Capitulo 49: Luisa y Max

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Punto de vista de Luisa.

No quiero abrir mis ojos, no los abro porque sinceramente quiero mantener esas nuevas y deliciosas sensaciones aún en mi cuerpo.

Mi respiración es un caos, por momentos respiro de más y por otros, me falta el aire. Mi cuerpo palpita, en todas partes, y se contrae para luego relajarse... Continúo con mis ojos fuertemente cerrados, con la sábana gruesa y pesada de la cama de Max cubriéndome.

Escucho la respiración de Max cerca de mí y percibo su brazo rodeándome. Ajusta su abrazo y termino con la cabeza sobre su pecho, rodeándolo con uno de mis cansados brazos. ¡Su cuerpo está hirviendo! Me preguntaba si tendría fiebre o algo así pero a Max se lo veía bien, quizás yo también estoy caliente pero no lo siento.

Poco a poco, segundo a segundo, mi cuerpo va calmándose y regresando a la tierra. Las deliciosas sensaciones se están esfumando pero los recuerdos del momento están claritos en mi memoria.

Me siente bien, extrema y primorosamente bien. Ahora sé por qué tanto alboroto con esto del... sexo.

Mis hinchados labios se alzan en una sonrisa y reparto castos y rápidos besos en el pecho de Max. Tenía unas ganas intensas de besarlo en todas partes.

Depravada, eso es lo que soy.

En respuesta, Max acaricia mi espalda subiendo y bajando sus dedos por la línea de mi columna. Aquello se siente bien y es aún mejor si viene de él.

Todo lo que hiciera Max en ese momento me parecería increíble. Mi humor es uno que envidiaría cualquiera, me siento excelentemente bien, amada, bonita y feliz. ¿Se puede estar mejor? No lo creo, tengo todo: A mi novio vivo, acostado conmigo y con su mano acariciándome. Toda la preocupación del mes anterior se ha ido tan rápido que parece nunca haber existido.

Es increíble cómo una persona puede cambiar todo eso.

Max se mueve y su abrazo desaparece. Hago un quejido pero no abro mis ojos, quiero seguir fantaseando en los recuerdos. Tuve su mano peinando mi enredado cabello y a sus labios besando mi frente y mis párpados.

- Abre los ojos.

- No quiero. - Protesto - Todo se irá si los abro...

Le escucho reír y besar mi nariz.

- Te prometo que cuando los abras, todo seguirá igual. Continuará lloviendo, estaremos nosotros dos en mi cama, la bolsa de valores seguirá inestable y estaré aqui mirándote sin ninguna vergüenza.

¿Cómo no abrirlos cuando aquello me espera?

Mi novio se ha girado sobre su costado y tiene su cabeza apoyada en su mano. Yo lo veía desde mi lugar con mis ojos parpadeando al encontrarme con la claridad del cuarto, Max me miraba con aquella sonrisa de lado que jamás me cansaría de ver.

- Tienes un gran poder de convencimiento... - Me estiro sobre la cama, enredando mis piernas con las suyas.

Me apreta a él por mi espalda y nos besamos. Al separarnos, mis párpados pesan y mi cuerpo estaba siendo llamado al sueño. Ahora me daba cuenta de mi poca resistencia, me siento cansada con mis brazos y piernas pesados como plomo.

- ¿Estás cansada?

Toma mi cara entre sus manos. Vuelvo a abrir los ojos con un esfuerzo sobrehumano.

- Si.

Me acurruco contra él.

- No te duermas.

- ¿Es que tú no estas cansado?

Pego mi nariz a su cuello donde está la concentración de su perfume. Tengo que buscar ese perfume, en cuanto Max se diera la vuelta, lo encontraría y me lo llevaría conmigo. Será mi primer acto delictivo, pero valdría la pena.

Entre besos & disparosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora