Capítulo siete

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Y aquí estoy , esperando por Suga hace ya un rato, como me había retirado no tenía práctica y no tenía nada que hacer así que me senté en el lugar donde Suga se sienta, "Es realmente cómodo" pensé, recordé la vez que estaba dormido mientras el árbol le hacía sombra a su blanquecina tez y yo terminé por despertarlo con el olor a cigarrillo.

Comencé a reír a carcajadas la gente pasaba quedándome mirando, reí aún más fuerte cuando comenzaban a susurrar entre sí "Esta loco", dejé de reír cuando oí de un par de chicas"¿No es el que abandonó al equipo?" "Es el mariscal de campo más niñato, se cogió a todas las porristas, no es más que un capullo con el traje de hombre encima" mientras reían.

Sí, me hirió, nunca había pensado así antes sólo cogia con las porristas porque los demás decían que sería genial y uno de los hombres más envidiado en toda la universidad, solo seguí lo que ellos querían que hiciera, desde que conozco a Suga he seguido lo que mi corazón me ha indicado que hiciera dejándome respirar en paz sin temer del que dirán.
-¿Vas a hacer caso a lo que dicen?- Dice Suga sentándose a mi lado con una sonrisa en la cara.
-No lo haré- le devuelvo la sonrisa, y tomó su mano dándole un beso, pudiendo ver su rostro sonrojado, me suelta de prisa cuando la bibliotecaria Helen pasaba ante nosotros sin quitarle la mirada a Suga.
-Es gracioso que cada vez que me ve rechina los dientes- saca su cuaderno de cuerina y lo abre dejando caer la margarita aplastada pero con todos sus pétalos en su lugar- ¿Porque una margarita?-
-Los pétalos son blancos al igual que el color de tu piel y el centro amarillo como tu ser interior- ríe un poco.
-¿Dices que soy amarillo por dentro?-
-Suena estúpido lo sé, pero es lo que veo y también creo que con el tiempo podré ver distintos colores de ti, como ahora veo el rosado en tus labios que relucen el color blanco de tu piel al igual de tus dientes perlados- ahora ya sé porque tenía el libro de Pablo neruda, el chico sabe como jugar con sus palabras, de seguro se lo ha dicho a cada una de las porristas- Eres al primero que le hablo de esta manera- como si hubiera leído mis pensamientos responde tranquilo- Cierto, te debo recompensar-
-¿Qué me darás? - sonríe pícaro de lado y se levanta tomándome de la mano le sigo dejando los bolsos atrás, entramos a la biblioteca aprovechando que Helen estaba cenando y todos se habían marchado, detrás de las últimas repisas se encontraba una mesa solitaria que ya nadie usaba, me tumbó en ella y en segundos me quita la ropa y la de él las arroja a un lado y comienza a estimular mis pezones lamiendolos en círculos mientras introdujo dos de sus dedos en mi boca y yo sin entender, me susurra en el oído con el aliento caliente "Lamelos", haciéndole caso comienzo a lamerlos dejandolos húmedos sonríe mientras introduce unos de sus dedos en mi entrada lo mueve en círculos y en un abrir y cerrar de ojos introduce el otro tocando mi punto G sacandome un gemido que se escuchó y retumbo en todo el lugar.
-Guarda silencio, estamos en una biblioteca- se ríe coqueto, lame mi mandíbula sacandome más de un gemido ahogado.

Sweet & Love [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora