26. 𝐏𝐫𝐞𝐜𝐚𝐮𝐜𝐢𝐨́𝐧

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La mañana después también llovió, era predecible, y ahora medio país enfrentaba el fenómeno meteorológico de inundaciones repentinas. Por suerte, ellos vivían en una zona no tan afectada pero las precauciones en televisión estaban en cada canal:

...Para evitar tragedias se pide a la gente que no salga de sus casas por ocio; las carreteras son más peligrosas que nunca y prívese de caminar afuera, podrían haber cables cortados en contacto con el agua...

HyunWoo apagó la televisión en ese mismo momento, no tenía interés en nada más que volver a la cama y cuando iba a regresar a la alcoba, oyó un maullido que lo guió a la cocina.

—¿Qué haces ahí? —dijo dispuesto a abrir la ventana. Detrás del cristal había un gato negro muy empapado. —¿Quieres entrar?

El alfa rio de sí mismo por estar conversando con un gato. Antes de tomar al animal corrió por una toalla para secarlo y evitar (de paso) que lo mordiera:

—Ahora sí, ven —murmuró con los brazos estirados.

El gato maulló y se dejó agarrar, temblaba de frío.

HyunWoo le acarició la cabeza un momento y se apresuró a cerrar la ventana. El animal aullaba por comida, las gotas salpicaron su rostro pero el alfa no podía darle atención a otra cosa que no fuera el auto estacionado en dirección al cristal.

En otra situación hubiera ignorado cualquier movimiento ajeno a la casa, no obstante llevaba días con la sensación de que algo lo observaba y la calma del sujeto no pasó desapercibida: el hombre que estaba en él veía al frente evitando por completo cruzar miradas.

—Vamos, te daré algo de comer —le dijo al gato con el ceño fruncido.

Cada paso extra que dio por la cocina era un motivo para acercarse a la ventana y ver si el auto seguía allí. El gato no paraba de maullar.

—S, si... ya voy con tu comida.

Como era pequeño, HyunWoo dudaba que pudiera comer alimento balanceado y además ellos no tenían en la casa, en su lugar le dio leche en un plato pequeño y lo dejó descansar en otra toalla seca para devolverle calor.

—Ya está ¿No es mejor así?

El ronroneo se agregó al sonido de la lluvia y HyunWoo se distrajo hasta que la madera de las escaleras crujió.

—¿Estás aquí? —dijo una segunda voz junto a un bostezo.— ¿HyunWoo?

—En la cocina —indicó. KiHyun apareció allí con los ojos apenas abiertos por la luz. —¿Te desperté?

—Me faltaba mi almohada —respondió inclinándose hacia el animal—. Hola de nuevo, pequeño.

—¿Se conocen?

—Oli lo encontró hace unos días y me pidió que cuidemos de él, pensé que se había ido con su familia pero me equivoqué. Ha sido duro para él.

El gato bebió hasta la última gota de leche y maulló por más. HyunWoo fue por ello.

—¿Cuánto llevas despierto?

Ver al gatito tan desprotegido impulsó a KiHyun a cargarlo en brazos y seguir al moreno por la cocina mientras conversaban.

—Unos quince minutos tal vez —explicó HyunWoo. Volteó y encontró a un KiHyun muy contento pero sus ojos no supieron mentir. — ¿Tuviste otra pesadilla, no es así?

En el tiempo que tenían de dormir juntos otra vez, HyunWoo comprendió que las palabras del psicólogo eran ciertas: KiHyun estaba visiblemente mejor. Pero en su conciencia todavía existían rastros de aquella experiencia que lo marcó y algunas noches el omega tiritaba, lloraba o incluso gritaba por auxilio.

𝐏𝐥𝐞𝐧𝐢𝐥𝐮𝐧𝐢𝐨 ❩ ˢʰᵒʷᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora