacío de la torre desde el piso más alto con la orden de alejarse tanto como pudiera en piloto automático.

Ví los ojos de Feitan a través de su armadura, pidiendo que hiciera lo mismo, sin embargo, era tarde, no podía irme, pero me dí cuenta que tampoco moriría.

Una inexpresable ola de luz, estruendo, calor y fuego atravezaron mi piel. De ser humana, ni siquiera tendría la oportunidad de apreciar el instante en que ese sol se expandió hasta fulminar cada piso, cada ser viviente alrededor.

Podía ver mis huesos, mi piel y mis venas reformarse tan rápido como se destruían.

Si puedo sobrevivir fácilmente a la exposición de un inmenso estallido. 

Significa que más que una diosa, soy un mounstro.

Nada, absolutamente nada puede matarme.

DIVINA FAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora