Día 3
Mi sobrevivencia y bienestar había pasado a segundo plano. Ahora, todas mis fuerzas y mi atención estaban en Sara, era increíble cómo en tan solo una noche de sueño su estado de salud empeoró y cayó al suelo. La tos, los vómitos, las migrañas que le hacían llorar, los temblores y el dolor de pecho la acosaban constantemente, negándose a dejar a Sara, tan siquiera un minuto de descanso. Siempre estaba tosiendo y cansada.
Evitaba llorar en su presencia, ya que eso la entristecería y empeoraría su salud.
Aunque parezca confuso, ya no me preocupaba por el hecho de estar aquí. El tema del secuestro se quedaba diminuto ante la posibilidad de perder a Sara; no me dí cuenta cuánto la estimaba y quería hasta que la tuve así, débil y enferma.
Una forma tonta de aprender a valorarla.
De todos modos, ella fue quién prácticamente me ayudó a asimilar todo esto. Sin ella aquí, probablemente hubiera caído en la desesperación y en el miedo y ya no estaría viva.
Era penoso pensar que Sara, siempre amable y protectora, muriera infeliz sin ver al amor de su vida cómo ella había dicho acerca de Chris. ¿Cómo será él? ¿Cuánto Sara lo ama?
Una sonrisa de plena felicidad salía de mi boca siempre al ver cómo a Sara se le iluminaba la mirada al hablarme de Chris. Ella lo describía con mucha adoración, con un loco amor. Sentía envidia a veces, pero era una envidia sana y un poco competitiva. Ya me había hecho la idea de que mi muerte se daría a cabo aquí, en Rusia puesto que a como iban las cosas, no saldría jamás de este lugar. Lo pensaba tan claro, que hasta parecía un hecho, algo contundente.
Al menos Sara pasó años a lado de su amor, ella tuvo la oportunidad de vivir y experimentar cosas, momentos, sentimientos y aprendizajes; siempre de la mano con Chris.
¿Y... yo?
El tiempo que había pasado con Max era nada en comparación a los años de Sara y Chris. Aún faltaba mucho por... por experimentar con Max, nos faltaba demasiado pero... pero ya no hay tiempo ni oportunidad.
Tenía las ganas de experimentar las locas cosas de las que tanto hablaban mis amigas, por supuesto junto a Max. Quería demostrarle en cada beso, en cada caricia, en cada sonrisa en cada diminuto, y aparentemente insignificante gesto cuánto lo amaba, cuán importante era él para mi...
¿Y qué habría logrado? Nada. Nada, al igual que en mi vida.
La idea de que yo muriera sin haber hecho algo importante con mi vida, me atormentaba. Después de veintiún años en la tierra ¿Qué había logrado? ¿Conseguir un departamento? ¿Haber logrado mi independencia? ¿Tener un gato que fue asesinado?
Era tan invisible en mi vida que, quizás, el dueño del piso que alquilo ni siquiera se haya dado cuenta que había desaparecido...
¡Patético!
- Luisa...
- ¿Qué sucede Sara?
Al escucharla inmediatamente mi cuerpo se tensa.
- Tengo hambre... - Susurra con un hilo de voz adolorido.
Pasé velando a Sara toda la noche, atendiendo sus necesidades a toda hora, por suerte Arnold e Isabella me ayudaban.
Didier y Tom lograron conseguir un recipiente donde Sara vomitaba, el cual lo dejaban en la esquina más alejada de nosotros, para evitar molestias, además uno de esos tipos se enteró, no sé cómo, del estado de Sara y nos colaboró con dos sábanas. Acto que me dejó perpleja y con la boca abierta.
ESTÁS LEYENDO
Entre besos & disparos
RomantiekEn algún oculto rincón de Rusia estaba ella, rodeada de otras siete almas que al igual que la protagonista esperaban anhelantes que los encontraran, aunque aquello parecía improbable. Tanto de día como de noche, había oscuridad y el frío los tortura...