30. 𝐒𝐮𝐜𝐞𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐈

231 34 38
                                    

En menos de una semana juntos se podía notar el antes y después durante la convivencia, pequeños detalles que nadie más que ellos percibían, porque desde que abrían los ojos por la mañana existía cierta alegría descomunal al ver a la otra persona descansando en la otra orilla de la cama. Así lo sentía KiHyun, sobre todo cuando no necesitaba excusas de porqué se dejaba abrazar, y que tras unos minutos, HyunWoo despertaba sin intenciones de hacerse a un lado.

—¿Te desperté?— murmuró HyunWoo esa mañana, como de costumbre, bajo la mirada de KiHyun. 

La sonrisa sincera del omega era un regalo que ansiaba ver cada noche antes de cerrar los ojos y ahí estaba, tan reluciente y notoria, que podía verla sin importar qué tan pesados eran sus párpados.

—No— susurró. Los brazos del omega quedaron al descubierto y acarició con las manos el rostro de su pareja. —Puedes dormir un rato más, todavía es temprano.

Sin esperar, los abrazos de HyunWoo se ajustaron alrededor de su cintura y el rostro del moreno acabó entre el hombro y el cuello de KiHyun; sus piernas desnudas estaban enredadas bajo una manta gruesa, la única prenda que los cubría.

Era sábado y el día del último evento, donde HyunWoo se daría a conocer como el nuevo líder frente al resto del Clan. La nueva generación ahora debía liderar el rumbo. 

Aunque quería dormir y no existía mejor lugar para hacerlo, HyunWoo se limitó a abrazarlo y KiHyun supo —sin verlo— que no dormía por la forma en que respiraba. De la noche a la mañana HyunWoo se volvió el eslabón más fuerte de varias cadenas y su labor no terminaba en la noche; los últimos días, cuando el alfa apenas pudo comer por la cantidad de tareas pendientes, solo fueron una demostración de su papel en el Clan pues él debía ser la cabeza de su gente y a la vez de una empresa. Y él había sido entrenado para eso, incluso más, pero las cosas no iban como de costumbre: los accionistas cambiaron; las personas comenzaron a temer por su futuro en el Clan; y los errores de DoSeo durante su estadía en el poder comenzaban a resurgir de las cenizas. 

Desde que decidieron estar juntos, esa fue la primera vez que HyunWoo pudo retozar en los brazos de su amado y le gustó tanto que —por un instante— deseó enviar todo al demonio. La suavidad de sus manos al recorrer su cuello y alcanzar su cabello… su respiración lenta y el aliento caliente junto a su oído… el dulce aroma de su piel que lo embriagaba… iba a volverse loco.

—¿En qué estás pensando?— susurró KiHyun.

HyunWoo se sintió despertar en ese mismísimo instante, como si desapareciera el hechizo que lo mantenía tranquilo.

Con cuidado HyunWoo se alejó lo suficiente como para poder mantenerse sobre el cuerpo del contrario y desde allí observar a quien cautivó cada uno de sus sentidos. Lo miró a los ojos. El color de sus ojeras no pasó desapercibido, KiHyun también había estado ocupado con la universidad pero todo iba viento en popa; pronto haría entrega de su pintura, una obra de arte justo como él. La graduación de KiHyun también tenía una fecha estipulada y parte del cansancio del omega se debía a lo cerca que estaba de obtener su título.

—¿A qué hora viniste a la cama anoche? 

—Justo después de ti.— respondió el omega y recibió con gusto un beso. —¿Cómo te sientes?

Los ojos de KiHyun brillaban o así lo veía HyunWoo siempre que estaba con él, incluso si el omega estaba distraído acomodando su cabello. Las hebras enredadas del alfa parecían estar a merced del omega, solo él podía peinarlo.

—Es algo inexplicable— murmuró— ansioso, nervioso, aterrado por no ser suficiente…

—Lo eres.— interrumpió —Ellos te amarán, serás un excelente líder.

𝐏𝐥𝐞𝐧𝐢𝐥𝐮𝐧𝐢𝐨 ❩ ˢʰᵒʷᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora