17. 𝐃𝐨𝐥𝐨𝐫

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Las pisadas de HyunWoo resonaban a lo lejos

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Las pisadas de HyunWoo resonaban a lo lejos. El lugar dónde vivían estaba lo suficientemente apartado de otras personas como para que pudieran oírlo, sólo KiHyun era consciente de la bestia que acechaba el recinto y no parecía importarle: él estaba casi tan molesto como el contrario.

La caminata distanciada por cinco pasos era liderada por el omega, que tras cruzar el umbral de la puerta trató de azotarla y así impedir el paso del alfa se vio entre la espada y la pared cuando HyunWoo detuvo la puerta con la palma de su mano, gritando con furia su nombre.

—¡Deja de actuar como un niño, KiHyun!

El omega le daba la espalda, quizás esperaba que lo hiciera ya que conocía su temperamento, sin embargo la respuesta no tardó en llegar:

—¡¿Cómo un niño?! ¡Tú fuiste quién comenzó!

La forma en que entró a la casa, se acercó a KiHyun y lo tomó por los hombros hicieron que el omega ahogara un grito. KiHyun jamás lo había visto de esa manera, tan fuera de sí que parecía querer despedazarlo allí mismo; HyunWoo no estaba seguro de lo que hacía pero actuaba por instinto.

—¿Ah sí? —dijo con un dejo de sarcasmo.

Enseguida lo trajo en contra de su cuerpo, a una distancia casi milimétrica dónde KiHyun tenía que alzar la vista para poder verlo a los ojos que ya no tenían rastro del hombre que conoció.

—¿Tienes idea de lo que hiciste?— susurró HyunWoo con la mandíbula apretada y los dientes tan juntos que rozaban tras cada palabra— ¡DILO!

El omega negaba, aterrado, sin conocer a la persona que tenía enfrente. Estaba molesto, ahogado en su propia furia pero no podía hacer más que escuchar temblando de miedo y de la rabia misma que lo consumía al terminar siendo el objeto de la furia de HyunWoo en lugar de ser quien se molestaba.

—¡TENEMOS UN TRATO! —le gritó el alfa. La forma en que presionaba los delgados brazos del omega comenzaban a dejar huella—¡Eres mi esposo, KiHyun! ¿Cómo se te ocurre coquetear con alguien más teniendo a tu alfa a cincuenta metros? ¡¿Qué pensarán de nosotros ahora?!

—¡Sólo estábamos hablando! —se quejó con lágrimas en los ojos. No era la fuerza que ejercía sobre su cuerpo lo único que lo lastimaba.— ¿Qué mierda crees que soy?

—¿Honestamente? No lo sé.— dijo con frialdad y una sonrisa que inspiraba todo menos gracia— Te comportas como un niño, con tu papel de víctima sufriente cuando debería ser yo quién reclame por tus actos. Se supone que estamos casados, KiHyun, felizmente casados y resulta que mi esposo habla con quién se le da la gana a mis espaldas. ¿Eras así antes de que te conociera? Un omega sin alfa que…

—¡Ya déjame en paz! —dijo con lágrimas cayendo.

KiHyun reunió toda la fuerza que tenía en aquél entonces para empujarlo hacia atrás y cuando  logró separarse de él, se dirigió a las escaleras con rapidez.

𝐏𝐥𝐞𝐧𝐢𝐥𝐮𝐧𝐢𝐨 ❩ ˢʰᵒʷᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora