Capitulo 31: ¿En qué momento la jaula se abrió?

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La resonancia del disparo recorre todo el bosque, silenciando a su paso, a los animales que habitan en aquella arboleda, dejando puerta abierta al silencio. El sonido, que me paralizó de pies a cabeza, queda grabado en mi memoria y las imágenes en mis retinas... Max había matado. No le tembló la mano al momento de acercar el arma de fuego y disparar, ningún sentimiento de misericordia cruzó por su ser al ver cómo el cuerpo del tipo se convulsionaba a causa del disparo hasta finalmente ceder ante la muerte.

Sentía a mi cuerpo desfallecer...

Mis pies se desconectan de mí, no los siento ya. Mis ojos, masoquistas, continúan mirando al cuerpo del tipo y mi labio inferior tiembla a causa del grito de pánico que quería emitir.

No puedo creer que Max pueda ser así de... De pérfido. En mi mundo no cabe un Max despiadado y sin corazón... 

¿Por qué tuvo que matarlo? El tipo estaba inconsciente, bien podíamos haber huido, sin embargo, Max.... Max lo mató...

- ¿Qué hiciste? - Pregunto en un jadeo de horror, casi sordo.

- Vámonos. 

El tono de Max me descoloca. Es frío, enojado, sin alma... Como si no fuera él.

Mi asustado cuerpo reacciona ante las palabras de Max e inconscientemente retrocedo cuatro pasos hasta topar mi espalda con un árbol. Algo en mi interior crece, una corriente que inicia en mi estómago y va creciendo a medida que se aloja en mi mente. Max me da la espalda y mira con suma atención su tablet que brilla en la oscuridad del bosque. Mi reacción ante él no había sido percibida y mis jadeos tampoco.

¿Por qué estoy jadeando? ¿Qué... es lo que...?

Llevo mis manos a mi cara y constato las lágrimas. Estoy llorando, llorando como si reviviera el funeral de mi mamá...

Conozco ese sentimiento, es miedo, tengo miedo de Max. El miedo es un sentimiento, uno malo, pero de todas forma es un sentimiento... Por Max 

¿En qué momento la jaula se ha abierto?

- No iré a ninguna parte contigo... 

El efecto que deseé darle a mis palabras no estuvo, al contrario, éstas salen de mi boca con un tono asustado, inseguro y dudoso.

Max, que había comenzado a caminar en dirección contrario al cuerpo, se detiene al oírme. Quería verle la expresión, mejor dicho, quería verle sus ojos y comprobar que aún queda algo del viejo Max y no del monstruo que lo ha poseído, pero sólo le veo la espalda, tensa y con su pie medio levantado, a punto de dar un paso.

Da media vuelta a una velocidad sumamente lenta y angustiante, centrando sus endemoniados ojos en mí.

Mi cuerpo se estremece... Nunca Max me había mirado de esa manera. Ahora le temo y mucho.

- Vámonos.

Repite con voz amenazante, apretando los dientes. ¿A qué viene todo ese enojo?

- ¡Lo has matado!

Más lágrimas caen al decir esto pero no es por la muerte del tipo en sí, lloro por la muerte del Max al que conocía, del quien me enamoré.

- ¡Quería hacerte daño! - Brama ofuscado, levantando su mano en dirección al muerto, señalándolo.

De tres grandes zancadas, llega a mí. Ahogo un grito al tenerlo así de cerca.

- ¿Qué querías que hiciera? - Habla un poco más calmado. 

Debo mirarlo... debo saber si ha cambiado...

Mis ojos se topan con un líquido que mancha el uniforme de Max, justo a nivel de su pecho. Sigo el camino y noto que aquel líquido también está en su hombro, en su cuello, en su mejilla...

Entre besos & disparosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora