CAPÍTULO 2

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Azier

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Azier

1 semana después

Tengo un presentimiento que me grita la posibilidad de un increíble año con estas personas en mi entorno. Y el ambiente que tengo no es nada malo, a pesar de que replantee mi decisión millones de veces.

Me encuentro estudiando Música en la universidad de California, estoy haciendo lo que más amo por distracción hasta que este momento llegó. Hasta que su mensaje me indico la hora de tan esperado encuentro. Hasta qué debo dejar todo pausado.

Esta caminata me recuerda a la de ña escuela de Biden, aunque la ansiedad está escondida sin tener un factor para poseerla. Nadie me ataca así que prosigo con las escaleras que me desplazan a la oficina del director.

Como en Biden, le recuerdo nuestro trato en mi ingreso, una vez más el dinero pudo contra todo pronóstico. Ensancho mi gesto de suficiencia, entregando el último monto que faltaba. Me despido de este sucio dinero que obtuve por falsa información de un desaparecido. Un desaparecido que conozco a la perfección...

—Regresaré a mis cursos cuando pueda—él asiente con la cabeza, embobado con la cantidad de dólares.

Con mi mano despido al señor de 70 años, corriendo a la salida. Si anteriormente di pasos medianos, ahora los doy largos por el mismo propósito de siempre; huir despavorido.

Estando afuera de los establecimientos, el aire cálido llega como suave melodía a mi rostro, un sonido que interpreta tranquilidad y hasta diversión. Mi cabello se alborota tal cual yo lo haría si la música me tocara.

Levanto mi rostro para dar con el suave goteo del cielo. Pequeñas gotas de lluvia bañan mi pantalón y zapatillas.

Estoy ubicado en un callejón localizando una cafetería abierta a las veinticuatro horas. Camino apresuradamente a la otra calle reposando mis manos arriba de mi cabello, el cual se despega de mi por el agua resbaladiza.

—Vamos, joder— me animo.

Salto los charcos cuidando los zapatos, pero ya no tienen solución si contamos que el barro en que derrapo. Voy a tener que quejarme con Roel para que los vuelva a llevar con los suyos, debido a que su día de limpieza se acerca.

Por la noche no pude dormir. Por la tarde no paraba de moverme, decidiendo faltar al trabajo por hoy. Aún sigo la expectante angustia se cuela en mi corazón por esto y cada una de las vueltas que camimo sin dar con el nombre de la cafetería. Simplemente indico la urbanización, es decir, hizo el trabajo aún más complicado.

Al final de la calle el letrero de 24 horas alcanza mi mirada y porte espantado. Arreglo mi atuendo improvisado y tomo tantas bocanadas de aire como puedo. Sé quién me espera, sé que volveré a visualizarla en vivo y en directo.

Más bocandas hasta que...
Mi mundo literalmente cae sobre mis pies, si acaso eso es posible.

Centro mi cabeza inútil para razonar la imagen que tengo delante. Siendo masoquista y sabiendo que este era su propósito, grabo esta escena dentro de mi memoria para siempre. Él sostiene su mano dando leves caricias mientras ella sonríe embelasada.

Consciencia X Impulso © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora