Prov RayaLa celebración había pasado y me encontraba en el hotel que nos habíamos quedado, no pude acercarme a Namjoon porque al muy maldito de Lee Min Oh se le ocurrió la brillante idea de informarles al Consejo de Líderes que estábamos juntos aún.
Así que mi padre sugirió que debía fingir que Jimin y yo éramos pareja, por lo tanto luego de que un allegado al consejo le hiciera saber a mi padre de que algunos de estos estaría en la boda de Jeon, a este le pareció buena idea venir, además de que yo lo hiciera con mi supuesto omega para así acallar rumores mientras veíamos que hacer.
Cosa que por la rapidez de los planes no pude explicarle al alpha furioso que me observó con ojos de dragón desde el otro lado del salón toda la noche, bueno solo hasta que no lo vi más.
Me sentía muy inquieta y acalorada, supongo que por la incertidumbre de saber que tan molesto estaba.
Me vestí y salí de la habitación que debía compartir con Jimin, pero este se había ido a dar un paseo y aún no regresaba.
Cuando intenté tocar las puertas de la casa de Jungkook esta fue abierta impidiéndome realizar la acción, apareciendo a un acalorado Seokjin por esta.
-Maldición, iba a ir por ti, debes entrar-, dijo este literalmente arrastrándome dentro.
-¿Pasó algo con Nam?
-Esta en celo, y no retiene los supresores
-¿No los retiene, de solo le duran horas o de no hacerle efecto?
-De no hacerle efecto, tengo a Taehyung en otra habitación igual, solo que este si le hacen efecto.
-¿Y que quieres que haga?
-¿Que pregunta es esa?, estar con el
-Sabes que no puede anudarme, la última vez casi morí, y dudo mucho que lo evite estando en celo.
-¿Y que pretendes que haga?, que lo deje encadenado por 24 horas
-¿Lo tienes encadenado?¿Estas loco?
-Que querias que hiciera, iba a ir a buscarte
-Pero no puede tocarse, ¿sabes lo furioso que debe estar?
-Ese no es mi problema, está en la última puerta del tercer piso, solo estamos los cuatro aquí, suerte
-¿Suerte?, eso dices, ¿sabes que literalmente me estás mandando a la boca del lobo?
-Yo no fui quien se estuvo paseando con un omega por toda la fiesta-, dijo este con una de sus características rizas burlonas para luego dirigirse hacia otro pasillo.
¡Demonios!
Subí las escaleras y cuando me encontré al frente de la puerta juro que pensé en devolverme.
La abrí lentamente para encontrarme con la imagen más caliente que podría haber imaginado jamás.
Lo primero que golpeó mi rostro fue el intenso olor a tabaco que envolvía la habitación, con un ligero toque a vainilla, exquisito.
Estaba totalmente desnudo, sus brazos estaban arriba de su cabeza sujetados con unas cadenas de plata, contrario a lo que muchos creen está no nos mata con su toque, solo nos debilita.
Su cabello a pesar de no ser largo se notaba bastante húmedo por el sudor, y este último tenía su cuerpo empapado.
Su mirada estaba endurecida y su mandíbula apretada.
Los músculos de su cuello se encontraban tensos, y su pecho y abdomen contraídos, la V del final de su abdomen estaba aún más marcada de lo que había visto en momentos anteriores, y su pene estaba crecido, rojizo y goteante.
Lo repase más de una vez con la mirada, ¿Como lo aliviaría y al mismo tiempo evitaría que me anude?
-¿Porque no te acercas?, no muerdo-, dijo con su voz ronca
-Nam, ¿estás consciente?
-Ven acá
-Claro, pero es bueno hablar antes, ¿sabes que no puedes anudarme cierto?
-Ven, acércate-, repetía aún más impaciente
-Amor, escucha, yo..-, decía pero fui interrumpida
-VEN ACÁ-, dijo con su ojos cerrados, y cuando estos fueron abiertos estaban totalmente rojos, la mirada de su lobo era negra, al igual que su pelaje, pero su mirada era totalmente diferente.
Me acerqué a él para inmediatamente mi boca ser tomada por la suya y besarme salvajemente, sus labios se movían sobre los míos con furia, adentro su lengua en mi boca y luego mordió mi labio con fuerza, sacando sangre de este.
Cuando logré separarme, este ardía y de él caían gotas de sangre al igual que de la boca de él.
Mire su rostro encontrándome con una clara mueca de dolor en él, debía aliviarlo.
Me coloqué de rodillas frente a él y lamí a lo largo de su extremidad para luego meterlo en mi boca y chuparlo, mi cabeza se movía de adelante hacia atrás con frenesí y las palabras sucias que salían de su boca me excitaban mucho más.
Las cadenas fueron aladas pero gracias a la Luna no rotas, así que continué con lo mío hasta que sentí en cálido líquido en mi garganta y su grave gruñido avisando así su clímax. Me puede de pie y sus ojos se encontraban del mismo color, pero estaba un poco más relajado.
-Deberías soltarme, ven y hazlo
-Lo haré pero debes calmarte antes.
-Quítate la ropa-, demandó recorriendo mi cuerpo con la mirada, -vamos no te hagas del rogar, sabes que lo deseas, ese omega no te satisface ni la mitad de lo que yo lo hago, ven, te daré placer-, repetía y su voz era cada vez más rasposa.
Comencé a hacer lo que me pidió quedándome solo en ropa interior.
-Todo Raya, ahora-, dijo demandante y quite lo demás, -Ahora quítame estas, acércate
Me coloqué frente a el y sentí como inalo mi aroma, por la altura en la que estaba se me dificultaba bastante el desatar las cadenas.
-Súbete en mis caderas, será más fácil-, dijo y así lo hice, pero luego comprendí el grave error que había cometido.
En un solo movimiento ya este se encontraba en mi interior, y es que como se me ocurre colocar mi intimidad desnuda justo sobre la de él.
-Salta gatita, veamos lo que puedes hacer.