Capitulo 3: La culpa es del baño

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El Teniente Max nos lleva fuera del auditorio y nosotros los veinte alumnos lo seguimos manteniendo cierta distancia de él. Se lo ve intimidante y su seriedad te hace pensártelo dos veces antes de hablarle o acercarte a él. Yo camino casi al final del grupo, hablando con José quien ahora es mi único conocido en esta aventura.

Caminamos por un largo pasillo iluminado, y atravesamos una puerta doble de metal. Ahora estamos en un área abierta, creo que es una pista de aterrizaje ¡Es enorme! No se puede ver su límite ni siquiera una reja que indique su final.

Nos anotamos en una hoja la cual será el registro de asistencia para el apuesto Max. Me permito observarlo una vez más, solo un ratito. Me pongo de puntillas y lo encuentro rápidamente, está contándonos y asegurándose que estemos todos anotados en su hoja. Su uniforme es sencillo, consta de pantalones de camuflaje y una camiseta sencilla color negro que deja sus brazos descubiertos.

Brazos que son el triple de grandes que los míos.

- Bueno jóvenes aquí comenzaremos el recorrido. Estamos en la pista central de la base, sirve como punto de encuentro principal para los aviones con los que contamos...

Me apresuro a sacar mi libreta y a anotar todo lo que me dice. Los demás chicos hacen lo mismo mientras soportamos el resplandor que hace esa mañana. No son rayos molestosos, mas bien, son bien recibidos por todos. El Teniente continúa hablando y caminamos recorriendo la enorme pista. Hay varias personas con nosotros, algunos corriendo por el perímetro de la pista, otros con diferentes uniformes están limpiando las enormes máquinas, y hay unos cuantos señores mayores con uniformes color azul y varias medallas que hablan entre sí.

Continuamos caminando y observando. Todo es muy interesante y los modelos de los aviones no se queda atrás. He notado que la base cuenta con una gran diversidad de modelos entre los que están los aviones Heinkel 111, los cuales lucen antiguos pero que en tamaño son imponentes.

- ¿Crees que nos dejen subir a uno de esos aviones?

- Ja ja, sigue soñando José. Aunque sería algo muy increíble de hacer.

- ¡Avancen no se queden atrás! – Grita nuestro tutor - ¿Dónde está la señorita?

¿Qué?

Alzo la mano y apenas él me ve ya que estoy al final del grupo junto a José ¿Por qué me llama? ¿Va a hacerme una pregunta de lo que él ha hablado? ¡Qué! ¡No!

- Ven. Colócate al frente del grupo. – Con el corazón martillando, camino entre los cuerpos de los demás hasta llegar frente al Teniente – Así no te dejaremos atrás y no te perderás. – Habla bajo solo para que yo pueda escucharlo.

Estoy tan nerviosa por su cercanía que no logro hablar y solo asiento a su comentario.

- ¿No hablas mucho cierto? – me mira divertido.

Al comienzo no lo entiendo y niego con la cabeza confundida. Luego reacciono, tarde pero reacciono.

- No, no mucho.

Lo veo sonreír un poco y continuamos con el recorrido.

Esto es peor a como estaba antes. Ahora lo tengo a menos de dos metros de mí y él y su ancha espalda me distraen de la clase. ¡Nunca he sido una pervertida y no lo seré hoy! Me obligo a no mirarlo aunque a mis ojos le duela y enfoque toda mi atención a sus palabras.

Nos acercamos a unas gradas ubicadas en la pista y nos sentamos por un momento. Reviso mi reloj de muñeca y cercioro que son cerca de las 10 am ¡solo una hora más para irnos! ¡Aguanta Luisa!

Entre besos & disparosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora