Capitulo 45: Un adiós con sal y limón

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Paseo mis manos por las hojas del tulipán, con intenciones de ignorar a Max y a Olivia, para de ese modo, sentirme menos inquieta. Desde que la sesión había iniciado, mi cuerpo se había convertido en un templo de la rijidez y el nerviosismo. Ni los recuerdos de la noche anterior logran tranquilizarme, así como tampoco lo había conseguido el suculento almuerzo de esa tarde.

Olivia encendía el aire acondicionado al tiempo en que hablaba con Max para preguntarle cómo estaban los demás agentes. Al igual que yo hago con ellos, los dos me ignoran, quizás porque presienten mi nerviosismo y no quieren hacerme sentir más incómoda.

Lo que considero imposible.

La música para la sesión de ese día es Viva la vida de Coldplay. Suena tan bajito que pronto se transforma en música de fondo.

- ¿Siempre pone música?

Me sobresalto al escuchar la voz de Max y accidentalmente rompo una hojita de la planta.

- Si. - Le miro - Es para ambientación.

- ¿Estás bien?

Me dirige una mirada de la cabeza a los pies.

- Estoy nerviosa. - Murmuro, sin poder ocultarlo más.

- Yo también. - Responde, acercándose para susurrarlo.

Cuando Olivia logra ajustar la temperatura, toma asiento frente a nosotros, con su usada libreta y sus lentes de bordes lila. Max y yo nos sentamos en un mismo sofá, uno a lado del otro. Todo me hace relacionar la situación con terapia de pareja, como si Max y yo fuéramos por ayuda profesional para solucionar nuestros problemas.

Lo cual no me pareció mala idea. Podríamos tratar la tendencia mártir de Max y mi problema con la oscuridad. Al fin y al cabo, somos un par de locos; cada uno con sus problemas y sus enfermedades.

- Muchas gracias agente Maximiliano por acceder a estar aquí.

- No hay problema. - Se acomoda en el sillón - Llámeme solo Max.

- Muy bien Max...

Alza su libreta para leer. Me estrujo las manos de lo nerviosa que estoy.

- ¿Puedo... Ir al baño?

Ambos me miran.

- ¿Segura que te sientes bien? - Murmura Max.

- Si, solo quiero ir al baño.

Olivia me hace una señal con la mano hacia una puerta. Camino, mas bien, corro hacia la estrecha puertita blanca. Una vez dentro, abro el grifo y mojo mi cara y brazos. Es ridículo que me sienta de esa manera ¡Por Dios solo era otra sesión con la psicóloga!

Llamo a todos los paquetitos de valentía que estaban ocultos en mi cuerpo, necesito reunir lo más que puedo solo para regresar a la sala con aquellos dos que me tratan con sonrisas y con palabras suaves.

Salgo del baño con 500 gramos de valentía y 500 gramos de inseguridad por lo que va a pasar. Max había cambiado de postura, ahora se sostenía la frente con su mano y tenía los ojos cerrados.

No era difícil solo para mí.

- Podemos empezar ahora. - Habla una sonriente Olivia - Agente Max, le pedí a Luisa que lo citara porque esta sesión es importante para su tratamiento. Quiero empezar hablando de ustedes.

Nos mira, alternando sus ojos entre Max y mi cara fea. ¿Qué quiere saber? La Dra. no quita su mirada de nosotros y era porque esperaba a que habláramos. Otro de los adjetivos que me describen es Cobarde, así que cierro mi boca con un zipper dándole a enteder a Max con mi mirada que no iba a dar el primer paso.

Entre besos & disparosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora