Sweet & Love [YoonMin]

Capítulo tres

Cerré la puerta de mi pieza, dejo mi mochila en el piso y dejo mi cuerpo caer de espaldas a la cama.
-¿Me habló?, ¿A mi?, ¿Porqué? -me envuelvo en las sábanas consolidando el sueño.
"-¿Como te llamas?-
-Su-Suga- sonríe provocando algo en mí"
Me despierto exhaltado, me lavo el rostro, miro el reloj era temprano como para irse pero tenía que ir a la biblioteca para calmar estos pensamientos leyendo un par de poemas de mi poeta favorito.

Miro a mi alrededor por si el estaba cerca, paso en frente al árbol y ladeo mi cabeza borrando la imagen, saludo a la bibliotecaria. Me siento en la última mesa alejada de la puerta, dejo mi mochila y camino para buscar el libro, busco de acuerdo a su nombre pero el libro no estaba, me acerco a la recepción.

-El último en pedirlo fue Park Jimin de acuerdo a lo que aquí dice- me volteo y busco otro libro de otro de mis poetas preferidos, releo el mismo poema una y otra vez, como si solo leyera y las letras huyeran de mi mente no entiendo nada vuelvo a leer pero solo pasa en mi cabeza la incógnita,  ¿Porque él leería poemas de Pablo neruda?.

Luego de unos minutos la biblioteca se comienza a llenar, cierro el libro y abro mi cuaderno, recuerdo no tener un lápiz y le pido uno a la bibliotecaria, me volteo y oigo su voz por detrás mío.

-Lo traje de vuelta un día antes, ¿No hay un premio?- se ríen a carcajadas pero inmediatamente se hacen callar-
-Suga, el libro fue traído de vuelta- me volteo encontrándome con su mirada, sonríe  y me ofrece el libro, lo tomo y lo pegó a mi pecho,  se despide con la mano dándome una última mirada.

Suspiro exhausto, en mi oído escucho "¿Como te llamas?" Suena una y otra vez perturbando mi caminar,  dejo el libro en la mesa, tomo mis cosas y salgo casi corriendo tras de él,  no lo alcancé tampoco sabía porque le seguía,  respiré hondo recuperando la estabilidad, camino hacia el árbol, pego la espalda contra el, siento el olor a cigarrillo y comienzo a toser.

-¿Estás bien?- allí estaba con el rostro preocupado,  preguntando si me encontraba bien, asentí y el apaga su cigarrillo contra el árbol se asegura que esta totalmente apagado y lo tira rebelde al piso- ¿Quieres escuchar? -me ofrece uno de sus audífonos, lo tomo sin pensar.  Sentados uno al lado del otro, escuchando una canción movida de esas típicas que pondrían en los pub de noche, sonrio estúpido al escucharlo tararear la canción mientras mueve sus pies, miro mi reloj y ordeno mi mochila.

-Me tengo que ir- me toma del brazo volteándome, me da un cálido abrazo, siento la respiración agitada que provenía de él,  y el olor a cigarrillo en su boca, se aleja dándome una sonrisa de lado.
-¿Me das tu número? - asiento y en un papel le escribo mi número telefónico lo guarda en su pantalón y se va con su bolso grande en mano.

No sé lo que he estado haciendo ni porque dejé que me abrazara tampoco porque lo seguí, solo hice lo que mi corazón me indicó que hiciera.