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Dos personas competían por liderar un candente beso, en una habitación a oscuras, dónde sólo ellos sabían lo que ocurría.
Probar los labios de KiHyun estando consciente no fue la mejor decisión de HyunWoo esa noche. Acabó deseoso de un nuevo contacto, sediento de afecto y con la grata sensación de los belfos ajenos contra los propios, y no sólo su lobo. Después de alejarse el mundo se congeló para ambos, sin saber qué decir ni qué hacer con aquél nuevo descubrimiento.
Una maravilla.
Las palabras que salieron de la boca del moreno después, no las podía recordar con claridad, sólo el disfrute propio por las muecas a su alrededor, incluido su tío y más allá su padre en completo asombro.
Sin darle entrada a ningún ajeno, HyunWoo movió a KiHyun fuera del foco de atención, reanudando la fiesta con normalidad. HyunWoo decidió escabullirse entre la gente, salió del lugar sin avisar a nadie, buscando el aire frío de la noche que pudiera hacerle frente al creciente calor de su pecho qué lejos del disgusto, lo obligaba a actuar por instinto.
¿Qué si lo disfrutó? Por supuesto lo hizo y quería repetirlo.
Estaba sorprendido.
El omega a ese ritmo «se volvía un gusto culposo».
Lo volvería loco.
—Lobo estúpido. — murmuró con enfado, como si sus entrañas no gritaran por el omega que él había elegido.
Pero el hambre de lujuria no desaparecería, lo sabía a la perfección.
Como un Lobezno hormonal luchando contra impulsos.
—Buen espectáculo el de allí dentro.
Los ojos negros de HyunWoo y su mirada sombría, se acenturaron sobre HyeWon, que con su vestido rojo ceñido al cuerpo, piel blanca como la porcelana y labios carnosos en el mismo tomó carmesí sería la fantasía vivida de cualquier alfa.
Su cuello estirado y sus clavículas pronunciadas al descubierto, HyunWoo no dudó en que cumplían con el propósito de querer demostrar que no estaba marcada.
—Sabes que no–
—No necesito una explicación. — interrumpió acercándose sin pudor, como si ya no fuese necesario ocultarse de los demás. Cómo si dentro no hubiera cientos de personas celebrando el inicio de una nueva generación.
HyunWoo, quién recostaba su espalda contra una pared, no se vio sorprendido de que la omega lo imitase. Ambos permanecieron en silencio, sin dirigirse la mirada pero al terminar la velada, el alfa cambió su ruta ante la presunta invitación de la omega a su departamento.
Como muchas otras veces había hecho.
—¿Y el omega? — preguntó sobre las piernas del alfa, mientras disfrutaba de su aroma y los dulces besos que este repartía en su cuello.
