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- ¿Vas a decirme algo sobre el tema, Tzuyu? -la voz de su madre rompió el silencio- Al menos, ten la decencia de mirarme

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- ¿Vas a decirme algo sobre el tema, Tzuyu? -la voz de su madre rompió el silencio- Al menos, ten la decencia de mirarme.

Tzuyu se removió incómoda en el asiento del copiloto de su auto, hace mucho tiempo atrás que había dejado de sentirse mareada, pero su madre insistió en conducir de regreso a su casa. En la enfermería habían dicho que el golpe no era para tanto, pero lo más preocupante era si su cabeza o cuello habían impactado contra el suelo al caer de su altura. La única indicación para el caso de sentirse extraña, era ir al hospital de inmediato. Su mejilla se sentía rara al haber sido tocada de esa forma tan agresiva. Además, de reojo podía notar la inflamación que se había formado a pesar del hielo aplicado en la zona.

El lado izquierdo era el afectado por lo que ese daba de lleno a su madre y eso de cierta forma le hacía sentir cierta vergüenza que no le permitía ver a su familiar a los ojos o enfrentarle. Si así se sentía siendo una persona normal, no quería imaginarlo teniendo un ego inflado.

- Tzuyu.

La chica alta fue inteligente y no miro a su madre ni porque percibía su tono firme al llamarle. Lo más disimulado que podía, llevo sus ojos al espejo retrovisor de su lado. Pudo denotar con calma el perfil de esa mujer enojada de cabello corto. Divagando en sus pensamientos, veía que no tenía tanto parecido con ella. Tenía más los labios y nariz de su otra madre. Irónicamente, Minju compartía algunos rasgos con la que no era su madre de nacimiento. Con ese último pensamiento fue que se dio cuenta que su mente buscaba una excusa para traer a su hermana a su mente. Negó con su cabeza al aire, ante esos pensamientos donde ella se veía como la única culpable de todo. Ella no podía evitar ver los paralelismos entre lo que le había hecho a Minju y lo de Sana, aunque fueran tiempos diferentes y contextos diferentes. Pero la única cosa que era evidente que tenían en común era una persona: ella.

El movimiento del auto deteniendose en la acera de su casa, la hizo salir de sus pensamientos de autoflagelación. Bajo del auto para entrar lo más rápido que sus piernas le permitían y buscando escapar directamente a su habitación. Lo tuvo fácil al portar la copia de las llaves en la mano para abrir la puerta principal y con el largo de sus piernas a la hora de dar zancadas por toda la entrada hasta llegar a las escaleras. Pero el poder de una madre era algo con lo que precisamente no contaba Tzuyu.

- Yoo Tzuyu.

Ese llamado con más seriedad que el anterior, si es que era posible, le hizo detenerse en su lugar. Tenía su pierna derecha sobre el escalón, pero la mirada hacia abajo. Un escalofrío se extendió por su cuerpo desde su nuca ante el recuerdo de aquella visión que le dio Irene sobre sus madres arriba de las escaleras. Y ese era el motivo para no atreverse a mirar en esa dirección. Era preferible mirar a su madre que enfrentar ese recuerdo amargo y eso fue lo que hizo.

La mirada que le daba Jihyo podía parecer de enojo total, más que nada por su postura corporal tensa y retraida. Pero con un ojo observador, se podía denotar esa mirada brillosa en sus ojos y cómo estos se movían en busca de alguna pista que le delatara el estado de su hija.

GЯΣKΉΛ「 satzu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora