El reloj del salpicadero marca las 7:45 am.
Resoplo, alzando mis piernas al asiento para abrazarlas. Llevamos más de una hora en carro, y más de media hora sin decir palabra.
Me da la impresión que todo en torno a nosotros nos complica la llegada a la famosa ciudad fantasma. Primero, un bache en medio del camino atrapó la llanta trasera del jeep, robándonos veinte minutos que gastamos en esperar a que la fuerza del jeep venciera el obstáculo. Segundo, el conductor, que había escuchado que se llamaba John, tuvo que ir por otro sendero debido a una manada de alces que estaban instalados en medio del camino.
Por un momento me quedé asombrada al ver a tan majestuosos animales, con sus astas tan altas y ramificadas. Era la primera vez que estaba tan cerca de un alce. Luego de que saliera de mi atontamiento, me enojé, sí, porque el nuevo camino nos llevaba a rodear una serranía extensa que solo nos hacía perder más tiempo del necesario.
Matt y Alex estaban dormidos en un profundo silencio. Su respiración es la única prueba de que siguen viviendo, de lo contrario, parecían que eran momias en perfecto estado. Alfredo, como sospechaba, nunca dejó su puesto y miraba con precisión el paisaje al otro lado de la ventana.
Me pregunto qué estará viendo que le roba tanto la atención, luego de un segundo, lo imito.
Es el mismo escenario solo que en ese momento aparecen más indicios de civilización. Parpadeo y me enderezo en el asiento sin bajar mis piernas; me acerco a la ventana y llevo mi mano al botón para bajar el vidrio. Suena un leve zumbido y la ventana baja totalmente.
En seguida mi cabello comenzó a fluctuar por el viento que entraba.
El jeep rueda por un camino de doble vía llano, en cementado. A los bordes de este se levantan los grandes pastizales de colores tierra que posiblemente llegan a las rodillas. Varios letreros aparecen cada cierto tramo del camino, todos oxidados y dañados, algunos ya estan en el suelo y otros están totalmente carcomidos por el pasar del tiempo. Intentar leerlos es una total perdida de tiempo, primero; no sé el idioma y segundo la letra es ilegible.
También pude ver carcasas de autos dañados que están tirados a lo lejos del camino. Cosas tan comunes como un mobiliario, una silla de madera labrada, algunas muñecas viejas tiradas, ropa y objetos como esos, están abandonados.
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Entre besos & disparos
RomanceEn algún oculto rincón de Rusia estaba ella, rodeada de otras siete almas que al igual que la protagonista esperaban anhelantes que los encontraran, aunque aquello parecía improbable. Tanto de día como de noche, había oscuridad y el frío los tortura...