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Con la poca luz que irradiaba la vela, KiHyun veía la sonrisa tímida de HyunWoo y el decorado del pastel: parecía hecho a mano, con un hámster sobre betún blanco y algunas manchas a los costados que imitaban flores.
— Pide 3 deseos. — dijo HyunWoo terminando con el silencio que comenzaba a preocuparle.
KiHyun asintió, juntó sus manos y pidió los deseos antes de apagar la diminuta llama de la vela. Un minuto después, HyunWoo encendió las luces de la casa.
El hámster en el pastel tenía los ojos disparejos, los bigotes largos como si fuera un gato y era de color naranja. Las flores alrededor eran de color morado y habían dos caídas a un lado del plato, que KiHyun suponía, no debían estar allí.
— HyunWoo, gracias. — dijo cuando el moreno le colocó el pastel en las manos.. — ¿Lo hiciste tú, verdad?
— ¿Qué me delató? — preguntó como si no fueran obvios los nervios en su rostro: parecía temer que de un parpadeo el pastel acabase en el suelo.
— Te tiemblan las manos. — respondió. Lo había visto cocinar y sobre la mesada de marmol aún quedaban rastros de betún. — Me encanta, te quedó muy bien.
— Dilo después de probarlo, por favor. — murmuró antes de ir por cubiertos. — La pastelería no es mi fuerte así que si no sabe bien podemos ir por otro en la mañana.
A su regreso, dio a KiHyun una cuchara y él se quedó con la otra. Esperó expectante la reacción del omega tras el primer bocado, sin respirar, y cuando lo vio asentir se permitió soltar el aire retenido. Al menos el sabor estaba bien y eso lo contentó.
— ¡Está rico! — comentó KiHyun.
HyunWoo también lo probó y quedó sorprendido de lo que él mismo preparó: en verdad tenía buen sabor.
— ¿Si, verdad? — murmuró — después te comparto la receta, la tomé de internet.
KiHyun lo vio enternecido; estaba encantado con su propia creación y después del primer bocado tomó otros tres sin permiso del omega. Cuando notó que era el único que comía, se apartó avergonzado:
— Perdón. — dijo y carraspeó — Tengo otros dos regalos para ti.
— ¿Ah sí? — se sorprendió KiHyun mientras comía pastel.
HyunWoo se alejó y dejó sobre la mesa la cuchara usada para después dirigirse a la sala, dónde un gigantesco caballete de madera decorado con un moño rojo esperaba a KiHyun.
— ¡TA- TAN! — exclamó con los brazos abiertos.
KiHyun enmudeció. Sabía que no eran para nada baratos los caballetes y no quería ser descortés pero (a su considerar) rayaba lo absurdo.
— HyunWoo, porqué…
— Antes de que preguntes por qué, déjame contarte que lo compré antes de nuestra… — suspiró — hace tiempo. No sé dibujar y no sirve de nada tenerlo juntando polvo en una esquina de la casa así que quiero que lo uses, si quieres, claro.