12. 𝐄𝐧𝐜𝐚𝐫𝐠𝐨

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El tabú en el que los clanes se habían convertido, no tenía sentido para KiHyun, pues hasta dónde conocía sólo eran personas que se reunían para eventos específicos, como un bautizo o una boda, incluso a beber té; sin embargo cuando una madrugada ...

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El tabú en el que los clanes se habían convertido, no tenía sentido para KiHyun, pues hasta dónde conocía sólo eran personas que se reunían para eventos específicos, como un bautizo o una boda, incluso a beber té; sin embargo cuando una madrugada el teléfono de la sala sonó, su lobo se movió inquieto ante la rapidez con la que HyunWoo abandonó el recinto y se perdió en el camino a mitad de la noche donde sólo los relámpagos iluminaban la carretera.

La llamada no había sido extensa, sólo comunicaba lo necesario; bien podría haberle explicado a su pareja lo que ocurría, pero la voz quebrantada de su madre pidiéndole que se apresurara, no le dejó mucha opción más que decirle que su padre había enfermado. HyunWoo condujo a toda velocidad y sin cuidado hasta la mansión donde creció, ingresó al cuarto poco después dejando caer algunas gotas de lluvia que empaparon el camino pero no se comparaban a los ojos de su madre, que desbordaban de dolor al saber que estaba por perder a su compañero de vida.

—Padre, aquí estoy. —anunció de pie, viendo como el hombre agitaba una copa de lo que parecía ser vino mientras observaba la chimenea con parsimonia.

El hombre volteó. Su extremidad izquierda, que acostumbraba a lucir cubierta o maquillada, ahora dejaba ver a la luz su extraño padecimiento; una mancha oscura había comenzado a crecer desde su mano expandiéndose hasta el hombro, sin embargo aquel extraño caso de envenenamiento no sólo era visible en la epidermis, sino que se apoderaba lenta —y dolorosamente— de sus órganos. Los médicos, cuyo diagnóstico jamás fue certero, decían que el tiempo que le quedaba de vida no era escaso pero se reducía con cada episodio de desmayo que el hombre sufría.

—¿Los médicos…— preguntó HyunWoo aclarando su garganta.

—Estoy bien, HyunWoo. —interrumpió.— No te llamé para hablar de mí, sino para darte tu primera obligación como líder: necesito que te encuentres con Park MinJoon.

Mientras su madre aún sollozaba y HyunWoo alzaba una ceja confundido, el hombre que no acostumbraba a dejar de trabajar colocó una fotografía sobre la mesa a un costado de su hijo dónde no sólo estaba la foto de un hombre sino también la dirección. Curiosamente, detrás se escondía un sobre que dentro tenía otra foto donde salía un niño del cuál no pudo ver demasiado ya que su padre se la arrebató de las manos:

—Es su hijo. —explicó.— Aceptará quiera o no.

—¿Vas a matarlo?

—Por ahora, no.— dijo viendo nuevamente las llamas.— La llevarás contigo, debes dársela y dile que vas de mi parte. El clan Park nos debe una suma importante de dinero por ese pequeño retrato, asegúrate de que llegue a manos de MinJoon.

—¿Dinero? ¿Por la foto de su hijo?

—El motivo no te incumbe, sólo trae el dinero. —aclaró.

Haber crecido en un lugar sin afecto hizo que HyunWoo diera media vuelta y caminara de regreso al auto sin siquiera despedirse, pero su padre lo detuvo:

𝐏𝐥𝐞𝐧𝐢𝐥𝐮𝐧𝐢𝐨 ❩ ˢʰᵒʷᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora