CAPÍTULO. 20

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CAPÍTULO 20: ¿El consejo de un aliado?

Harry entreabría sus ojos de manera perezosa a causa de la luz que atravesaba la ventana, indicando el amanecer de un nuevo día, mientras suspira con cansancio, es consciente de toda la serenidad que invade aquella habitación que no reconocía.

De alguna forma, intentar levantarse le causa dolor, por lo que decide seguir acostado y observar todo a su alrededor, esa no era la habitación del hotel donde se hospedaba.

Con un poco de esfuerzo intentaba sentarse, pero sus músculos dolían demasiado, estaba molido, era mucho peor que su primera sesión de gimnasio, su cabeza también dolía y entreabrir los labios le produjo una sensación de ardor aparte de sentirse terriblemente sediento, llevando sus dedos hasta su labio inferior pudo corroborar que tenía una herida encostrada sanando en esa zona.

Cuando al fin pudo reposar su espalda contra el respaldar de la cama, exhaló profundo, queriendo olvidar todo el dolor muscular que le provocó ese movimiento, en cuestión de minutos, recobró la conciencia total y recordó los acontecimientos del día anterior, la pelea con Louis.

Solo pudo suspirar otra vez, había perdido, es lo único que tenía en mente y todo su cuerpo magullado quedó en segundo plano al recordar el motivo por el cual subió a ese cuadrilátero, Lessy. Estaba seguro que no podría ganarle a Louis, pero lo había intentado, ignorando que su cuerpo le pedía quedarse tendido sobre la lona, solo para intentar ganar la oportunidad de estar presente en la vida de su niño y ahora la realidad le golpeaba con tal fuerza, que solo se recriminaba por haber perdido.

En este punto, tampoco le importaba donde se encontraba, ya nada tenía sentido, porque debía cumplir con su promesa de alejarse. Al saber que no tenía oportunidad de ganar, fue sincero con Damiano, al pedir que cuidara de ellos, pero no se imaginaba lo difícil que sería asimilarlo.

Frustrado y enojado, decidió ignorar el dolor de su cuerpo y con un descuidado movimiento se puso de pie, resintiéndose al instante al sentir un dolor en las costillas que lo obligó a tomar asiento sobre la cama. Se odiaba, no había otro sentimiento para sí mismo, que no fuera reclamarse por todo, lo arruinó, "lo arruinaste todo" se repetía, con sus ojos cristalizándose y su respiración tornándose más pesada y ahogada, ya no tenía nada, perder a Lessy, obligarse a olvidar a su hijo a Louis, significaba perderlo todo y no había vuelta atrás.

Harry estaba tan perdido en su frustración, en medio de su constante sollozo que no se dio cuenta de la mujer que se encontraba en el marco de la puerta, la misma llevaba una bandeja en manos. Ella llevaba puesto un uniforme de servicio y en esa corta mirada que intercambiaron, quiso preguntarle donde estaba, pero la mujer habló primero.

—Le informaré al señor. —dijo ella, para luego salir de la habitación a paso apresurado, dejando la bandeja en una mesa.

Sin entender mucho, solo pudo limpiar su rostro con el dorso de su mano y hacerle caso a su cuerpo que le exigía beber algo y en esa bandeja pudo ver lo que era un desayuno completo.

Dado que su cuerpo dolía, le costó ponerse de pie y acercarse hasta la mesa para beber el vaso con jugo de naranja, se lo tomó en dos sorbos, tan aliviador y gratificante en su paladar.

Entonces la puerta de esa habitación se abrió una vez más, dejando ver a Damiano y a Liam, quien vestía una bata blanca, llevando su mochila colgando de un hombro.

—¡Despertaste! —dijo Liam—, ¿Cómo te sientes? —Harry parecía desorientado por la extrañeza con la que observaba a los hombres

—Es bueno saber que despertaste —habló Damiano, se veía decaído e incluso unas ojeras remarcaban sus ojos, fue una pésima noche—, si necesitas algo solo pídelo.

《Pequeño Ladrón》M-Preg [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora