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La cena llegó 20 minutos después de ordenarla. La amable mesera de traje negro y sonrisa brillante sirvió cada plata con delicadeza antes de alejarse por dónde llegó, pidiéndoles que la llamen si era necesario.
Bistec a la parrilla con mantequilla de ajo y camarón.
El restaurante de renombre pertenecía a un miembro del clan por lo a nadie sorprendió la presentación del platillo: porciones pequeñas, hojas que parecían haber sido tomadas por el mismísimo chef y la cantidad justa de cada salsa finamente colocada.
El lugar era lujoso y ellos eran comensales con prestigio.
La mesa era redonda y estaba vestida de blanco, las paredes tenían cortinas rojas que colgaban desde el techo hasta llegar al piso de madera y en el centro relucía un candelabro gigante con cientos de diamantes pendiendo de un hilo.
El sonido de los cubiertos pronto se hizo presente; cada uno tomó el cuchillo y el tenedor haciendo movimientos sutiles. Además de los murmullos apenas audibles de los demás clientes que tenían cierta distancia de ellos, un pianista tocaba deleitando a la gente con su música. Su piano de mármol parecía tener vida propia y llamaba la atención siendo capaz de evitar cualquier silencio incómodo: a los ojos de ajenos, HyunWoo y HoSeok con sus respectivas citas, parecían disfrutar de la buena música y no estar distanciados de la otra persona.
La copa de vino que HyunWoo sostenía con la mano izquierda estaba medio vacía. Bebió. Sus ojos miraron el líquido bordó, era un buen vino, pero encontró a quién se ocultaba tras la copa aún más interesante que el sabor dulzón de la bebida.
KiHyun.
Su cabello estaba peinado hacia adelante dejándose caer por encima de sus ojos, esos que veían la comida casi con recelo.
El calor invadió a HyunWoo cuando notó que su vista cambió de la comida de KiHyun a su prominente pecho, fue un accidente, sin embargo no creía ser el único que se hubiera fijado en él de esa forma ya que la camisa celeste ceñida que traía le hacía resaltar su figura.
KiHyun tenía una figura exquisita, quizás más tentadora que el vino o la cena misma.
—¿Cuánto tiempo debemos estar aquí?
La voz de HyungWon atrapó la atención de los tres. El alto lucía más tranquilo que durante el viaje pero sus ojos no podían mantenerse en un mismo punto durante veinte segundos.
—Lo siento si estoy siendo grosero— continuó levemente avergonzado, viendo al piso para variar— pero tengo cosas que hacer y mi apetito es tan escaso como mi interés por casarme con un alfa que…
El jadeo burlesco de HoSeok similar a un simple "Ja" hizo que HyungWon volteara:
—Comenzaste tan bien que en verdad creí que algo bonito saldría de tus preciosos labios.— dijo soltándose a reír. La forma en que lo hacía no molestó a HyungWon pero que lo haya interrumpido, sí.
