2. 𝐔𝐧𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧

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La sala quedó en completo silencio, ya que incluso KiHyun, quien había comenzado a llorar, dejaba correr sus lágrimas en silencio, esperando a que el hombre diese algún tipo de contexto a la situación.

- ¿Hablas en serio?- murmuró HyunWoo dejando salir una pequeña risa irónica - ¿Qué demonios significa eso?

Son mayor, no esperó ni un segundo antes de acercarse a su hijo y estampar su mano derecha contra su mejilla, histérico por la situación y la ignorancia de su primogénito.

- Ese don nadie a quién marcaste, sabe quién eres. ¿Qué crees que pasará cuando se descubra que ha sido marcado por el siguiente líder del clan sin siquiera haber una relación de por medio? Sabes de sobremanera que la marca es algo sagrado en nuestro clan, no algo que puedes practicar con el primero que aparezca. Si él tiene ese tipo de costumbres es su problema, pero estás metido en ello también ahora y vamos a proceder con la tradición aún si ni siquiera sabes su apellido.

- ¿Tiene eso algo de sentido? - se quejó HyunWoo tras mirar a KiHyun, que sólo lloraba con la cabeza gacha. - Fue un error, se irá en meses y...

- ¡Cometiste un error, HyunWoo! Y vas a afrontar la situación como el adulto que eres. - concluyó de camino a su oficina, dónde pasó la mayor parte de su vida. - Lleven a KiHyun a un cuarto.

- ¿Y su familia? - preguntó el moreno al ver la desesperación en el rostro del más bajo.

- Hasta que te preocupas por ellos. - murmuró sin dejar de caminar - Les darán la noticia por la tarde y que no se les olvide que vivirán juntos desde ahora.

Como el líder solicitó, KiHyun fue escoltado a la que sería su habitación.

El lugar era grande y lujoso, como el resto de la casa, y no imaginó menos a pesar de ser un espacio para "invitados". La habitación que le dieron era sin dudas más grande que su casa completa, tenía las paredes blancas decoradas con cuadros y pinturas, una lujosa cama de dos plazas en medio de la misma e incluso un placard grande como la alacena de su casa. Pero ni viendo una y otra vez la preciosa vista que ofrecían los ventanales de la habitación lograba quitarse el susto de encima.

Sus manos temblaban, sentía inmensas ganas de llorar y temía por lo que fuese a pasar con él. Además, dada la hora y el tiempo que llevaba allí, sus padres estarían de regreso en cuestión en horas y no ayudaba para nada a sus problemas tener hambre, pues todo le estresaba el doble.

- ¿Puedo entrar?

HyunWoo había tocado la puerta buscando no incomodar al menor. Nadie dijo que no pudiese verlo, por lo que cuando el lazo le hizo saber lo que sentía el bajito, sintió algo de culpa e incomodidad que - otra vez - no pudo dejar pasar.

- HyunWoo ¿Qué está pasando? - preguntó KiHyun corriendo a él en cuanto lo vio. El moreno entró y cerró tras su espalda.

- Es una tradición, KiHyun. - suspiró - Lo que mi padre ha dicho es verdad y como es un hombre de palabra, nuestra boda será el sábado.

KiHyun se alejó con la mirada ida, dejándose caer sentado en la cama al intentar procesar tanta información sin volverse loco. Parecía un sueño, más bien una pesadilla, y esperaba inconscientemente que su alarma sonara indicando que todo había sido producto de su imaginación.

- KiHyun - dijo HyunWoo estando arrodillado frente a él, posando su mano en la rodilla del más bajo para llamar su atención - Lamento todo esto.

El blanquecino no lo miraba, no quería verlo, y dejaba caer una lágrima tras otra negando cada palabra.

- ¿Por qué yo? - susurró. - ¡Por qué yo, maldita sea! Ni siquiera te conozco. No me importa tu clan o quién mierda seas, sólo quiero irme a mi casa.

𝐏𝐥𝐞𝐧𝐢𝐥𝐮𝐧𝐢𝐨 ❩ ˢʰᵒʷᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora