32.- Mejor no digas nada

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Recuerdo que nunca le dí mucha importancia a esta parte de la historia, que era muy fácil para ellos simplemente correr sin parar y no desviarse, evitando ser atrapados por esa alucinación.

Vivirlo es tan distinto, sentí mucho miedo al creer que era en serio. Agradezco que no fuera real.

Abrí mis ojos parpadeando un par de veces, todavía estaba siendo cargada, Hisoka no dejaba de avanzar conmigo en brazos, llevándome escalón por escalón hasta el final de la primera parte de la prueba, adelantándose a todos los demás.

No está sudando ni un poco, de hecho, huele bien, como a... ¡goma de máscar! debe tener algunas ocultas por ahí.

¿O acaso su aura transpira ese olor porque le gusta?

—Si continúas viéndome así, no voy a poder contenerme, cerecita. —dijo el mago con un sombrío rubor en sus ojos.

—¡Ah! ¡perdón! —miré a otra parte al instante.

¿Cerecita? ¿esa fruta me asignó? me da curiosidad saber cómo me veo ante sus ojos, espero no ser una niña de 12 años o menos...

Si Hisoka llega a descubrir que soy sensible al placer, no quiero ni imaginarme cómo se pondrá.

Siento que dormí por días, recargué mi energía.

¡¿Ah?! ¡me quedé dormida! ¡y el tiempo no se adelantó! ¿será que la historia sigue un curso lineal a partir de ahora y podré aprovechar cada minuto?

Hisoka me ayudó la primera parte, pero no estoy lista para correr otras dos horas en el bosque.

—¿Qué hace Hisoka cargándola? —dijo alguien entre los aspirantes refiriéndose a mi, llamando la atención de los protagonistas que habían llegado al final.

—¿Le habrá hecho algo? —murmuraban entre ellos al ver cómo Hisoka los retaba con la mirada.

—Maldita sea, bajamos la guardia. —se molestó Killua creyendo que estaba en problemas.

—Hisoka. —susurró Kurapika a punto de sacar sus espadas bokken.

—¡Hisoka! ¡bájala! ¡pervertido! —le gritó Leorio sin temor alguno, amenazando con su puño.

El mago dejó escapar una pequeña risa y me soltó para que me fuera con ellos. 

En ese momento alguien gritó que el examinador era un farsante e Hisoka aprovechó para desviar la atención de todos lanzando sus cartas. Creando una escena más reelevante para todos.

—¿Estás bien? —preguntó Gon. Los demás protagonistas permanecían atentos a mi respuesta.

—Tranquilos, estoy bien. —dije con la mayor calma que pude.

—¿Dónde estuviste? —cuestionó Killua al notarme un poco nerviosa, a pesar de que lo disimulé cuanto pude.

—Tuve problemas con el ámbar de las raíces y casi me quedo atrapada en mi propia mente. —dije con tal de no explicar el enrollo que tuve con el líder de la brigada fantasma.

—¡Yo también! —dijo Leorio compadeciéndose de mi— debiste pasar un infierno, me siento mal por no haberte ayudado, sé lo que se siente.

—¿Entonces Hisoka te ayudó a salir de ahí? —preguntó Gon confirmando que no me pasó nada malo estando con el mago.

DIVINA FAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora