23. 𝐌𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐟𝐫𝐢𝐚𝐬

257 51 10
                                    

Como dos adolescentes que huyen de sus hogares, ellos escaparon de la fiesta.

La propuesta surgió de forma natural en labios del moreno que se sentía eufórico; no tenía sueño, no quería que la noche terminase, no quería volver a casa y sentirse sin motivos para hablarle. Quería bailar, hablar, reír, llorar y amanecer con él.

Haber aceptado lo que clamaba su lobo despertó sensaciones únicas.

—¿Te gustaría ir a la playa?

Los ojos de KiHyun se iluminaron, él también se sentía a gusto con su acompañante. No había rencor de por medio, su lobo lo disfrazó de nuevos recuerdos, momentos en los que HyunWoo lo hacía sentir querido. Se preguntaba cuánto iba a durar la carcasa; lucía débil, llena de grietas, que de forma contradictoria quién las provocó trataba de enmendar.

Traicionar la confianza de una persona es difícil de subsanar.

—¿Qué hay de todos ellos? — susurró.

La mansión de los Son todavía tenía algunos invitados pero el dueño de casa se encogió de hombros:

—Que se jodan.

Tomó la mano de KiHyun en ese mismo instante.

Corrieron al auto como lo harían dos personas en su luna de miel al encuentro de una noche mágica. Ellos sólo verían la luna y el océano en sus últimos momentos de oscuridad, pero estaban igual de emocionados.

Estando en el auto no pudieron evitar reír.

¿Qué opinaría el resto?

¿Qué dirían sobre el festejado y su paseo clandestino?

Con el auto encendido HyunWoo puso una mano sobre el volante, la otra descansaba sobre la pierna del omega entrelazada con la suya.

Se sentía irreal voltear a verlo y encontrar una sonrisa dirigida a él.

Significaba más que cualquier otra cosa.

KiHyun miraba por la ventana de vez en cuando, sólo cuando HyunWoo no lo veía.

El sonido del motor tapó cualquier silencio incómodo. No hablaron pero no lo creían necesario, con mirarse bastaba para aligerar el ambiente pues la vergüenza era mutua pero simpática.

—¡Ya no veas así!

—Hago lo que puedo. —dijo HyunWoo apretando los labios mientras miraba hacia adelante.

En la calle no había nadie más que ellos dos pero de igual modo se detuvieron en cada semáforo: HyunWoo hacía caso omiso a la petición del omega y en los momentos de espera lo observaba. Una vez tocó su brazo para molestarlo y volteó rápidamente pero KiHyun se encargó de que no volviera a repetirse.

—¡Te vi! —le dijo apuntándole con el dedo índice.

—No sé de qué hablas.— murmuró el alfa.

KiHyun arrugó la nariz incrédulo y miró por la ventana como el auto volvía a estar en movimiento hasta que sintió que la mano de HyunWoo se apartaba de la suya.

La sensación de vacío duró más del tiempo que a HyunWoo le tomaba mover la palanca de cambio y preocupado volteó. Quizás había alguna complicación con el auto aunque él temía que no le tomara la mano por alguna otra cuestión, sin embargo el moreno no le dio lugar a crear más escenarios:

—¿Frío? —dijo acercando la mano ajena a sus labios en busca de pasarle algo de calor.

—Siempre tengo las manos frías.— se excusó.

𝐏𝐥𝐞𝐧𝐢𝐥𝐮𝐧𝐢𝐨 ❩ ˢʰᵒʷᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora