Capitulo 19: La amenaza

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Las personas caminan con apuro hacia sus diferentes destinos, algunos hablando por sus celulares, otros corriendo por evitar que el bus los deje, y otros como yo caminan tranquilos, dejando huellas de zapatos en el pavimento.

Este día he decidido ir caminando al trabajo. Parecía una buena forma de despejar mi mente, además, después de lo sucedido esa madrugada, no volví a cerrar los ojos por lo que tenía suficiente tiempo de sobra y decidí gastarlo caminando.

Mi cabeza está hecha un nido de preguntas, de dudas, de incógnitas. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién o qué ha podido hacer algo tan cruel como eso? Aún no puedo digerirlo, no puedo, porque no lo entiendo. Nemo siempre salía a los tejados y volvía sano a mi casa ¿Por qué ese día tuvo que ser diferente?

Max lucía igual o más trastornado que yo antes de que saliera a trabajar. Su actitud había sufrido un cambio drástico, pasó de un humor pasivo y sereno, a uno frío y enojado; y claro que varias veces le pregunté qué le ocurría porque yo estaba segura que por mi gato no era, pero él se justificaba diciendo que estaba preocupado de mí, de mi seguridad y que también estaba perturbado por lo que pasó con Nemo. Pero yo sé muy bien que eso no es así. Y lo confirmé cuando le mostré aquella manchada tarjeta escrita con tal extraño idioma, ahí fue cuando a Max se le cayó la cara inexpresiva.

Sus ojos asustados se abrieron al ver la ensangrentada tarjeta, su respiración se alteró y su semblante se transformó en una que daba miedo. "¿Qué ocurre?" le había preguntado asustada por su reacción, en verdad, no lo entendía, no entendía por qué él se ponía así ¿Acaso entendía aquel idioma? Pero él se calló y tomó una actitud distante conmigo, empezó a recoger sus pocas cosas que estaban regadas por la sala, como un remolino pasó y se despidió con un distante "Adiós".

Algo pasó. Algo hizo derramar la última gota del vaso de paciencia de Max. Algo aquí está oculto, algo que tiene que ver conmigo. Esa idea me inquieta, es como un presentimiento. Algo terrible va a suceder y estoy segura de ello.

A la hora exacta llego al café, aquella caminata me cayó bien, aún me duele lo que había sucedido con Nemo pero ahora, al menos, ya no derramo más lágrimas, al parecer se han agotado. 

Doña Clara está ahí, detrás del mostrador limpiando alguna que otra cosa.

- Buenos días. - Saludo claramente sin ánimos.

- Buenos días. - Me corresponde con una cálida sonrisa - ¿Ocurre algo cariño? - Su expresión se preocupa.

- No, nada. - Intento sonreír.

Doña Clara lo deja pasar y se encamina a su oficina. El letrero de "Cerrado" aún sigue fuera colgado, normalmente, cambiábamos ese letrero por el de "abierto" cuando todo dentro del local estuviera listo, como por ejemplo, cuando ya las mesas estuvieran limpias y puestas, o cuando la caja registradora estuviera cuadrada y lista para una nueva jornada de trabajo.

Con un suspiro pesado, me encargo de contar el dinero de la caja del día anterior y a cuadrarla. Primero me encargaría de la registradora, luego me podría poner el uniforme. Segundos después Jason pasa a mi lado.

- Hola Jason.

- Hey Luisa - Me mira extrañado - Estas... ¿Has llorado? Tienes unos ojos muy...

Esa simple e inocente pregunta basta para reanudar el llanto. La imagen de mi gato muerto en la puerta de mi departamento, ocupa toda mi mente y sin poder reprimirlo más, me quiebro frente a Jason y lloro como una niña pequeña.

- ¿Qué sucede? Luisa me asustas.

Sentí a Jason acercarse y abrazarme como podía ya que yo lloroba abrazándome a mí misma. Doña Clara regresa y suelta una exhalación al verme así y pronto tuve a dos personas preocupadas por mí quiene me susurran palabras tiernas.

Entre besos & disparosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora