No podía controlar el estremecimiento de todo mi cuerpo y menos aún con la mirada de uno de esos tipos sobre mi.
Sara me había dicho que me calmara, que tratara de pretender que no los había entendido pero ella no parecía comprender que un aviso como el que me había dicho merecía una preocupación extrema. Luego de la confesión de Sara, entré en pánico. Me violarían. Seguramente lo harían en el menor de los descuidos, quizás terminaría demasiado lastimada que moriría...
Estaba lista para defenderme en cuanto viera alguna intención de esos hombres por tomarme, por suerte, mis uñas eran largas así que daría pelea hasta el cansancio. No caería sin pelear. Nunca.
Después de varios minutos, en los cuales, los tipos seguían murmurando entre sí, pude controlarme, más bien, me relajé al ver que no se me acercaban.
Mientras ellos caminaban por el lugar murmurando, aproveché y pude verlos con claridad. Eran como máquinas para la guerra, hombres altos, de buen físico y posiblemente buen rendimiento, y presumiendo por las cicatrices que algunos tenían, debían haber participado en algún altercado o guerra. ¿Eran militares? ¿Guerrilleros?
Uno de ellos llevaba la cabeza rapada donde se podía notar el poco crecimiento del cabello y varias cicatrices que surcaban su cráneo. Otro era rubio con las facciones duras y toscas llevaba tatuajes en lugar de piel, él se veía realmente amenazante, perforaba con solo su mirada y por la forma en cómo miraba a Didier aquel rubio le tenía fastidio. El tercero era un poquito más bajo que los otros, llevaba su cabello negro ondulado atado con una goma roja y su camisa era de camuflaje, muy agujerada mostrando sus muy marcados musculos, y su mandíbula tensa y firme con brotes de su barba.
Supuse que ellos eran agresivos al ver el comportamiento de los demás. Estábamos en completo silencio, sin hacer movimientos bruscos. La pareja de ancianos pretendió estar dormida al verlos entrar y Allison se arrimó a Sara, ocultando su cara entre la espalda de Sara y la pared. Didier estaba sereno, mirando hacia algún punto perdido en la pared, en un postura relajada pero alerta... Pero Andrea se distinguía de todos.
Lloraba, aún más a como lloraba hace minutos. La llegada de los tipos la alteró visiblemente ¿Qué le habían hecho?
Antes de marcharse dejaron un balde con agua, tres manzanas y una funda con cinco panes. Al dejar la comida en el centro del lugar, el rubio se acerca a Didier, quien no lo miró y fingió no darse cuenta de su presencia, hecho que al rubio le molestó. Le gritó algo en su idioma pero el francés parecía estar dormido con los ojos abiertos
¡No le prestaba atención, lo estaba haciendo enfurecer a propósito! ¡Estaba lunático!
Aquella escena llenó de tensión y rigidez a todo el lugar. Entre los ocho que estábamos petrificados con el enfrentamiento, nos lanzábamos miradas de interrogación. ¿Qué andaba mal con Didier?
Los otros dos tipos, se cruzaron de brazos y se posicionaron en un mejor ángulo para ver el desenlace de la pequeña pelea, cómo si fuera una función de circo. El rubio, con la cara roja del enojo, pateó en el suelo lanzándole tierra en toda la cara al hombre de origen francés. El trio suelta carcajadas bruscas y graves que resonaron en las paredes del lugar.
Contuve el aliento. Igual que todos.
El extranjero, enojado y humillado se levanta del suelo velozmente para encarar al rubio, quedando claramente en desventaja por su corta estatura en comparación al ruso.
¿Qué pasará ahora? ¿Por qué hace algo tan arriesgando? ¡Didier está demente!
- No lo hagas Didier... - Murmura Arnold a quien sus manos le temblaban a causa del miedo - Siéntate por favor muchacho... - Rogó.
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Entre besos & disparos
RomanceEn algún oculto rincón de Rusia estaba ella, rodeada de otras siete almas que al igual que la protagonista esperaban anhelantes que los encontraran, aunque aquello parecía improbable. Tanto de día como de noche, había oscuridad y el frío los tortura...