Capitulo 30: ¿Qué haces?

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El viento helado que silba al pasar por entre las hojas, hace estremecer mi cuerpo. Tiemblo a causa del frío y en un acto reflejo, paso las manos por mis brazos, teniendo en cuenta siempre el delicado estado de mi mano, aunque ya no me duele, tan solo siento un extraño estiramiento de la piel en esa zona cuando hago algún movimiento.

Max se percata del temblar de mi mandíbula y arroja más ramas y hojas secas a la pequeña fogata, la cual aumenta de tamaño. Inmediatamente el calor que emite el fuego llega a mi. Cierro mis ojos y disfruto cómo el calor me abrazaba, haciendo que acerque mis palmas a ella, totalmente cómoda.

Todo está en calma.

Nuestras bocas permanecen cerradas, tan solo el silencio se ve interrumpido por el sonar del viento y el sonar de las ramas siendo quemadas. Se podría considerar que ése era el ambiente perfecto para una charla pasiva y seria que era lo justo que Max y yo necesitábamos. Solos, en aquel desértico lugar, sin ningún otro par de orejas que nos molestaran...

Como dije todo está en calma, excepto yo

Mi fachada es tranquila, podía disimular tan bien que hasta se podría decir que tenía cara de estar aburrida y ausente. Max me mira con unos ojos muy difíciles de leer. Quería ser capaz de meterme en su complicada cabeza y de una vez por todas saber cómo se sentía, qué estaba pensando... ¿Me quería?

¿Me quería?

NO, NO. Mantener a raya los asuntos de sentimientos es lo mejor que puedo hacer ahora. 

Mi cabeza estaba llena de muchas personitas idénticas a mi que corrían de un lado a otro alteradas y sin saber qué hacer, si metía el asunto de amor en mi cabeza tengan por seguro que sufriría de un aneurisma. Además de que yo no estaba lista para asumir todo este mundo nuevo que me mostraban. Creía que era valiente... Pero ese fue mi error número uno.

No tenía pensamiento coherentes acerca de las palabras "Max" y "espía", aún esperaba que de entre los arbustos salieran varios hombres con cámaras de televisión y un presentador atractivo con cabello brillante y dientes blancos que se me acercara y gritara: "¡Haz caído!" como esos programas de MTV y ver a Max reírse de la broma...

Suspiro ante ese pensamiento.

Si no puedo conmigo misma ¿cómo demonios voy a afrontar esto?

Ahí junto a la fogata, debajo del manto negro de la noche y con la mirada preocupada de Max decido separar, por primera vez, la lógica y el amor. Desde que había conocido a Max estos dos habían estado mezclados, haciendo que llevara mi vida en base a esta extraña y peligrosa mezcla. Desde este momento, lógica a la cabeza, amor al corazón. No juntos, no, nunca más. 

Es tiempo de lógica.

Y como es lógico, tengo que saber qué pasará ahora, ¿A dónde iríamos? ¿Cómo saldremos de aquí? Remojo mis labios con saliva, señal de que aún tengo sed, humedeciéndolos para hablar.  Giro levemente mi cabeza y me topo con sus ojos, mirándome fijamente. Mi metido corazón comienza a latir alocadamente. Una reacción acelereda en mi opinión pero tengo que admitirlo: Las mariposas que siento por Max no se pueden evitar. 

Su cara que finalmente me da una pista de su estado, está tranquila. Sus ojos, su boca, su entrecejo... Están calmados, sin tensión evidente. Los castaños ojos de mi acompañante, el color más bonito, reflejan angustia y... ¿Pena? No lo podía asegurar porque creo que Max sabe acerca de mi habilidad para interpretar su mirada y ahora la desvía para evitar que yo la lea.

Algo que casi me hizo sonreír. Casi.

Sin darme cuenta, mis pensamientos fueron tomando un rumbo distinto, al igual que mi mirada. Mis ojos miran los labios de Max. Lo que iba a decir, lo que iba a preguntar, todo se borra de mi mente y tan sólo soy capaz de mirar a Max.

Entre besos & disparosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora