CAPÍTULO 31

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31. Miedo al amor y complemento.

Actualidad

Azier

Antaño cuando ciegamente confiaba en que todo iba a estar bien, escribí "The way is you"

Preparo la guitarra y la iniciativa de vencer este pánico con un espejo que me enfoque. Con la voz ronca de recién despierto, no pierdo la oportunidad de usarla a mi favor y cantar con todo fervor lo que también tararee con ella frente mío.

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En vez de cansarme al caminar, decidí tomar prestado el carro de uno de mis compañeros de piso para pasar desapercibido en su búsqueda a lo lejos.

Hace un tiempo, no regresé porque sabía que era yo, la equivocación. Sin embargo, en este momento estoy inconsciente. He perdido la cabeza, después de tanto intentar que esté estable, que no me falle. La consciencia refiere al conocimiento, a la sabiduría, a ir adelante con la verdad y la plena certeza que tus bolsillos están vacíos, sin algo que robar ni que quitar. Pero nuevamente fallé.

Mi camino sigue una aceleración elevada por el resentimiento de no encontrarla en su departamento. Entonces, únicamente pude guiarme a nuestro primer destino. Bueno, no exactamente el primero, pero sí con el cual empezamos de nuevo.

Bajo de mi carro con el reflejo de llevar mi cabellera a un lado.

"Tengo el cabello exageradamente largo"

Volco mi tiempo en un devoto a su encuentro. Paseo dentro de la cafetería, aún así no la encuentro.

Mi vista se dispersa en la pareja que comparte sus batidos con un mismo sorbete. Cuatro amigas se ríen en conjunto con la pantalla de un teléfono. Por otro lado, muchos jóvenes uniformados con una sonrisa en la cara, pese al trabajo cansado de atender a muchas personas. Veo todo, mas no la veo a ella. Observo alegría, tristeza amarga en cada broma y un cansancio perpetuable en la ligera curva de muchos hombros.

Tan rápido como perpetuaba cada sensación dejó de hacerlo en cuanto una voz interrumpe

— Joven ¿Qué desea?

"Su último perdón, pese a lo altivo que puede llegar a ser"

Una parte de mí creía que la encontraría en este preciso lugar, a esta hora en concreto y con una completa disposición para hablar. Sin embargo, el destino dejó de jugar a nuestro favor y demostro que lo repentino tiene una fecha de caducidad, y la nuestra es ahora.

— No se preocupe. Ya me voy.

Pongo un pie fuera, aún cuando el chico murmura; "Se parece a la chica de mechas fucsia que se queda varada justo allí" Automáticamente mis párpados se cierran por unos segundos, formando la cuarta parte del tiempo que hemos utilizado para formar un círculo, uno alrededor del otro, sin que ambos puntos de inicio se entrelazan. No cuando uno va atrás del otro.

No tengo idea a dónde ir.

Vago por la autopista sin dirección. Rodeo con fuerza el timón cada que una chica aparece en mi camino, cada que la confundo. Mis labios no se atreven a formular su nombre, simplemente no puedo atreverme a nombrarla. Quizá sea porque no quiero atraerla a mí, porque quiero yo mismo ir a por ella.

Conduzco alrededor de una plaza incontables veces que terminan por marearme. Mi cabeza da vueltas, mi alma se comprime con el pasar del tiempo y mi conciencia grita que deje esto pasar, que me rinda, que no demuestre lo importante que es nuestro igual. Con esta misma opresión, mi vista se nubla de repente. Mis manos abandonan el timón y presiono el desacelerador para detener cualquier intento de suicidio. Las llantas resuenan como un chirrido que termina por impulsarme hacia adelante.

Consciencia X Impulso © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora